Tribuna

El Pastor. Diez años de pontificado del papa Francisco

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En estos días, en concomitancia con los 10 años de pontificado del Papa Francisco, ha salido un libro escrito por los periodistas Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti que resume, a través de largas conversaciones con el pontífice argentino, estos años de magisterio pastoral de Jorge Mario Bergoglio.



Los mismos autores de “El jesuita”, libro entrevista que ha ayudado a conocer la figura del primer pontífice latinoamericano, que era, para la mayor parte de la grey católica, un desconocido. Este nuevo y minucioso trabajo de los autores amplía aun más la mirada sobre la figura del Papa argentino: desde la sencillez de las respuestas a temas complejos como el abuso a los menores en la Iglesia o la administración de los recursos financieros de la Santa Sede, hasta las diferentes iniciativas llevadas adelante para detener conflictos y guerras.

Papa Francisco Mediaset

A lo largo de las conversaciones se delinean pedazos de la humanidad de Francisco, que muchas veces cuestiona a una sociedad despiadada; me refiero, por ejemplo, a la cuestión del perdón. El Papa invoca el cambio de una cultura de la venganza, rechazando una condición humana que “expresa una inclinación maniquea a dividirlos en buenos y malos, y no reconocernos como pecadores” (la referencia es para los cristianos). Y evidencia cómo el mundo ha perdido la capacidad de ternura. Afirma: “la ternura es lo que hace falta siempre para consolidar el perdón. La capacidad de acariciar, que se perdió en la sociedad del descarte de los ancianos, de los enfermos, de los jóvenes que vivimos y a la que me refiero con frecuencia.”

El Evangelio en el centro

Asimismo a través de las páginas del libro se contrarresta una lectura política partidista sobre su supuesto involucramiento en la política vernácula y en cambio se transmite su visión de la política como “el más alto servicio de la caridad” y “la búsqueda del bien común”. Es aquel amor político que propone a los actores de la política actual en la “Fratelli tutti”. No es un Papa peronista, ni un Papa radical, es un pontífice jesuita que busca poner en el centro de su vida el Evangelio y el amor a los más pobres. Y busca comunicar esto al entero pueblo de Dios.

Es la figura de un Papa padre, pastor que frente a un futuro incierto, preocupante, indica la esperanza de una luz, de un futuro que podemos construir juntos en la medida que recordamos e interiorizamos sus palabras al comienzo de la pandemia del Covid 19, “nadie se salva solo” y “estamos todos en el mismo barco”. El pontífice que ha llegado del fin del mundo nos indica frente al pesimismo gris y arrogante del individualismo, la construcción de un “nosotros colectivo” y creador de nuevas utopías y sueños.