Poco a poco el auditorio se fue llenando de personas evidentemente distintas, todas consagradas, participantes del Congreso Internacional “Consecratio et consecratio per evangelica consilia” organizado por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA), del 3 al 6 de mayo, en la Pontificia Universidad Antonianum, en Roma.
Después de un espacio de oración, dimos inició al congreso con el saludo del cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la CIVCSVA, quien agradeció la posibilidad de buscar juntos y entender la consagración en el momento actual de la Iglesia. Somos un pueblo numeroso en la Iglesia, tenemos que intentar que el ‘vino nuevo’ de Jesús, nos recree en el gozo de comunicar el Evangelio.
El cardenal señaló que asistimos al fenómeno diversificado de la consagración, necesitamos criterios auténticos para discernir lo que está sucediendo. La vida consagrada forma parte esencial de la Iglesia, somos Iglesia pueblo de Dios que camina en la historia. Los religiosos somos parte integrante del Reino de Dios.
También expresó que nuestra consagración hunde sus raíces en la consagración bautismal y la realiza más plenamente. Por tanto, es necesario dejar que la gracia del bautismo dé fruto y se convierta en camino de santidad.
La fuerza irresistible de la Palabra
Nuria Calduch-Benages, del equipo que estudia el diaconado para las mujeres, se refirió a la dimensión bíblica de la consagración en la primera conferencia: “La fuerza irresistible de la Palabra”.
Como los profetas, todos llevamos dentro el deseo de Dios. La misión profética de la vida consagrada es ser testimonio de la presencia de Dios en un mundo lacerado. No es tan importante hablar de Dios, como demostrar que estamos interesados en Dios.
El lugar del profeta es la calle, la plaza pública… El profeta tiene que estar en contacto con el mundo que lo rodea. Ningún ámbito de la vida humana, puede serle indiferente. Hombres y mujeres estamos llamados a desempeñar múltiples tareas de frontera, que anuncian los valores eternos. Por eso, la dimensión pública y política de la vida consagrada son un reto de cara a las estructuras de poder.
Los profetas rompen barreras. No hemos sido llamados a anunciar nuestras ideas personales o congregacionales, sino a anunciar la Palabra de Dios en perspectiva sapiencial ante lo humano, lo formativo-pedagógico, el servicio, lo ecuménico, y lo ecológico.
Una mirada holística
El arzobispo José Rodríguez Carballo, por su parte, abordó una visión holística de la vida consagrada. El tema de la consagración es ambiguo… esto indica su variedad y su riqueza.
La vida consagrada no es sólo una estructura de la Iglesia, sino una estructura en la Iglesia. Es difícil definirla. Va más allá de los votos de pobreza castidad y obediencia, como total entrega, como vida transfigurada al servicio de los demás, como alianza y cumplimiento.
Ciertamente, no se puede encerrar la vida consagrada en una definición. Su identidad es compleja y narrativa, pues se trata de una biodiversidad carismática, es un mosaico de carismas que no pueden definirse, sino narrarse, contarse.
A los votos hay que añadirles la vida fraterna, el profetismo, el cuidado de la interioridad y la misión. Dios nos consagra para ser enviados, eso elimina la dicotomía entre consagración y misión. La vida fraterna es ya misión, pero sobre todo profecía.
Por otra parte, es preciso afirmar la radical igualdad entre todas las vocaciones que conforman el Pueblo de Dios y no perder de vista la diversidad como elemento constitutivo de la vida consagrada.
Consagrados para la misión, no para las obras
“¿Te adaptas a la realidad o adaptas la realidad a ti?” Con esta pregunta, la subsecretaria de la CIVCSVA, Carmen Ros Nortes, recordó los objetivos del congreso, insistiendo en que queremos hacer encajar la vida consagrada en estructuras que ya no pueden contenerla.
¿Cómo nos percibe el mundo? A esto hay que responder con la propia vida. Estamos consagrados para la misión y no para las obras.
