Tribuna

Cuando las barbas de tu vecino veas…

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… mojar, pon las tuyas a remojar, dice el refrán español. Y eso es lo que tendrían que empezar a hacer las víctimas de los abusos sexuales en la Iglesia española, a tenor de lo que ha sucedido en Portugal, nuestro país vecino.



Hace ya varios días se hizo público el relatorio que la Comisión Independiente, a la que la Conferencia Episcopal portuguesa encargó la investigación de los abusos en ese país entre 1950 y 2018. La rueda de prensa en la que se presentó el documento de casi quinientas páginas -y que he leído en su totalidad y he llorado leyéndolo- supuso para los portugueses la confirmación de una sospecha, y es que su país no era diferente al resto.

Con todo detalle

La Comisión, capitaneada por Pedro Strech, experto psiquiatra infantil especialista en abusos,  no ahorró detalles al exponer los hechos. Allí se habló de cifras, 4815, en número se visualizan mejor, pero, sobre todo, se leyeron declaraciones de las víctimas. Eso significa que se leyeron procesos que van desde cómo se teje la telaraña que va envolviendo a la víctima -esto es el abuso psicológico- hasta terminar con la agresión sexual narrada con detalle. Es muy diferente escuchar a una persona decir “me violó”, a escucharla contar cómo fue violada en muchas ocasiones.

obispos asamblea plenaria conferencia episcopal española 2017

Fui testigo de un país conmocionado por lo que habían escuchado. He sido testigo de las respuestas de muchas personas, en medios de comunicación de todo tipo, y en las parroquias e iglesias de Lisboa aquel fin de semana. Me consta el llanto, literal, de muchos sacerdotes. Era imposible estar en Portugal y no sentirte afectada por lo que estaban viviendo.

Por desgracia

Tras cuatro días de retiro en Fátima, la Conferencia Episcopal convocó una rueda de prensa. ¿Una más? En un alto porcentaje sí, una más. Por desgracia.

Se siguen cometiendo los mismos errores -que cada diócesis responda según le parezca mejor- así no hay un plan conjunto de actuación; se cae en las mismas tonterías, con el debido respeto, pero son tonterías: ¿de verdad las víctimas necesitan un memorial?; que hay muchos agresores sexuales que ya han fallecido -pero no las víctimas- ¿y dejan de serlo porque el agresor haya fallecido?

El problema de fondo

El problema de verdad, el de fondo, no se aborda. Ese problema sigue siendo el clericalismo y, mientras no se aborde de verdad esa cuestión -y no se hace- nada cambiará. Porque al no abordarse tampoco se puede afrontar la realidad de los encubrimientos que todavía hoy se dan en diócesis, en congregaciones religiosas, y en el Vaticano y, así, no se puede avanzar.

Las víctimas necesitan el respeto, la acogida, la escucha y el acompañamiento que sea necesario. Nadie habla de que una denuncia no sea investigada. Es necesario hacerlo, sin embargo, que se pierda, o dilatar una investigación años, tiempo durante el cual la víctima no es informada de nada, solo sirve para acrecentar el dolor y el sufrimiento.

Seguir investigando

Los obispos de Portugal no han estado a la altura -como los de ningún país hasta ahora- de la impecable Comisión que ha investigado esta tragedia, y que ha advertido que habría que seguir investigando porque, lo descubierto, es solo la punta del iceberg. Advertidos están.

¿Qué pasará en España cuando se haga público el informe de la investigación encargada al equipo de abogados del despacho de Cremades-Calvo Sotelo? ¿Cómo reaccionará la Conferencia Episcopal Española?

Por lo que pueda ser y, visto lo que ya vamos viendo en todos los países donde se ha realizado una investigación de este tipo, que las víctimas vayan poniendo las barbas a remojar, puesto que han visto pelar las de sus vecinos.

Una pena. Una desgracia. Una nueva revictimización de las víctimas.