Tribuna

Biden, un católico en la Casa Blanca frente a los fieles ‘trumpistas’

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A menos que se produzcan improbable golpe de efecto, Joe Biden será el 46º presidente de los Estados Unidos. También será el segundo presidente católico, después de John Fitzgerald Kennedy (1960-1963). Es el segundo católico elegido y fue el cuarto, tras Al Smith en 1928 y John Kerry en 2004, en intentar ocupar un cargo político pero también moral y religioso como es la presidencia estadounidense.



Los tiempos han cambiado

Biden es el segundo presidente católico, pero en una situación muy diferente a la de Kennedy. En ese momento el catolicismo estaba todavía en minoría comparado con el establecimiento de los protestantes y estaba mucho menos dividido internamente. Sobre todo, el de los años 60 fue un catolicismo en mejores relaciones con el Vaticano y el papado, especialmente por parte del episcopado y los laicos con influencia política y financiera; que el de a partir de 2013, que ha sido a menudo polémico (si no para-cismático en ciertos momentos) hacia el papa Francisco.

Joe Biden es un católico moderado que se ha adaptado al liberalismo del siglo XX, de la vieja escuela, en buenos términos con el Vaticano, pero está cuestionado por los obispos por su posicionamiento contra los antiabortistas, alineándose con el Partido Demócrata. Además, es un católico de la misma generación que Jorge Mario Bergoglio, con visiones similares (pero no idénticas, sobre todo en cuanto al papel de los Estados Unidos en el mundo) sobre muchos temas políticos, sociales y económicos. El nuevo presidente se parece más al Papa de que Kennedy con Juan XXIII en 1960 (o Smith en 1928 con Pío XI o Kerry en 2004 con Juan Pablo II).

Joe Biden Elecciones Victoria

Frente a un catolicismo a medida de Trump

Desde cierto punto de vista, Biden es el primer presidente católico; es decir, desde el momento en que a finales de los 70 la religión volvió a la política de forma militante, en los EE.UU. y en otros países. Esto es parte del problema que Biden tendrá que afrentar en sus relaciones con el catolicismo: navegar el triángulo formado entre la Casa Blanca, el Vaticano y el catolicismo americano. El sentimiento anti-Francisco en los EE.UU. es paralelo al sentimiento anti-Obama en la blanca y conservadora América cristiana, pero también es un sentimiento más profundo y extendido del Catolicismo ‘Trumpiano’. Ese catolicismo ‘trumpiano’ es parte de una involución teológica e intelectual que afecta a todas las capas de la iglesia en América: jerarquía, política, financiera y elites intelectuales. Biden tendrá contra él parte del sistema político-mediático católico que nunca ha ocultado su preferencia por Trump frente a Francisco.

La Conferencia Episcopal de los Estados Unidos ha estado paralizada durante mucho tiempo y, con raras excepciones, en el tema de la inmigración ha sido incapaz de pronunciarse sobre temas sociales y políticos sin seguir el conservadurismo del Partido Republicano. Los obispos tendrán que hablar con el presidente Biden como miembro de su iglesia en representación de muchos de sus fieles, y tendrán que tratar de olvidar los años en que cierta benevolencia de los católicos hacia la deslegitimación de la presidencia de Obama permitió que el ‘trumpismo’ fermentara.