“El punto de partida de cualquier análisis genérico que se quiera realizar sobre los orígenes y nacimiento de la animación sociocultural, se ha de centrar necesariamente en la crisis que viven nuestras sociedades en lo político, social y cultural” (Sepúlveda López, Mónica, 2009, pág. 25)
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Animación ante la crisis o decadencia
En la obra de esta autora, especialista en Animación sociocultural y pedagogía social, menciona y hace hincapié en las denominadas “crisis” como lugares o espacios en donde se pone en juego la vitalidad social para enfrentar o suscitar nuevos paradigmas. Esta novedad podría brindar a las comunidades humanas puntos de referencia para una reconstrucción comunitaria.
A menudo, preferimos hablar de situaciones de “decadencia” más que de crisis. Porque, por lo general, cuando hablamos de “crisis” responsabilizamos a otros factores de la situación: el mundo, la sociedad, la política, economía, los jóvenes, los adultos, los niños, los que no vienen, los que se fueron, etc. En cambio, el término decadencia nos haría parte de la situación. Sin embargo, para no caer en distinciones meramente lingüísticas, se puede considerar a ambas palabras como sinónimos.
Las crisis o decadencias que vivimos como sociedad son, en parte, por nuestras decisiones.
Animaciones en crisis o decadentes
“Tenían miedo porque pensaban que no era un verdadero discípulo (…) lo querían matar” (Hchs. 9, 26, ss)
En la primera lectura del V Domingo de Pascua queremos contemplar una pintoresca escena eclesial: una vivencia de crisis.
Primera imagen: una comunidad que no acepta al “nuevo”, al que parece forastero, extraño, ajeno. Y dice el texto lucano “los discípulos no se fiaban que fuera un verdadero discípulo” (Hchs. 9, 26).
Segunda imagen: un interlocutor presenta al hermano que llega: Bernabé
Tercera imagen: Saulo que “da fe” de lo que ha vivido “en el camino” con el Señor y como éste se le reveló.
Cuarta imagen: Saulo se “mueve libremente” hablando con los judíos de lengua griega y que discute con ellos hasta tal punto que lo querían matar o eliminar. Esto provoca que lo trasladen a Tarso.
Estas escenas nos ayudaron a pensar en los diferentes paradigmas que a lo largo de la historia eclesiástica se han creado, impuesto y que cayeron: cristiandad medieval, ligazón imperial, poder temporal del papado, centralidad romana, imposición de la fe o de la cruz, etc. Es importante distinguir, como lo hace Fernand Braudel, una cosa son los acontecimientos y otra muy distintas son las mentalidades. Según este autor francés, muchas veces los hechos históricos caen, pero dejan ciertos criterios de mentalidad que hacen que eso perdure mucho tiempo como lo añorado o lo establecido para siempre.
La vida en el Espíritu, es decir la espiritualidad, nos exige a todos revisar qué modelo eclesial queremos vivir y convivir. Junto con Lucas, en los Hechos de los apóstoles, podemos realizar ese discernimiento comunitario: cómo somos o vivimos una de las imágenes de la Iglesia que hemos mencionado.
Animación del Espíritu
“La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo” (Hchs. 9, 31)
La quinta imagen es la cita mencionada: ella crece y se construye desde la fidelidad al Señor y por la animación del Espíritu.
Espíritu Santo es una persona de la Trinidad, que la iglesia lo vive como “viento, corriente de aire, respirar, respiro, aliento, soplo de vida, espíritu de vida” (Biblia de estudio – pneuma, 2024)
En la vida cristiana es el Espíritu Santo quien anima, fortalece, recuerda y hace resonar la experiencia eclesial de Jesús pascual (Jn. 14, 26). Es una expresión de la paternidad y maternidad de Dios que no nos deja huérfanos (Jn. 14, 16 – 18). Es quien regala sus dones (Is. 11, 1 – 2) y nos transforma con un corazón nuevo (Ex. 36, 26 – 27) para dialogar, compartir y, sobre todo, ser profetas briosos.
Él es esa corriente de gracia que nos rejuvenece permanentemente en la experiencia del contenido y en los medios para anunciar Jesús, la verdadera Vid. Es el gozo existencial que nos impulsa en direcciones y caminos en los que se hacen visibles sus frutos (Gal. 5, 22).
