Tribuna

El poder de la palabra justa

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La filosofía enseña que el mundo es susceptible de ser cambiado; de pasar de un paradigma malo a un paradigma bueno con la condición de usar el intelecto. Lo inteligible (una idea que es de orden espiritual y metafísico, en contraposición a lo sensible y material) solo es accesible para mentes perspicaces y despiertas.



Del mismo modo, el despertar espiritual solo es posible a través de la Gracia Divina. Kant, esa mente privilegiada del idealismo alemán, pensaba que el Mal radical se debe a la condición finita del ser humano, que actúa sin conciencia y siembra el Mal por doquier. Satanás, es cierto, es el Principio del Mal, pero el ser humano posee grandes facultades que le permiten liberarse del Mal por intervención divina en primer lugar y, luego, gracias al esfuerzo personal de mejorar en el sendero luminoso del Bien.

Más Que Silencio, grupo de meditación. Foto: Jesús G. Feria

Mediante la contemplación

El gran Avicena, ese filósofo de la edad de oro islámica, para mí el más grande en la historia de la filosofía, pensaba, al ser influenciado por el ‘divino Platón’, que el mundo de lo inteligible solo se alcanza mediante la contemplación. La ‘teoría de la emanación’, que es un concepto filosófico hermético, es decir solo accesible para iniciados, supone que el Mal viene del principio del Bien; es decir, de Dios mismo.

Él es el único Creador y posee los más bellos nombres, que son 99. Entonces, el Mal es en realidad ilusorio porque solo existe un Dios que actúa conforme a su Divina Providencia.

Recompensa para los justos

En resumidas cuentas, la buena nueva consiste en que, tarde o temprano, Dios acabará con el Mal y dará recompensa para los justos que lucharon con valentía para vencer el Mal con todas sus fuerzas. Esa gente contemplará la faz de Dios en el Paraíso. El poder de la palabra justa consiste en eso, en defender los valores morales cueste lo que cueste. Y la palabra justa tiene el poder de cambiar el mundo, aunque las mentes estrechas no pueden concebir esa fantástica revolución.


*Achraf Boudra es filósofo y escritor.