Apreciado Eduardo Verástegui, no tengo el gusto de conocerte personalmente, pero he visto tus películas, admiro tu valentía en la promoción de valores como la vida humana a través de tus películas, aprecio mucho tu invitación a rezar el Rosario y reconozco tu proceso personal de conversión, que, como la de todos nosotros, es un camino que nunca se termina de recorrer y en el cual uno permanentemente se deja convertir, corregir y sorprender por Dios. El reconocerme hermano tuyo en la fe, con los mismos deseos que tú de seguir el camino del Maestro, a pesar de mis defectos, debilidades y fragilidades, es lo que me motiva a escribirte esta carta.
- DOCUMENTO: Texto íntegro de la encíclica ‘Fratelli Tutti’ del papa Francisco (PDF)
- LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
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Has construido un liderazgo muy relevante con creyentes a partir de tu invitación pública a rezar el Rosario, invitación que comparto y acojo plenamente. “Familia que reza unida, permanece unida”, decía San Juan Pablo II. Al mismo tiempo, la Iglesia mexicana, a través de varios obispos, te ha apoyado en tu acción pública, respaldo y liderazgo que, como todo don, se convierten al mismo tiempo en una grave responsabilidad, que debe hacerte ser muy cuidadoso de tus decisiones, acciones y palabras como actor público en que te has constituido.
No es ideología
Como tú sabes muy bien, y sobretodo como nos lo han recordado los últimos papas Benedicto XVI y Francisco, “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Deus Caritas Est 1 / Evangelii Gaudium 7). Es decir, el fundamento de nuestra fe no es la adhesión a una ideología política, social o inclusive a cualquier ideal ético o moral; sino la iniciativa libre de Dios, que nos ha amado con su misericordia a pesar de nuestro pecado.
Por este motivo, todos los cristianos que tenemos una voz y presencia pública, debemos ser muy cuidadosos para que, con nuestro testimonio o antitestimonio, oscurezcamos o confundamos el mensaje central del Evangelio, el cual es que Dios nos ama a todos por igual. Es lo que la Iglesia ha llamado desde siempre, el ‘Kerygma’.
Confundir el ‘Kerygma’
Uno de los muchos peligros es confundir el ‘Kerygma’ con un anuncio político. Así lo señaló el papa Francisco el 4 de marzo de 2019 en audiencia pública: “No se puede exigir a la Iglesia o a sus símbolos eclesiales que se conviertan en mecanismos de actividad política”. Por este motivo, muchos nos preocupamos cuando, al mismo tiempo que te convertías en un promotor público del rezo del Rosario en actos masivos y ganabas un liderazgo genuino con muchos católicos, a los pocos días asumías un rol en primera línea en una de las campañas presidenciales de Estados Unidos.
El problema no está en apoyar la campaña presidencial de Donald Trump, sino en que pareciera que has usado la promoción del Rosario para construir un capital político, el cual se usa en favor de un candidato. Supongo que esa jamás fue tu intención; sin embargo, en los hechos eso fue lo que pareció. Todos los ciudadanos –cristianos o no cristianos– tenemos el derecho y la obligación de participar en los asuntos públicos. El problema es cuando instrumentalizamos la fe para un objetivo político. Eso, además de equivocado, es perverso, pues el mensaje de amor y redención de Cristo es mucho más importante que una campaña política, y su redención abraza a todos: republicanos y demócratas, creyentes o no creyentes.
¿Biden comunista?
Finalmente, hace unos días, fue un hecho noticioso la publicación en tus redes sociales acusando al candidato contrario a la campaña que apoyas de ser comunista; y todo por el hecho de aparecer en fotografías al lado de los presidentes Mujica, del Uruguay, y Obama, de los Estados Unidos, justamente un día antes del acto masivo en que habías abanderado una campaña para el rezo del Rosario y unos días después de que el papa Francisco había publicado su última encíclica social, ‘Fratelli tutti’, en la cual el mensaje principal es la invitación a evitar las polarizaciones y a promover una cultura de encuentro y amistad cívica. El problema, nuevamente, vuelve a ser el peligro de instrumentalización política de la fe, pero, en esta ocasión, el mensaje que comunicas, además de exacerbar y polarizar el ambiente político, es un mensaje a partir de un prejuicio o idea que no se sujeta a la realidad.
Además de que, desde ninguna perspectiva seria, desde la ciencia política se puede catalogar a los expresidentes Mujica y Obama de comunistas; pues ellos, más bien, se adscriben a la socialdemocracia, que es muy distinta del comunismo; por otra parte, pretender simplificar la realidad política a una mirada de comunismo vs anticomunismo le hace daño a nuestra convivencia social, pero sobre todo a la realidad. Miradas anticomunistas han dejado en la historia de la humanidad millones de muertes, dramas humanos y múltiples violaciones a los derechos humanos.
La sabiduría de Mafalda
Hace unos días falleció el humorista argentino conocido como Quino. En una de sus ilustraciones, Mafalda nos recuerda: “A mí lo que más me preocupa es cómo bajar el egoísmo”. ¡Hoy día el enemigo no es el comunismo, sino el egoísmo!
Te invito a leer el magisterio y la enseñanza social de la Iglesia, a formarte y dejarte formar por la doctrina social de la Iglesia. ¿Has leído la última encíclica social de nuestro Pontífice? ‘Fratelli tutti’, que además tiene varios capítulos dirigidos explícitamente a católicos que tengan responsabilidades políticas como tú. ¿Has observado que, en esa encíclica social cuyo mensaje se funda en la tradición de la Iglesia, jamás menciona al comunismo? Al contrario, lo que nos invita es a que nos reconozcamos todos como hermanos.
Formación en profundidad
Te invito sinceramente a formarte en profundidad y no superficialmente; de lo contrario, aunque tengas la mejor intención, el peligro es que conduzcas a un despeñadero a muchas personas que creen y te siguen. Cuenta con mi oración. Caminamos juntos en esta casa común, somos hermanos en la fe, al mismo tiempo que son hermanos nuestros a quienes piensan distinto o tienen opciones políticas muy distintas –incluidos los comunistas–, quienes merecen todo nuestro respeto, partiendo del discurso político.
Finalmente, quiero compartirte otro extracto del mensaje que el papa Francisco nos dio hace un año a la Academia de Líderes Católicos en Roma: “Ser católico en la política no significa ser un recluta de algún grupo, una organización o partido, sino vivir dentro de una amistad, dentro de una comunidad. Si tú, al formarte en la doctrina social de la Iglesia, no descubres la necesidad en tu corazón de pertenecer a una comunidad de discipulado misionero verdaderamente eclesial, en la que puedas vivir la experiencia de ser amado por Dios, corres el riesgo de lanzarte un poco a solas a los desafíos del poder, de las estrategias, de la acción, y terminar, en el mejor de los casos, con un buen puesto político, pero solo, triste y con el riesgo de ser manipulado” (4 de marzo de 2019).
José Antonio Rosas es director de la Academia Latinoamericana de Líderes Católicos