Tribuna

De la identidad a la identificación

Compartir

Muchas personas desconocen la historia de la Iglesia, su origen y desarrollo mestizo, la pluralidad reflejada ya en el Nuevo Testamento, la misión hecha itinerancia y movilidad humana. Una movilidad que hunde sus raíces en la historia del pueblo hebreo. Si redescubrimos la historia de la salvación y la catolicidad, la mirada cambia, lo que parece extraño se convierte en habitual, lo ajeno y lo propio, en lo compartido.



Ante la realidad de las migraciones o los prejuicios ante los niños o jóvenes migrantes no acompañados la vacuna contra el miedo es profundizar en la catolicidad, desideologizar la fe. Comprender que el proyecto de Dios sobre la humanidad y su Pueblo es la comunión, la fraternidad en movimiento, la cultura de la vida. Y reclamar a quien corresponda en el espacio público, modelos de acogida integrales que ofrezcan a estos jóvenes herramientas para favorecer su integración.

parroquias, Mesa Hospitalidad

En el evangelio de Mateo aprendemos que las preguntas claves de Jesús no tienen que ver con nuestras identidades nacionales sino con quiénes nos hemos identificado.

Revitalizar comunidades

¿Con quiénes me identifico? ¿Cómo me relaciono con Dios, con los vecinos, los otros, con el mundo, conmigo mismo? ¿Desde el miedo o desde la apertura a la verdad y el encuentro? ¿Qué vínculos soy capaz de generar? Ante las polarizaciones y fracturas sociales la exhortación pastoral ‘Comunidades Acogedoras y Misioneras’ propone: acogida, reconocimiento, cuidado, respeto, hospitalidad, corresponsabilidad por la dignidad y el bien común en nombre de Jesús.

Basta ya de alimentar hostilidades. Repensemos el modo de relacionarnos desde el Reinado de Dios, así, a imagen de las “células madre”, revitalizaremos comunidades que, en cada barrio, pueblo o ciudad, contribuyan a regenerar el tejido social, haciendo más humano y habitable el mundo que Dios nos ha confiado.

Lea más: