El sol ya había salido cuando bien temprano salimos desde Puyo hacia Canelos, donde después de hora y media de movilidad, navegaríamos varias horas más (según el caudal, las piedras, los palos, los bancos de arena y los “enredos” del agua…) para llegar al Pueblo del Mediodía, Sarayaku. “Río de maíz” en quichua. Casa de las hijas e hijos del jaguar.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Nos acompañaba la hermana Celsira, que no cesaba de repetir ante nuestro asombro por la belleza vegetal que nos rodeaba, que eso era “purita ciudad”. Que todavía no… que todavía quedaba…
Y así fue. Así pudimos notar en el aire, en el agua, en la naturaleza entera, que entrábamos en Kawsak Sacha después de un buen rato de escuchar el motor del peque-peque. Ayudaron y mucho las cuatro mariposas azules que cruzaron ante nuestra barquita. En la noche nos lo explicaron: eran los espíritus de los ancestros que nos saludaban, que abanicaban y empujaban la llegada.
Teníamos delante la oportunidad, el regalo y el privilegio de sentirnos parte de la vida de todo lo que conforma esta selva viviente, de empaparnos y dejarnos llevar por sus sonidos, sus silencios, las tormentas explosivas tras el calor húmedo y pegajoso, los animales de todo tipo (nuevos en gran parte) al igual que sus flores, su tierra ocre… en especial sus grandes árboles; quizás, al menos para mí, verdaderos guardianes junto con las mujeres, hombres y niños que habitan esta inmensidad. Ellas y ellos han hecho esta apuesta por otro mundo posible: Sarayaku (Río de Maíz).
Navegar el río tranquilo
Preparando la presencia de Cáritas en el primer encuentro del Eje de Derechos Humanos e Incidencia Internacional de la REPAM en 2015, el “Caso Sarayaku” fue mi linterna y guía para adentrarme en los derechos colectivos y de la naturaleza -tan alejados de mi formación- y de mi transitar como experta en derechos humanos. Comprender que la fuerza de la Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2012 “Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku vs. Ecuador” no estaba en la gran creatividad jurídica, casi paradigmática diría yo, de sus estupendos abogados; sino en el pueblo de Sarayaku y su propia propuesta concreta, transformada en los estándares de derechos humanos contenidos en los tratados firmados por Ecuador.
Y así también su lucha, complicada, compleja, que no ha terminado en el logro de la Sentencia judicial ni muchísimo menos; ha seguido, sigue… A veces más visibilizada en los espacios internacionales con su grito de la selva viviente que desde sus conocimientos y tecnologías ancestrales ha de ser la guía de su propio futuro; y otras en el cada día, como nos decía Doña Hilda Santi, lideresa, con un claro objetivo: “seguir viviendo así, como siempre hemos vivido”.
Cáritas ha pisado diversos senderos, y ha acompañado muchos otros durante los diez años de REPAM que ahora celebramos en Puyo. Estos días nos hemos sentido regaladas y a la vez cuestionadas y removidas por la belleza y la rotundidad de un rincón del mundo donde un pueblo sigue luchando por vivir la justicia de la dignidad del ser humano y de toda la naturaleza. Personalmente, ha sido muy profundo, muy alimanda (lo que viene de lo bonito) compartirlo con Natalia. Se quedará siempre en nuestro corazón, y animará los futuros pasos y estrategias de nuestra entidad.
Desde el alishungu al mundo
Compartir la mesa, compartir la vida. Reverenciar la chicha de las manos de Patricia Gualinga ofrecida tras la cena. Ser invitadas a la maloka familiar para reír y también llorar. Siempre para soñar, para seguir adelante, para organizar la esperanza que permanentemente está brotando por las vertientes de las quebradas, fortalecida en los espíritus ancestrales de la propia selva viviente. Encontrarte con personas que admiras y que quieres en su propio hogar es, no sólo una bendición, sino también un signo de vida en este mundo que tantos signos de muerte arrastra.
Al igual que la asamblea del Consejo de Gobierno, donde pudimos compartir y apoyar la presentación de Mauricio López de los próximos pasos de la formación en derechos humanos, colectivos y de la naturaleza que el Programa Universitario PanAmazónico (PUAM) traerá a Sarayaku para las y los jóvenes de la comunidad.
Y, finalmente, cantando el padrenuestro en quichua y en español en la Iglesia de la Misión antes de degustar el rico verde (plátano) con quesito para partir a navegar y volver “a la ciudad”; donde ya no hay selva viviente sino más bien, muerte y contaminación y donde los seres humanos tenemos el reto de recuperar lo que nos liga y enreda con la vida entera de todo lo creado.
Llevar Kawsak Sacha a las políticas públicas, a las leyes, a los acuerdos internacionales ambientales y de derechos humanos, a las propuestas y prácticas de justicia socio ambiental. Que la Ecología Integral se haga mapa del camino y no libro de consulta solamente.