Surgen más preguntas: ¿qué es lo especifico de nuestro estilo de vida, respecto a la consagración bautismal?, ¿cuáles son los elementos comunes y cuáles los que expresan la originalidad?, es decir, ¿cuáles son los elementos que nos unen y cuáles los que nos hacen diversos?
El Espíritu Santo, “crea desorden en la Iglesia”, porque a cada carisma nos sitúa en el lugar de la diversidad. Una formación que no transforma no es formativa. Toda nuestra vida es para la relación, con el mundo y con los otros.
Vigilia en Letrán
Con estas interpelaciones nos pusimos en camino de oración. Durante dos horas de vigilia –presidida por el arzobispo Carballo– en la basílica de San Juan de Letrán, nos detuvimos en cinco momentos configuran nuestra identidad: somos Pueblo de Dios; enraizados en la Palabra; la mística el encuentro; armonía del Espíritu; y testimonio del amor.
Al día siguiente, con alegría y nuestro mejor traje, llegamos al encuentro con el Papa. Todos sabíamos que este encuentro nos traería palabras para que se renovara la esperanza y ardiera el corazón.
A los que representamos a la CLAR, nos sentaron en primera fila, y aunque el Evangelio nos invita a optar por los últimos lugares, no podemos negar que nos sentimos alegres con semejante privilegio.
Oración, pobreza y paciencia
Desde ese lugar en el que estábamos resonó su mensaje. Nos invitó a la oración, a la pobreza y a la paciencia. Seremos fecundos si somos orantes, pobres y pacientes.
Sobre la oración, Francisco dijo que se trata de volver al amor primero. De renovar la consagración en la oración. Señaló que el Espíritu es creativo y hace la diversidad, es fiel y hace la unidad.
Resaltó la pobreza como el “muro de la vida consagrada”. Insistió en que sin la libertad que da la pobreza, no hay fecundidad en la vida consagrada.
Por último, nos invitó a “entrar en paciencia”. A portar sobre la espalda los problemas del mundo.
La consagración carismática, esplendor de la belleza divina
Tras el encuentro con el Papa, José Cristo Rey García Paredes, en su intervención, se refirió a la dimensión teológica y carismática de la vida consagrada.
Nos motivó a comprender juntos el don recibido. La vida consagrada es un acontecimiento de belleza. Aún más, la consagración carismática es el esplendor de la belleza divina. Además, “hemos ido pasando de la idea de Institutos a la idea de familia”, nos recordó el teólogo español.
Lo contrario a la belleza no es la fealdad, es el sinsentido, subrayó, al disertar sobre la teología de la alianza a partir de cuatro dimensiones de la consagración ‘dadoras de sentido’: la clave sacramental y litúrgica; la clave pneumatológica; y la clave carismática; y la clave escatológica.
Consagración no es un sustantivo, es un verbo
Donde la alianza es acogida, hay consagración. Consagración no es un sustantivo, es un verbo. En el acontecer de la alianza la belleza de Dios se refleja en todos los seres humanos y en todas las creaturas. Cuando vamos por las calles deberíamos decirle a la gente: Dios está en alianza contigo y te busca.
Por otra parte, no podemos negar que la alianza está amenazada de infidelidad. Cada época crea sus ídolos. Por eso los tres consejos evangélicos son expresiones de la alianza.
Al concluir su conferencia, García Paredes destacó tres razones para la consagración carismática:
- La simbólica, porque el Espíritu nos ha ungido para ser símbolo de la consagración de todos y de todo. Con nuestro testimonio queremos colaborar a la narración de la alianza.
- La Ética, porque con nuestro carisma de consagración, de servidores de la alianza, de colaboradores del Espíritu, nos hacemos parábolas vivientes de su persona y su enseñanza. De este modo, podremos luchar contra todo tipo de profanación de la alianza, contra la explotación de la naturaleza y toda exclusión.
