Tribuna

CAMINO A LA SANTIDAD: Un santo “periodista”

Compartir

El Cura Brochero fue un hábil comunicador;
encontró en los medios de su tiempo una manera eficaz para misionar.

8d_5

MARCELO ANDROETTO

Millones de personas en todo el mundo observarán por televisión y por Internet la ceremonia en que José Gabriel del Rosario Brochero será proclamado santo por el papa Francisco el 16 de octubre próximo, en la Plaza de San Pedro, el corazón de Roma.
Paradójico, si se quiere: el Cura Gaucho realizó la mayor parte de su obra en el Valle de Traslasierra –es decir, del “otro lado” de las Sierras Grandes, desde la perspectiva de la capital de la provincia de Córdoba–, una región olvidada y oculta a fines del siglo XIX. Ahora, poco más de una centuria después de su muerte, la vida de Brochero adquirirá visibilidad global, una universalidad propia de la Iglesia a la que se entregó en cuerpo y alma.
Tiene sentido, si se quiere: este escenario planetario será posibilitado por las nuevas tecnologías en comunicación de este milenio, a la medida de un Brochero que fue precursor y profeta en cuanto a la utilización de los medios a su alcance –en ese entonces, los diarios y periódicos– para la difusión del Evangelio, la denuncia de las inequidades sociales y la propuesta de soluciones viables para las mismas.
En su libro La faceta periodística del Cura Brochero, la historiadora Liliana de Denaro da cuenta de este perfil: el inminente santo tuvo una fuerte presencia en los diarios de su época, ya sea escribiendo artículos y publicando su correspondencia con las autoridades gubernamentales, ya sea como asiduo protagonista de noticias por su incansable accionar pastoral.
La recopilación de de Denaro revela que Brochero fue mencionado por primera vez en la prensa cuando aún era seminarista, a propósito de un “acto público de Teología”. La pieza publicada en el periódico católico El Eco de Córdoba data de octubre de 1863 y censuraba el hecho de que la disertación hubiera tenido poca concurrencia.

brochero.tapa-okMás de una década después, el mismo periódico informaba sobre los 200 feligreses que Brochero, por entonces ya párroco del Curato de San Alberto, en Traslasierra, había conducido a lomo de mula a la ciudad de Córdoba para la práctica de los ejercicios espirituales ignacianos.
En los años siguientes, la construcción de una Casa de Ejercicios en Villa de Tránsito (actual Villa Cura Brochero) sería el motivo recurrente de publicaciones solicitadas por el Cura Gaucho a los diarios de la provincia, en las que se daban a conocer las listas de las donaciones recibidas, los donantes, los gastos realizados y la auditoría de los mismos como forma de garantizar la transparencia de lo actuado.
Según de Denaro, por entonces el proyecto pastoral de Brochero encontraba resonancia principalmente en las páginas de El Eco de Córdoba, mientras que el semanario dominical La Carcajada, pese a su orientación masona, “incluía, de tanto en tanto, alguna referencia cargada de ironía, pero que denotaban simpatía por el personaje”.
Ya en los albores del siglo XX, Brochero puso la mira en la construcción del ramal ferroviario Villa Dolores-Soto, que consideraba vital para el desarrollo de la región. Y los periódicos comenzaron a darle cabida a artículos de su autoría, además de las cartas y los telegramas que enviaba a las autoridades en pos de hacer realidad su proyecto. “Del Canónigo Brochero – El Ferrocarril a Soto”, publicado en el diario católico Los Principios en enero de 1906, da fe de ello.
En La faceta periodística del Cura Brochero se destaca que poco a poco el Cura Gaucho “se fue constituyendo en redactor, con verdaderas notas de actualidad, como: el derecho a la jubilación en la ancianidad y la enfermedad, la indiferente administración de justicia y los presos, las bondades del ferrocarril (…), la capacidad ecológica de la zona transerrana, etcétera”. El ‘Brochero periodista’ trascendió la geografía cordobesa y alcanzó a medios de otras provincias y de Capital Federal.
De Denaro destaca que Brochero “indiscutiblemente se valía de su pluma, como si fuera un gran púlpito, que le permitía hacer llegar su punto de vista –difundiendo valores de caridad, solidaridad, progreso y amor fraterno– a un extenso auditorio que superaba los límites provinciales y podía originar réplicas sujetas a nuevas respuestas, es decir establecía un diálogo atemporal… como era su estilo de oratoria”.
Este estilo de expresión comprendía, de acuerdo a la autora,“un trato familiar con políticos de larga trayectoria (…) que colaboraban gustosos en la concreción de sus proyectos… a pesar que el ‘Curita’ les tiraba las orejas con gracejo telúrico, por sus estilos de vida”.


Utilizaría Internet y WhatsApp

Brochero frecuentaba asiduamente las redacciones de los periódicos de su época. En consonancia con ello, Santiago Olivera, obispo de Cruz del Eje (Córdoba) y presidente de la Comisión Episcopal de Comunicación Social, afirmó a Vida Nueva que si el sacerdote viviera en la actualidad sería “amigo de todo comunicador. Aún de los más bravos. Él se acercaba a todos. Sabía de la fuerza mediática y los medios de comunicación sonlos nuevos púlpitos y areópagos”.
En el juego imaginario de pensar cómo lidiaría hoy el Cura Gaucho con las nuevas tecnologías en comunicación, incluidas las redes sociales, Olivera señala: “Brochero utilizaría Internet y WhatsApp porque son las ‘plazas’ donde se encuentran sus fieles. Para él no había distancias, iba con su mula casa por casa… Las tecnologías serían su (mula) Malacara, pero igual nunca dejaría el contacto con su gente, buscaría sumar a todos, a nadie dejaría afuera. Enseñaría doctrina y predicaría ejercicios espirituales por radio y tevé”.
El obispo de Cruz del Eje y coactor en la causa de canonización de Brochero, considera que de vivir en 2016, el “Curita” incluso se preocuparía por el estado de las conexiones de Internet. “Haría gestiones ante los gobiernos nacional y provincial para que haya igualdad de condiciones y mucha gente en Traslasierra pudiera tener Internet más rápido y mejores comunicaciones, porque todavía en nuestra tierra hay mucha desigualdad con respecto a otras regiones de la Argentina”.
Sin dudas, un santo a tono con los tiempos que corren.