Tribuna

Está y… adviene en 4D (IV)

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“No me importa para dónde vas, yo voy sin mirar atrás, si te tengo por delante. Cuando quieras caminar, no me importa dónde vas, quiero ser tu acompañante” (Pintos, Abel – Motivos, 2013)



En este IV Domingo de Adviento queremos contemplar una acción: caminar. Nos inspiramos en la mención que hace el evangelista Lucas:  “María se levantó y se puso en camino” para ir a la casa de Zacarías e Isabel.

Según la ubicación geográfica el recorrido no era sencillo y una zona considerada peligrosa (Biblia Online, 2024).

1.     Dios está caminando… al lado de las personas

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá (Lc. 1, 39)

En un simple gesto podemos contemplar una evidencia del actuar de la Trinidad: toma la iniciativa y suscita prontitud.  Caminar es una acción divina/humana… Ella (la Trinidad) camina junto a/al lado de. María es un testimonio elocuente de esta pedagogía.  Y lo hace para ir a la casa de quienes necesitan una colaboración, ayuda, etc.

Dios es quien llega por medio de otras personas, para que el ser humano se realice.

En este texto lucano contemplamos una actitud interior y exterior en María: canta y sirve, sabe quién es y quién la eligió, reconoce su pequeñez y la grandeza del Creador; transmite a otros y narra las maravillas de Dios en la historia de su pueblo y de las personas. No habla de si misma.

  • a. Benjamina de la humanidad

“Madre de las gracias, es la más joven del género humano, la benjamina de la humanidad” afirma Bernanos en Diario de un cura rural (Descalzo, José Luis Martín, 2000, págs. 71-72).

Los creyentes, con María, peregrinamos hacia la plenitud del Reino, porque estamos llamados a ser benjamines, es decir, pequeños… porque lo hacemos entre y con la humanidad que anhela vivir y ser feliz. Y es en esos anhelos y gozos, esperanzas e incertidumbres, búsquedas y fracasos, donde Dios está (Concilio Vaticano II – GS, 1965) (#1).

María una mujer de su tiempo porque vivía, sentía, lloraba, oraba y esperaba al Mesías. Es elegida por Dios y acepta esa convocatoria. Una de las grandes intuiciones cristianas es que seguir a Jesús es liberar.

  • b. Llenada de gracia

¡Bendita tú entre las mujeres (Lc. 1, 42)

Es la llena de gracia, pero “los escrituristas insisten en el carácter pasivo que ahí tiene el verbo llenar y piensan que habría que traducirlo –con perdón de los gramáticos- llenada de gracia” (Descalzo, José Luis Martín, 2000, págs. 72-73).  Y esa plenitud graciosa es quien provoca alegría en los demás, especialmente, en dos personas que por edad podrían estar consideradas en el descarte de la vida. Pareciera que para Dios nadie es descartado, porque para él todos tienen su lugar en el Reino. María espera y confía, en que Dios obre y actúe. Es la mujer humilde de su pueblo junto a las personas.

  • c. Madre…

y bendito el fruto de tu vientre! (Lc. 1, 42)

  • de la donación. Ella quiere realizar su proyecto con la propuesta de Dios. La proposición del Abba/Imma es su proyecto, quizás por tal motivo ¡va sin demora!
  • del amor. María es un misterio amante, porque es la madre del amor hermoso que se hizo carne. Amar es la capacidad profunda de entregarse, de ayudar a que las personas sean cada vez más humanas.
  • de la Esperanza. Quien tiene fe la manifiesta siendo alguien con esperanza, anhelando un bien mayor que ya lo ha gozado anticipadamente. Es seguridad de la presencia constante de Dios. María nos acompaña haciéndonos experimentar la tierna mirada de la Trinidad.
  • de la Alegría. Quienes experimentan el amor en todas sus dimensiones son alegres. Ser amados invita a amar, y quien ama es alegre. A ella se la llama: alégrate o feliz (Cf. Lc. 1, 28. 45. 48), porque con su sí nos dio la alegría más grande: Dios se hace carne, asume nuestra forma de ser y la vive plenamente.
  • de la presencia. Lucas no puntualiza las acciones de María en la casa de Zacarías e Isabel… simplemente menciona que “fue” y “estuvo”. Son dos gestos pequeños de presencia en la vida, porque manifiestan cercanía y no son invasivos.
  • de la Eclesialidad: Es madre de la comunidad de fe porque estuvo a su lado. El Beato Eduardo Pironio afirma que la Iglesia nace en la fe de María porque en la “Anunciación dice sí… porque sabe que Dios, que es Amor, se lo pide y lo puede todo. Entonces no duda y le dice: Sí. En Pentecostés: La Iglesia nace en la plena docilidad de María al Espíritu, desde entonces será María de la Esperanza, la que nos iluminará”(Pironio, Eduardo F., 1983, págs. 11; 13-14). María como mujer, también tenía cualidades muy características y propias. Decimos junto con el Doctor Angelicus “la gracia supone la naturaleza” (Aquino, Tomás de, 1980) (#248-286) por eso es contemplativa, servidora, pobre, fiel, que se ofrece, mujer de comunión, de misión y de esperanza… En definitiva, testigo del actuar de Dios.
  • Ayuda en nuestra Identidad. Somos creyentes y cristianos, porque Cristo es el quicio en el que gira nuestra vida, llenándola de sentido y alegría. María tiene mucho que ver con nuestra forma de ser. Conocemos a Jesús gracias a su Sí, porque sabe que lo más importante es su Hijo.