- La estética, porque la vida consagrada tiene la misión de embellecer, de transfigurar los rostros, de reflejar la belleza divina y ser expresión existencial de la belleza de Jesús con su estilo de vida. Es la belleza de vivir los hermanos unidos.
En la última intervención del día, sobre la dimensión jurídica, Sebastiano Paciolla comenzó afirmando que “no se puede entender el Código de Derecho Canónico sin conocer el Concilio Vaticano II”.
¿‘Nuevas formas’ u ‘otras formas’ de vida consagrada?
Luego de repasar algunos cánones, se detuvo en lo que hoy llamamos ‘nuevas formas’ de vida consagrada: “con esta denominación encontramos muchas realidades distintas: nuevas comunidades, institutos, o varias expresiones que tienen que ver con el derecho de asociación”.
Paciolla también interpeló si sería más correcto hablar de ‘otras formas’ de vida consagrada. Vale la pena interrogarse por el criterio de novedad: ¿son nuevas con base a qué? Es un tema que ha interesado a la CICVSVA desde 1983, en el propósito de examinar con esmero estas realidades, ayudando a enmarcarlas desde el punto de vista jurídico y estableciendo las necesarias diferencias entre estilo de vida y forma de vida.
Después de rezar las Vísperas en distintas lenguas y sentir el gozo de caminar juntos, dimos por terminada la jornada.
Fraternidad y pluralidad
El tercer día del congreso lo vivimos en un ambiente fraterno y muy plural, en torno al trabajo en grupos que fue propuesto contemplando las siguientes preguntas:
- ¿Qué es lo más específico de los institutos religiosos con relación a su presencia e inserción en el mundo de hoy?
- ¿Qué dinámica se vive entre consagración y misión?
- ¿Qué significa la vida fraterna desde su experiencia?, es decir, ¿de qué vida fraterna se hace experiencia concretamente?
- En los carismas específicos, ¿desde qué rostro se asumen los votos?
La puesta en común fue muy densa. Al final de la jornada fueron expuestos los frutos del trabajo realizado por los institutos religiosos (11 grupos), los institutos seculares, las vírgenes consagradas, las ‘nuevas formas’ de vida consagrada (32 personas de 11 institutos), las sociedades de vida apostólica y las asociaciones y movimientos.
Para continuar caminando
En la jornada conclusiva, el cuarto día, el arzobispo José Rodríguez Carballo planteó algunas cuestiones abiertas y caminos posibles. Estas son algunas de las ideas expuestas, a modo de convicciones y compromisos que nos deja el congreso:
- La vida consagrada es una vocación diversificada en la Iglesia y al servicio de la misma.
- Todos participamos de la misma consagración radical. Todas las vocaciones están radicalmente unidas por el bautismo y muchas de ellas por los consejos evangélicos.
- La consagración es una realidad, más que un concepto. Una realidad que nadie puede monopolizar en la Iglesia.
- La vida consagrada es una dimensión constitutiva de la Iglesia, no es un apéndice.
- Nuestra identidad es siempre relacional. Si el carisma es auténtico, no es excluyente.
- La vida de un consagrado no se puede entender sin una vida totalmente referida a Dios. Por la consagración, Dios toma ‘posesión’, la vida consagrada comporta una total dedicación a Dios.
- La misión nos debe colocar en ‘situación de riesgo’, y debe ponernos al servicio de los demás e interesarnos por lo que es auténticamente humano.
- La alianza se vive en fidelidad e implica una búsqueda incansable.
- Es necesario continuar la reflexión sobre la consagración, desde el punto de vista teológico, para después incorporarla al cuerpo legislativo de la Iglesia.
La vida consagrada es “el alma de la Iglesia”
“Es de valientes haber convocado un congreso sobre la consagración”, dijo Carballo en sus palabras finales. La vida consagrada, según el papa Francisco, es “el alma de la Iglesia”, y así será si caminamos juntos, en comunión. “Sigamos trabajando en red respetando la diversidad. Cada cual permanezca en la vocación a la que ha sido llamado”, nos animó el arzobispo.