Tribuna

El hábito hace a la monja (no siempre)

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El 9 de febrero de 2017, el papa Francisco expuso los principios de la nueva educación a los participantes en la asamblea plenaria de la Congregación para la Educación Católica: “Las instituciones educativas católicas están llamadas a practicar la gramática del diálogo que configura el encuentro y a valorar la diversidad cultural y religiosa. El diálogo educa cuando la persona se relaciona con respeto, estima, sinceridad de escucha y se expresa con autenticidad, sin oscurecer ni mitigar su propia identidad alimentada por la inspiración evangélica”. ¿Es posible educar a la persona humana y personalizar la acción educativa, como cuando un sastre confecciona un “traje a medida”?



Barbara Marchica y el sacerdote Giulio Osto han dedicado un libro al tema del “vestir” con el objetivo de crear una “tierra donde la antropología, la teología y la liturgia se entrelazan para dar profundidad y sabor a nuestro ser en el mundo”. A propósito de este proyecto educativo emana una pregunta existencial: ¿la moda tiene alguna influencia en la religiosidad de las personas?

El estilo del hábito religioso siempre ha sido un tema muy debatido y ha entrado también en el ámbito académico en la Pontificia Universidad Gregoriana. En los últimos años, debates, publicaciones y exposiciones sobre la ropa de las religiosas y las vestimentas litúrgicas han dado lugar a nuevos espacios de reflexión . Este encontró su culminación en la exposición Heavenly Bodies: Fashion and the Catholic Imagination en el Metropolitan de Nueva York (2018), encargada por el cardenal Gianfranco Ravasi. A su vez, estaba inspirada en el ensayo titulado Tú cubriste mi vergüenza de Anne Lécu, una monja dominica francesa.

Teología del vestir

En el libro Dios tres veces sastre. Moda, Iglesia y Teología, el padre dominico Alberto F. Ambrosio, no se limita a abordar el vínculo entre moda, Iglesia y teología, sino que resalta el perfil ético del vestir. Como director de investigación del Collège des Bernardins, el padre Ambrosio se ocupa de las relaciones entre la moda, el estilo de la ropa y la identidad religiosa.

¿Podemos hablar de una teología del vestir?, ¿se puede decir que la ropa es una expresión de un credo femenino? El diseño de la indumentaria de las monjas es un tema al que ahora se dedica la investigación académica, especialmente desde una perspectiva personalista y existencial. ¿Tiene la moda alguna influencia en la espiritualidad de quienes se acercan al culto divino? La era de la Reforma dictó reglas estrictas para el uso y estilo de la ropa.

moda en la vida religiosa

En la Europa contemporánea, en cambio, ha prevalecido una moda no confesional, capaz de ir más allá de las diferentes declinaciones morales de las confesiones religiosas, pero igualmente incapaz de tender un puente entre una vestimenta casta y un estilo “a la moda”. El carisma de las órdenes religiosas debe contrarrestar la vanidad y no sacrificar la individualidad en favor de un estilo común.

Se podría hablar del redescubrimiento de la “sostenibilidad” generalizada. Este principio, que a menudo se repite en el Magisterio del Papa Francisco, ya había sido propuesto para la vestimenta de los monjes por Benedicto de Norcia, quien no impuso el color ni el estilo del hábito, limitándose a prescribir llevar “lo que se pueda encontrar en cada lugar”. Un detalle de la Regla que hoy podría interpretarse: “¡usa lo que sea funcional para tu tarea en el mundo!”.

Se ofrece como lo opuesto por completo al machismo del cardenal Suenes, quien, después de ver a unas monjas entre el tráfico a bordo de una ‘scooter’ con faldas y velos ondeando, llegó a decir que esas monjas eran un peligro para ellas mismas y para los demás.

*Artículo original publicado en el número de febrero de 2021 de Donne Chiesa Mondo. Traducción de Vida Nueva

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