Jesus Maria Chosen

2. Iglesia peregrina

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá (Lc. 1, 39)

Paradoja de la revelación y pedagogía Divina: Dios está entre las personas caminando con sus existencias. No es el Dios que exige que los demás vengan a un lugar “consagrado”, porque para él todo está impregnado de su presencia (Juan Pablo II – TMA, 1994) (#10;16).

Considerando que María, es madre de la eclesialidad, necesitamos ser una iglesia peregrina, para estar, vivir y convivir con otros, para proyectar y realizarlo juntos.

Caminar junto a… es ser solidarios, para hacernos corresponsables del caminante, asumiendo este rol con quienes necesitan una ayuda para seguir la marcha. Atesorar paciencia con los que caminan a otros ritmos, manifestando la convicción paulina de considerar a los demás como más dignos (Filip. 2, 3).

Peregrinar junto con… es escuchar sus historias, situaciones o experiencias, para crecer, madurar, meditar, responder y aprehender con fidelidad, con nuestra actitud de silencio que es una de las tantas aberturas por donde Dios pasa (De Vos, Frans, 2019, pág. 87), para contemplarlo.

Peregrinar es ser acompañantes del ritmo y del itinerario de las demás. Es estar presente y respetar procesos, suscitando mayéuticamente, el encuentro, como lo hace Jesús con los discípulos de Emaús (Lc. 24, 13 – 32). La conducción se hace a la medida del acompañado, animando y ayudando. La persona que conduce el proceso, es el caminante no el acompañante. En todo caso quienes acompañan escuchan, dialogan, animan, acompañan… Incluso, si lo requiere, ser capaz de otear que “es ver desde la altura, con perspectiva, con alcance. Un otero es una elevación en el llano, que permite una mirada larga y amplia. Entonces se trata de ver nuestro trabajo catequístico así: mirando largo, sin frenarnos en lo inmediato, y mirando amplio, sin estrecheces, sin la acotación de mi personal experiencia, aunque partamos de ahí… Una mirada como la de Dios, capaz de taladrar las apariencias” (Kuhry, Walter, 2009) para considerar juntos los escollos que puedan surgir. Esta actitud, evita la mentalidad de cruzados o de fanáticos encerrados en esquemas inamovibles.

3. Fe que hace caminos

Por ser una actividad humana y divina, es decir, teándrica, la fe hace caminos. La misma necesita constantemente buscar alternativas nuevas para presentar aggiornado el mensaje del Evangelio, buscando nuevos senderos pedagógicos y metodológicos. Nuestra vocación es acercarnos a los interrogantes, anhelos, deseos, búsquedas, para que, desde estas realidades, vislumbrar la manifestación de Dios. Por tal motivo, el espíritu de apertura, comprensión, sencillez, son características de nuestra misión. Apertura, para descubrir que El Bondadoso se revela allende de nuestros conceptos, ideas, criterios y esquemas. Comprensión, para captar con lucidez, audacia y profundidad, que las realidades humanas nos hablan del misterio divino. Sencillez, porque somos meros depositarios de una experiencia, somos caminantes, no el camino. (Curia, Christian, 2008)

Plegaria

Trinidad de la alegría, es bello y necesario darte gracias siempre y en todo lugar, porque:
Estás en los caminos de humanización, en nuestra amplitud y en el abrazo que brindamos a las personas haciéndolas sentir parte de este pueblo peregrino.
Estás en la afectividad, cercanía y proximidad que nos caracteriza como pueblo Sacerdotal.
Estás en la prontitud para la caridad con todas las personas y en la apertura de mente y corazón que como pueblo consagrado nos caracteriza.
Estás en (…………nombrar a alguien… ……………)  nuestro/a hermano/a
Que al vivir centrados en Jesús y las personas, recordemos el amor recibido, lo actualicemos en este tiempo y que la profecía nos motive a aggiornar todo lo que clama reforma.
Te agradecemos ser un pueblo peregrino que surge de la amplitud y universalidad, que tiene como característica la comensalidad abierta.
Que continuemos, a imagen de las primeras comunidades junto con María y las personas, el aggiornamento desde las fuentes “inspíranos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado; ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido. Que seamos un espacio de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren un motivo para seguir esperando” (Plegaria Eucarística V/b, 2024) y creyendo en quien hace nuevas todas las cosas, Jesús el laico y sacerdote en plenitud.

Felices desde la Pascua de la Vida Nueva…y que vivamos esta Navidad en 4D por la promesa ya realizada.

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Bibliografía

Aquino, Tomás de. (1980). Compendio de Teología. Madrid: RIALP SA.
Biblia Online: Lc. 1, 39 (2024). Obtenido de https://online.bibliadeestudio.org
Concilio Vaticano II – Gaudium Spes (12 de Diciembre de 1965). Obtenido de https://www.vatican.va
Curia, Christian. (2008). Un poco de aire fresco. Bases para la espiritualidad del Catequista. Buenos Aires: Claretiana.
Curia, Christian. (2013). Te creo. Una propuesta pastoral desde Jesús. Buenos Aires: Claretiana.
De Vos, Frans. (2019). Metodología Catequística. Buenos Aires: Claretiana.
Descalzo, José Luis Martín. (2000). Vida y Misterio de Jesús de Nazaret (T. I). Salamanca: Sígueme.
Juan Pablo II – Tertio Millennio Adveniente (TMA) (10 de Noviembre de 1994). Obtenido de https://www.vatican.va
Kuhry, Walter. (2009). En camino hacia el III Congreso Catequístico Nacional. Didascalia. Nº 628 .
Pintos, Abel – Motivos. (2013). Obtenido de https://music.youtube.com
Pironio, Eduardo F. (1983). Un camino de Esperanza con María. Madrid: Claretiana.
Plegaria Eucarística V/ b. (2024). Obtenido de https://www.eucharistia.org