“El término 3D proviene de tridimensional, y se refiere a que posee tres dimensiones: longitud, altura y profundidad. Aunque nuestra percepción natural se basa en el espacio tridimensional, existe la teoría de que el universo podría tener más dimensiones, como la cuarta dimensión del tiempo” (VirtualArena, 2024).
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Esta dimensión tan novedosa en la tecnología la podemos encontrar teológicamente en una afirmación de Pablo con respecto al amor de Cristo al decir: “Así podrán comprender, con todos los santos, cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad” (Ef. 3,18).
En la fe cristiana contemplamos la única revelación de la Trinidad desde esta perspectiva en 4D: protológico (origen) – escatológico (lo último) – teleológico (el sentido) – espacio temporal (aquí y ahora).
Pareciera que el 1er Domingo de Adviento nos configura en esta clave con el “ya llega”. Habría en esa expresión una proyección hacia fin: viene lo prometido. Entendemos proyección como estar “lanzados, pro-yectados hacia”. Quizás reflexionándolo desde la Trinidad podría decir “atrayéndonos hacía si”. Atracción y proyección son otro binomio inseparable. El primero manifiesta la iniciativa de Dios y cuál es la finalidad de su revelación. El segundo expresa nuestra predisposición a la propuesta. Lo más significativo es que no sería una “predicción” sino una realidad que ya comienza y va sosteniendo (conservando) la existencia.
A continuación, nos focalizaremos en 4 aspectos: fe, celebración servicio y alegría… porque ellas nos ayudan a contemplar que toda la vida cristiana está traspasada por esta cosmovisión: en 4D.
En esta oportunidad, acompañamos el artículo con una escena de la serie The Chosen en donde Jesús se encuentra y dialoga con Nicodemo donde podríamos contemplar la dimensión 4D: la promesa ya presente, el buscado es encontrado, quien busca es recibido, el anhelo de ambos se comparte en torno a la mesa…
1º. Fe en 4D
La creación en el pueblo hebreo es una contemplación a posteriori de la liberación/salvación. Dado que Adonai es el que salva, es el mismo que crea y al ser el creador es el salvador en la historia del Pueblo. El teólogo José Luis Ruiz de la Peña expresa que esa vivencia de fe se la puede vislumbrar en los relatos de la creación en donde a Yahweh se le aplica únicamente el verbo “bara” (crear). Pero tendría una oscilación espacio temporal: “En el Principio…” y “en el fin de los tiempos”. Es por ello que “el verbo (bara) oscila entre el proton y el eschaton, asociando de nuevo la idea de creación con salvación” (Ruiz de la Peña, Juan L., 1988, pág. 30). Esta perspectiva la realiza desde el concepto sostener. Que desde el punto de vista teológico quiere manifestar que “al fin último se ordenan las cosas no sólo porque obran sino también porque existen; pues, existiendo, llevan en si la señal de la divina bondad, que es el fin de todo. Luego a la divina providencia pertenece el conservar las cosas en su ser” (Aquino, Tomás de – CG, 1991) (LXV). Alianza, Creación, Conservación y Salvación, en la fe cristiana podríamos decir que son los lados del poliedro que evidencian lo afirmado por Pablo: anchura y longitud, altura y profundidad: Dios al realizar la Alianza, crea, da forma, conserva (sostiene) y orienta su obra hacia el fin para el que las creó: la salvación (CEC, 1997)(#279-314).
“Mientras el proceso salvífico está abierto, lo está también por si mismo el proceso creador. En tanto la historia no ha alcanzado su consumación, Dios obra (=crea/salva) incesantemente en ella; estamos en un régimen de creación continua, porque estamos en un régimen de salvación permanente” (Ruiz de la Peña, Juan L., 1988, pág. 127)
2º. Celebración en 4D
En las tres religiones denominadas monoteístas (islam – cristiana – judía) podemos contemplar una experiencia que está jalonada por la Fe 4D. En ella se evoca la acción realizada por Dios en un momento de la historia (pasado) que se actualiza en nuestra vida (presente) y que es a la vez, una pregustación de lo “último” (futuro)… Todo en un mismo espacio en el aquí y ahora (cronos) que se transforma en kairos.
