Tal vez no hoy, pero sí cualquier día. La angustia de no saber donde están abuelos, padres, hijos, hermanos, maridos, esposas… Perderlo todo en pocos minutos, pasar la noche cómo y dónde puedes y, ver amanecer para que todo siga oscuro. Todos somos ellos.
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Tal vez no hoy, pero sí cualquier día. Nos puede pasar a cualquiera. Vivir la desolación y seguir viviendo por pura inercia, limpiar el barro y descubrir el lodo que se resiste a marcharse. Todos somos ellos.
Tal vez no hoy, pero sí cualquier día. Nos deberíamos tomar en serio ‘Laudato si’’ y ‘Laudate Deum’ porque toda acción provoca una reacción y la estamos viendo. Todos somos ellos.
Nada nos pertenece
Tal vez no hoy, pero sí cualquier día. Estaría bien recordar que nada nos pertenece, que somos sencillos administradores de un tesoro que se depositó en nuestras manos y que es frágil y hermoso a un tiempo. Todos somos ellos. Tal vez no hoy, pero sí cualquier día. Sería bueno que nos preocupáramos en saber cómo se llaman nuestros vecinos, no echar la culpa de todo a los que llegan de lejos, aceptar que, tras una catástrofe de la índole que estamos viendo, cuenta muy poco el color de la piel, el acento al hablar, o el Dios al que pedir ayuda. Todos somos ellos.
Tal vez hoy, y cualquier otro día también. Seamos capaces de transmitir esperanza en forma de consuelo y cercanía, amor y empatía, a una tragedia que no se olvidará y será necesario integrar en la vida porque es parte de ella. Aunque no será fácil. Todos somos ellos.
Tal vez no hoy, pero sí cualquier día. Podremos ser ellos y estar como ellos.
Tal vez hoy, y cualquier otro día. Debemos estar aquí para ellos porque, todos somos ellos.