Tribuna

Ante el Jubileo de los Misioneros de la Misericordia

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El extenso programa de los eventos que tendrán lugar en Roma con motivo del presente Año Jubilar incluye para los días 28-30 de marzo el Jubileo de los Misioneros de la Misericordia.



Dicha institución fue creada por el papa Francisco en 2016 en el marco del Año Jubilar extraordinario que convocó. Propuso que un grupo de sacerdotes designados por el respectivo obispo y nombrados por el Santo Padre fueran “un signo de la solicitud materna de la Iglesia por el Pueblo de Dios, para que entre en profundidad en la riqueza de este misterio tan fundamental para la fe”. Tal misión consistiría en ofrecer “anunciadores de la alegría del perdón” particularmente a través de la predicación y de la celebración del sacramento de la Penitencia (cf. Misericordiae vultus, 18-19). Desde sus inicios la coordinación de los Misioneros de la Misericordia ha sido llevada a cabo por la maestría de mons. Rino Fisichella.

Servicio pastoral

Al inicio de la Cuaresma de aquel Año Jubilar tuvo lugar en la Basílica de San Pedro el rito de envío del millar de designados. El número representa obviamente una parte ínfima del presbiterio universal, pero procedían de todos los rincones del orbe y respondían a un deseo de ofrecer su disponibilidad. El día anterior el papa Francisco les había recibido y les había dedicado una alocución que concretó la especificidad del ministerio.

El papa Francisco en el Parque del Perdón de la JMJ de Lisboa 2023 confesando

Las jornadas incluyeron actos litúrgicos y conferencias. El Santo Padre consideró la experiencia un válido servicio pastoral sobre el cual reveló que había recibido muchos testimonios de alegría. Por lo cual manifestó su deseo de que se prolongara como signo concreto de la gracia del Jubileo “a lo largo y ancho del mundo” (cf. Misericordia et misera, 9).

Con el mismo espíritu se reanudaron estos encuentros romanos. El primero tuvo lugar en 2018. Se caracterizó por el atractivo de poder escuchar testimonios de experiencias pastorales realizadas bajo el signo de la misericordia. El carácter universal de la Iglesia católica y el celo apostólico de los misioneros resplandecieron al constatar que, a pesar del tiempo transcurrido, la intuición del papa Francisco mantenía toda su actualidad. Poco después se publicó un anuario con fecha de 2019 que registra 911 misioneros.

Un impulso renovado

Algo semejante ocurrió por tercera vez en abril de 2022, cuando después de la pandemia fue una grata ocasión el reencuentro universal y la puesta en común, por grupos lingüísticos, de las experiencias personales del trabajo pastoral. Los momentos de oración litúrgica, las disertaciones de expertos y el encuentro con el Santo Padre dieron impulso a los que participaban por primera vez en tales asambleas y a los que acogíamos con acción de gracias esta nueva oportunidad.

Dos detalles quiero subrayar de este encuentro. En primer lugar, la conferencia del entonces predicador de la Casa Pontificia, el cardenal capuchino Raniero Cantalamesa, que una vez más mostró que a pesar de sus ochenta y ocho años conservaba la profundidad de doctrina y de pedagogía para describir “el misionero de la misericordia y la llamada a la santidad”. Segundo, el párrafo final de la homilía del papa Francisco: “Sí, la misericordia de Dios, en nuestras crisis y en nuestros cansancios, a menudo nos pone en contacto con los sufrimientos del prójimo. Pensábamos que éramos nosotros los que estábamos en la cúspide del sufrimiento, en el culmen de una situación difícil, y descubrimos aquí, permaneciendo en silencio, que alguien está pasando momentos peores. Y, si nos hacemos cargo de las llagas del prójimo y en ellas derramamos misericordia, renace en nosotros una esperanza nueva, que consuela en la fatiga” (24 abril 2022).

Acción específica

Ante tal caudal de doctrina y praxis alguien podría pensar que la institución de los misioneros de la misericordia ya habría agotado todo su objetivo. Pero no pasó desapercibido que en la Constitución apostólica promulgada cuatro semanas antes, que remodela la Curia romana, se especifica entre las atribuciones del Dicasterio para la evangelización: “La evangelización se realiza en particular mediante el anuncio de la misericordia divina, a través de múltiples modos y expresiones. A este fin contribuye de manera particular la acción específica de los Misioneros de la Misericordia, para quienes la Sección promueve y apoya la formación y ofrece criterios para la acción pastoral” (Predicate Evangelium, art. 59,2).

En este contexto la Conferencia Episcopal Tarraconense, que incluye las provincias eclesiásticas de Barcelona y Tarragona, encargó a monseñor Javier Vilanova, –obispo auxiliar de Barcelona y uno de los tres misioneros de ellas que han recibido en los últimos años el ministerio episcopal– la coordinación de los presbíteros misioneros en Cataluña. En la actualidad somos diecisiete en las diez diócesis, pero está en curso cubrir vacantes. En 2024 sólo se llevó a cabo una sola reunión presencial, aunque fue fructífera para comunicar experiencias e iniciativas. Se hizo un elenco de las actividades que cada cual según las peticiones recibidas o la propia responsabilidad ha llevado a cabo: conferencias, retiros, publicaciones… Pero se constató que, quizás a raíz de la epidemia, ha disminuido notablemente la práctica del sacramento de la Reconciliación. Se tomaron notas de las propuestas y sugerencias aportadas.

Devolver la esperanza

Así las cosas, el impulso que se considera necesario ha llegado gracias a la invitación a participar en el próximo Jubileo para los misioneros, previsto para los días 28-30 de marzo, esta vez no en el marco del Domingo Octava de Pascua o de la Divina Misericordia sino de la actividad cuaresmal que en Italia se conoce como “24 ore per il Signore”. En el contexto jubilar los misioneros se distribuirán por grupos lingüísticos en varias iglesias jubilares romanas. Tal invitación viene avalada por las palabras que el santo padre transmite en la bula Spes non confundit: “Durante el último Jubileo extraordinario instituí los misioneros de la misericordia, que siguen realizando una misión importante. Que durante el próximo Jubileo también ejerciten su ministerio, devolviendo la esperanza y perdonando cada vez que un pecador se dirige a ellos con corazón abierto y espíritu arrepentido. Que sigan siendo instrumentos de reconciliación y ayuden a mirar el futuro con la esperanza del corazón que proviene de la misericordia del Padre. Quisiera que los obispos aprovecharan su valioso servicio, enviándolos especialmente allí donde la esperanza se pone a dura prueba, como las cárceles, los hospitales y los lugares donde la dignidad de la persona es pisoteada; en las situaciones más precarias y en los contextos de mayor degradación, para que nadie se vea privado de la posibilidad de recibir el perdón y el consuelo de Dios”.

Un grupo de peregrinos entra por la Puerta Santa de la basílica de San Pedro en el Jubileo 2025

El documento papal estimula el campo de acción ya conocido y ofrece nuevos escenarios para el ministerio de los misioneros. Es de prever y desear que la peregrinación jubilar promueva los anhelos tan vivamente expresados en estos años por el papa Francisco.