En la litúrgica cristiana lo vivimos cuando la comunidad creyente recuerda las maravillas de Dios en la Pascua de Jesús, en el día a día de la historia, para el goce definitivo. Ella es en 4D porque se: “desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor. Conmemorando así los misterios de la Redención, abre las riquezas del poder santificador y de los méritos de su Señor, de tal manera que, en cierto modo, se hacen presentes en todo tiempo para que puedan los fieles ponerse en contacto con ellos y llenarse de la gracia de la salvación” (Concilio Vaticano II – SC, 1963) (#102).
Por tal motivo, nuestra oración está ordenada por un mañana posible y al alcance de la mano, por la acción salvífica del pasado que se “da a luz” en el hoy de nuestra vida: “Padre, ahora al celebrar el memorial de nuestra redención, recordamos la muerte de Cristo, proclamamos su resurrección y ascensión a tu derecha; y mientras esperamos su venida gloriosa… Padre de Bondad, que todos tus hijos nos reunamos en tu reino… y allí te glorifiquemos” (CEA, Misal Romano Cotidiano, 2011, págs. 943-944) (Plegaria Eucarística IV).
La celebración cristiana está enmarcada y re-vive el Pacto de Dios con la humanidad haciendo que un momento condense la pedagogía de la Trinidad: Alianza– Creación – Salvación – Providencia, proclamando que Cristo “es el mismo ayer, hoy y siempre” (Heb. 13,8) … Y todo ello en un mismo tiempo: el kairos.
El año litúrgico tiene su centro en la Pascua, que la actualiza en cada celebración. La Semana se comprende entre el primero y octavo día. Y cada domingo es interpretado desde el misterio de la Resurrección. Por lo tanto, con esta perspectiva no hay “tiempo muerto o perdido”, ni tampoco se puede separar la historia como si hubiera una de salvación y otra pagana. En Cristo, todo el tiempo adquiere sentido protológico y escatológico… porque es para los cristianos sagrado y está lleno de las señales de la presencia de la Trinidad que actúa junto a nosotros haciendo un camino sinodal para que este cronos se disfrute como kairos: tiempo de gracia.
3º. Servicio en 4D
La palabra Liturgia en el Nuevo Testamento es empleada para designar no solamente la celebración del culto divino, sino también el anuncio del Evangelio y la caridad en acto. En todas estas situaciones se trata del servicio de Dios y de los hombres. En la celebración litúrgica, la Iglesia es servidora, a imagen de su Señor, el único Liturgo, al participar del sacerdocio de Cristo (culto), de su condición profética (anuncio) y de su condición real (servicio de caridad) (CEC, 1997) (#1070)
Desde la fe trinitaria contemplamos que hay un Dios que está enredado y orientado a los seres humanos (Durrwell, Xavier François, 1992), que se identifica con la humanidad, que se hizo “uno de los nuestros” (GS. 22). Por lo tanto, fe y celebración tienen su nutriente en la caridad. Y ella da vigor las anteriores.
En la dimensión creyente, vivir el servicio es una manera elocuente de hacer visible la protología y escatología de la alegría. Protología porque tiene su origen en el amor manifestado por Dios. Escatológico porque en el aquí y ahora de la historia, se hace palpable y pregustable el Reino/Proyecto de liberación.
El servicio es continuación de la fe y de la celebración… Para la enseñanza eclesial es una dimensión más de la liturgia.
Vale aclarar que el Servicio cristiano tiene como fuente y culmen el anuncio y celebración del Reino que libera y proyecta al ser humano a su realización plena. Por lo tanto, si hay práctica piadosa sin caridad, o caridad como herramienta para tranquilizar conciencias o para ser vistos evidentemente habría un quiebre con la propuesta de Jesús y de la fe de la Iglesia. Para hacer gestos políticos-partidarios o de ONG piadosa la comunidad cristiana no fue convocada.
