Desde la época conciliar los Papas han afirmado y reafirmado en más ocasiones que para la Iglesia católica la opción ecuménica es irreversible. Como está confirmando tenazmente el pontificado de Bergoglio, convencido personalmente de la importancia capital de este compromiso, ya asumido y practicado por él con pasión en Buenos Aires. No es por tanto casualidad que el breve viaje a Ginebra esté dedicado principalmente a celebrar el septuagésimo aniversario el Consejo Mundial de Iglesias.
En sus orígenes, tras la tragedia bélica que incendió y convulsionó el continente europeo, las confesiones cristianas representadas en el organismo fundado en Ámsterdam en 1948 eran 147, mientras que hoy son más del doble, 348. Con ellas la Iglesia católica recorre un camino paralelo y comparte un compromiso común, como ha subrayado Agnes Aboum, moderadora del comité central del organismo, al recibir al Papa.
“Caminar en el Espíritu”
Así que el hecho de que la primera parada del “peregrinaje” papal haya sido una larga oración ecuménica en la capilla del centro ginebrino está lleno de significado. En el centro, la lectura y escucha de algunos versículos de una de las cartas más personales y dramáticas del Apóstol san Pablo, la de los Gálatas, comentada por el Pontífice con una meditación sobre la expresión “caminar en el Espíritu”.
Francisco ha invitado así a reflexionar acerca de la metáfora del camino, “que revela el sentido de la vida humana”, siempre buscando. “El corazón nos invita a andar, a alcanzar una meta” dijo el Papa, que inmediatamente añadió que caminar es disciplina y esfuerzo. Para esto “se necesitan paciencia cotidiana y entrenamiento personal” y “es necesario renunciar a muchos caminos para elegir el que conduce a la meta, y revivir la memoria para no perderla”, ha observado con agudeza.
Señalando pues que “solo juntos caminamos bien”, Bergoglio ha recordado el ejemplo de algunos “amigos del Señor”, desde Abraham a Moisés hasta Pedro y Pablo. “Pero sobre todo Jesús nos ha dado el ejemplo”, descendiendo desde su condición divina para caminar entre hombres y mujeres: precisamente “Él, que es el camino” ha querido hacerse “peregrino y huésped entre nosotros” para que sus discípulos lo siguieran en su camino, ha recordado el Pontífice.
Trabajar “con pérdidas”
Un camino marcado e indicado: precisamente “según el Espíritu”, como recomienda Pablo a una comunidad lacerada por las divisiones. Como tantas, ya que muchas veces a lo largo de los siglos de historia de los cristianos ha habido quienes han abandonado “el camino“, una expresión utilizada por el evangelista Lucas en su segundo libro para indicar la experiencia cristiana. Así, siguieron la mundanidad y “el enemigo de Dios y del hombre lo tuvo fácil para separarlos”, ha observado el Papa.
El movimiento ecuménico ha reaccionado a las múltiples separaciones “como por gracia del Espíritu Santo” ha especificado Francisco, que ha exhortado a continuar este camino trabajando “con pérdidas”. Esto es, sin cuidarse de salvaguardar intereses conservadores o progresistas, de derechas o de izquierdas, y sin caer en la omnipresente tentación de la autorreferencialidad, pero “escogiendo con santa obstinación el camino del Evangelio“. Desde ya, porque la división “daña la más santa de las causas”, es decir el anuncio del Evangelio, ha dicho el Papa citando el Concilio Vaticano II.