Habría muchas maneras de analizar ‘Querida Amazonía’. Una perspectiva sería la literaria, y desde ese punto de vista vemos que se trata de un documento muy trabajado. Está estructurado en torno a cuatro grandes sueños y enriquecido por poemas y textos de diversos autores. No solo se citan autores latinoamericanos relevantes como Pablo Neruda, Vinicius de Moraes o Thiago de Melo, sino también varios poetas populares de la Amazonía. Puede advertirse que algunos de estos textos no están tomados de libros editados sino de páginas de Internet. De hecho, se sabe que esto ha dificultado la tarea de los traductores y ha demorado la presentación del documento.
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También podría analizarse desde un punto de vista meramente pragmático y buscar cuáles son las recetas o soluciones prácticas que propone el Papa. Pero esta sería una mirada muy corta.
Me parece más interesante y fructífero leerla desde una perspectiva teológica pastoral, para reconocer los planteos novedosos que nos abren nuevas puertas y nos orientan a nuevos desarrollos eclesiales.
Pero no hay que olvidar que el sueño eclesial es el último que se presenta. Previamente hay tres sueños más directamente relacionados con las inquietudes de la sociedad donde a nadie le quita el sueño si en la Amazonia se ordena algún cura casado.
La mayor fuerza profética de este texto es su mensaje marcadamente social que complementa a ‘Laudato si”. Vale la pena leer un párrafo como este, que seguramente no entusiasma a Bolsonaro: “La disparidad de poder es enorme, los débiles no tienen recursos para defenderse, mientras el ganador sigue llevándose todo… poderes locales, con la excusa del desarrollo, participaron de alianzas con el objetivo de arrasar la selva de manera impune y sin límites” (13). Quienes siguen explotando y arrasando la Amazonía estarán felices de vernos enredados en internas eclesiásticas.
Aportes para la reflexión
No obstante si queremos concentrarnos en las novedades eclesiales, vale la pena notar que hay aportes que abren perspectivas muy interesantes, que lamentablemente se ignoran debido a la obsesión por los ‘viri probati’. Enumero solo algunos de esos aportes que nos dejan mucha tela para cortar en la reflexión teológica pastoral y en la preocupación por la renovación de la Iglesia:
- Laicos con autoridad: Es la invitación a pensar con audacia una Iglesia amazónica “marcadamente laical” (94). Esto exige no concentrarse tanto en los ‘viri probati’ y mirar con mayor amplitud los caminos que necesita la Iglesia en Amazonía. Se trata de dar mayor autoridad a los laicos, y en todo caso de acompañarlos para que puedan llevar las riendas de la Iglesia en Amazonía. Para ello, deben estar “dotados de autoridad” (94).
- Teología del sacerdocio: Francisco pide explícitamente que no se relacione demasiado el sacerdocio con el poder (87). Para el sacerdote ser signo de Cristo cabeza requiere entender a esa Cabeza (Cristo) como fuente de la gracia más que como autoridad. Por lo tanto, el cura es signo de Cristo cabeza particularmente al celebrar la Eucaristía, no lo es por regir una comunidad. Francisco piensa en líderes laicos dotados de autoridad, que puedan engendrar una Iglesia más participativa, donde un sacerdote itinerante asegure una celebración frecuente de la Misa. Reclama que los laicos en la Amazonía desarrollen más sus atribuciones y capacidades aun para organizar y gestionar las comunidades (89) sin necesidad de la presencia constante de un sacerdote.
- Propuesta sinodal más que papal: Sin embargo, tampoco hay que afirmar, como han dicho algunos medios, que Francisco ha cerrado las puertas o ha excluido la posibilidad de ordenar algunos hombres casados. De hecho, en la introducción Francisco limita los alcances de su propio documento: “No desarrollaré aquí todas las cuestiones abundantemente expuestas en el Documento conclusivo” (2). Se refiere al documento con el cual concluyó el Sínodo de los Obispos celebrado en Roma. Está claro que si el Papa no desarrolla algún punto no es porque queda excluido, sino porque adrede no quiso repetir al Sínodo. Por primera vez una exhortación apostólica no quiere ser una interpretación del Documento conclusivo de un Sínodo ni una restricción de sus contenidos, ni un texto oficial que deja atrás lo que el Sínodo concluyó. Solo es un marco complementario de ese documento y dice explícitamente: “No pretendo reemplazarlo ni repetirlo” (2). Tan claro es que no quiere reemplazarlo, que lo que hace es “presentar oficialmente” (3) ese documento y pedir que todos los obispos y agentes pastorales de la Amazonia “se empeñen en su aplicación” (4). Esta es una enorme novedad sinodal que lamentablemente ha pasado desapercibida.
- Inculturación más audaz: El documento insiste en un esfuerzo de inculturación en todos los niveles aunque sin pretender entrar en detalles que serán tarea de los actores locales. Pero muestra una enorme apertura a los ritos y expresiones indígenas, pidiendo que no se las acuse tan rápidamente de paganismo o de “idolatría” (79) y deja lugar a un posible “rito amazónico” (nota 120). En el Sínodo se dijo precisamente, en las discusiones que llevaron a un cierto consenso, que ese era el marco adecuado para pensar en la posibilidad de los ‘viri probati’. Por supuesto que la aplicación no será automática. Habrá diversos caminos para hacerlo, equipos de estudio y de aplicación, y unos temas llevarán más tiempo que otros. Evidentemente, pensar en un “rito amazónico” es un trabajo de años y de décadas.