4º. Alegría en 4D
La Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre. Este designio dimana del “amor fontal” o de la caridad de Dios Padre, que, siendo Principio sin principio, engendra al Hijo, y a través del Hijo procede el Espíritu Santo, por su excesiva y misericordiosa benignidad, creándonos libremente y llamándonos además sin interés alguno a participar con El en la vida y en la gloria” (Concilio Vaticano II – AG, 1965) (#2)
La alegría cristiana es en 4D, porque creer, celebrar y servir tienen esa característica. Somos alegres, porque es una acción de Dios, es un don que proviene de su bondad y ternura. Lo somos también, porque su presencia actúa graciosamente en la historia, no solo por su propia identidad, sino también por medio de tantos seres humanos que hacen de este tiempo un momento maravilloso para prorrumpir de alegría. Y a su vez, es un goce anticipado de la esperanza que anhelamos, y ella es la que hace viva la felicidad.
La alegría que proviene de Dios es un signo que crea, salva, libera y manifiesta que nos hizo partícipes de su Vida, que nos sostiene en la liberación concreta de la historia y es garantía de la alegría plena en el Reino de Dios.
Con la siguiente frase pueden surgir distintas respuestas: “¡me tendrían que cantar mejores canciones para que yo crea en su salvador! Sus discípulos tendrían que tener más aire de salvados” (Nietzsche, Friedrich , 2019, pág. 66). Algunas personas se ofenden con el autor, otras ven con agrado y hasta avalen dicha expresión. En nuestro caso nos inclinamos en coincidir con él y hasta profundizar que todavía en la fe cristiana la alegría es vista con cierto recelo. Un motivo es porque se posee una mirada analógica no en 4D. Buceando en el Evangelio, encontramos que la alegría, es la elocuencia de la presencia de Dios, es testimonio de su acción y casi todas las llamadas “celebraciones sagradas” fueron instituidas en fiestas de la cultura (no cristianas) en la que Jesús vivió.
Plegaria
Trinidad Santa y fuente de toda santidad,
“en ti vivimos, nos movemos y existimos, y mientras peregrinamos en este mundo, no solo experimentamos cada día las maravillas de tu amor, sino que poseemos desde ahora el anticipo de la eternidad” (CEA – Misal Cotidiano, 2011, pág. 836)
Tu nunca te has apartado de nosotros y en cada oportunidad renuevas tu vínculo de amor que ya nada puede romper.
Te pedimos “ahora, mientras ofreces un tiempo de gracia y reconciliación, y nos alientas a esperar en Cristo Jesús, que podamos vivir en 4D para ponernos en armonía con tu propuesta, celebrar tu acción, recordar tus maravillas, y seguir estando al servicio de los seres humanos para que sean libre y felices… y si quieren compartan con nosotros el camino que recorremos.
Te pedimos que seamos una iglesia en 4D, y demos un paso para contemplar la vida en su “anchura y longitud, altura y profundidad” porque tu Presencia y alegría ya están y siguen viniendo.
Felices desde la Pascua de la Vida Nueva…y que tengamos 4 Domingos en 4D por la promesa ya realizada.
Bibliografía
Aquino, Tomás de – CG. (1991). Suma Contra los Gentiles. México DV: Porrua S.A.
CEA – Misal Cotidiano. (2011). Misal Romano Cotidiano. CABA: Oficina del Libro.
CEA, Misal Romano Cotidiano. (2011). Misal Romano Cotidiano. Buenos Aires: Oficina del Libro.
CEC. (26 de diciembre de 1997). Catecismo de la Iglesia Católica. Obtenido de https://www.vatican.va
Concilio Vaticano II – Ad Gentes (07 de Diciembre de 1965). Obtenido de https://www.vatican.va
Concilio Vaticano II – Sacrosanctum Concilium. (4 de Diciembre de 1963). Obtenido de https://www.vatican.va
Durrwell, Xavier François. (1992). Nuestro Padre. Dios en su misterio. Salamanca: Sígueme.
Nietzsche, Friedrich . (2019). Así habló Zaratustra. Madrid: freeditorial.com.
Ruiz de la Peña, Juan L. (1988). Teología de la creación. Bilbao: Sal Terrae.
VirtualArena. (2024). Obtenido de https://virtualarena.tech