(Antonio Pelayo – Corresponsal de Vida Nueva en Roma)
“Juan Pablo II, a la hora de cubrir la archidiócesis lombarda, una de las mayores del mundo, escogió el camino de la innovación y nombró al jesuita Carlo Maria Martini, que no estaba en ninguna quiniela. ¿Hará lo mismo su sucesor?”
En un futuro más o menos inmediato se producirán dos ceses que suscitan interés. Para la prefectura de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que abandonará el cardenal indio Ivan Dias por motivos de salud, circulan los nombres de monseñor Fernando Filoni, actual sustituto de la Secretaría de Estado (de quien no es que las lenguas curiales se deshagan en elogios) y el actual nuncio en Italia, monseñor Giuseppe Bertello.
Más interesante es aún la sucesión del cardenal Dionigi Tettamanzi, que cumplirá 77 años el próximo 14 de marzo, como arzobispo de Milán. En juego dos cardenales de peso: el patriarca de Venecia, cardenal Angelo Scola, y el cardenal Gianfranco Ravasi, actual presidente del Pontificio Consejo para la Cultura. Difícil disyuntiva –si es que realmente lo es– para Joseph Ratzinger, que aprecia mucho a ambos.
Juan Pablo II, a la hora de cubrir la archidiócesis lombarda, una de las mayores del mundo, escogió el camino de la innovación y nombró al jesuita Carlo Maria Martini, que no estaba en ninguna quiniela. ¿Hará lo mismo su sucesor?
En el nº 2.744 de Vida Nueva.
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