Los creyentes arrebatados, invadidos e inspirados por el Paráclito descubrimos que él “actúa fuera de los límites visibles y oficiales de la Iglesia” (Congar, Yves, 2012, pág. 23), que son semillas de verdad, bien y belleza. Algunas corrientes de pensamiento afirman que el ser humano es lobo del hombre (Hobbes, Thomas, 1998, págs. 100 – 105), nosotros por esta irrupción carismática creemos, anunciamos y celebramos que, desde el Nazareno, la humanidad se convierte en hija, hermana y heredera del Reino.
Los cristianos, desde el Concilio de Constantinopla del año 381, expresamos públicamente que el Espíritu es “Señor y Dador de Vida” que continúa realizando la Buena Noticia, convocándonos y dejándonos elegir para ser constructores coloquiales, haciendo de nuestra vocación un signo de los tiempos.
Animación histórica
“El Pueblo de Dios, movido por la fe, que le impulsa a creer que quien lo conduce es el Espíritu del Señor, que llena el universo, procura discernir en los acontecimientos, exigencias y deseos, de los cuales participa juntamente con sus contemporáneos, los signos verdaderos de la presencia o de los planes de Dios. La fe todo lo ilumina con nueva luz y manifiesta el plan divino sobre la entera vocación del hombre. Por ello orienta la menta hacia soluciones plenamente humanas” (Concilio Vaticano II – GS, 1965) (#11)
Este V Domingo de Pascua, como una catequesis, nos hace “resonar” que la Iglesia vive y se nutre de estar injertada en la Trinidad. Por tal motivo, es vivificada por la acción de ella sosteniéndola, guiándola, nutriéndola en su identidad desde y con la Verdadera Vid. Por la profunda fe de que la Trinidad está, las comunidades creyentes buscan y procuran discernir a lo largo de la historia esos signos de los tiempos en donde Dios (Uno y Trino) se revela, se hace visible y palpable. Y un criterio de esa presencia es que las comunidades, estructuras, actividades, ritualidades, etc., sean “plenamente humanas” como afirma el Concilio Vaticano II.
Animación Pastoral y vocacional
“Yo soy la vid, ustedes los sarmientos El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer” (Jn. 15, 5)
Nos resulta llamativo que luego de la Jornada Mundial por las vocaciones y del Domingo del Buen Pastor, la liturgia (que es lo que la iglesia cree y celebra), nos invite a contemplar la imagen de Vid y sarmientos con expresiones que nos introducen en la mirada de fe. Es decir, cómo Dios se vincula con las personas y cómo se revela en el mundo. La fe, no mira a las crisis como esos momentos que no tienen solución, ni como una vuelta al pasado, sino que oteando y buceando en la vida, descubre esos indicios por los que Dios sigue construyendo la historia de salvación en el hoy y aquí.
- ¿Crisis vocacionales?
Nuestra humilde opinión, desde la experiencia cotidiana y centrada en la acción de Dios, es que esa crisis no existe. Si creemos que Dios actúa, que sostiene, que permanece en nosotros y nosotros en él, si profesamos y celebramos en la liturgia que “no abandonas nunca la obra de tu sabiduría, sino que obras con tu providencia en medio de nosotros” (CEA – Misal Cotidiano, 2011, pág. 962)… entonces, no hay crisis vocacionales.
En todo caso, lo que existe es la decadencia de “modelos” de otra época. Quizás, como la iglesia que narra la primera lectura, para poder encontrar soluciones a esa decadencia es el momento propicio para discernir como el Espíritu Santo suscita carismas y ministerios nuevos para hacer visible que Dios acompaña a su pueblo siempre con diversidad de servidores.
- Comunidades mistagógicas
Para no brindar solo un diagnóstico, nos parece oportuno recordar algunos criterios para este discernimiento. Los resumimos de esta manera:
a. Inmersión: es la que hacía vivir a los creyentes injertos en el Misterio de Cristo. Podemos encontrar esta cosmovisión en la afirmación de Pablo cuando manifiesta que “en él vivimos, nos movemos y existimos” (Hchs 17,28). Esta experiencia medular hace vivir al bautismo como participación en el misterio de Cristo, injertos en él, zambullidos, sumergidos en la pascua, no solo como lavatorio o purificación. Parece un criterio obvio, pero muchas veces, en otras diócesis, más que discernir desde Cristo buscamos que él cuadre con nuestras estructuras.
b. Apertura: tanto sea a la trascendencia que se hace visible en medio de nosotros como a toda persona, porque la vida humana en cuanto tal es sacramental. Y Dios hace surgir y regala carismas siempre nuevos.
c. Participación: una de las expresiones muy iteradas en las primeras comunidades cristianas era “en Cristo”. El bautismo, la salvación, etc., se realizan “en él”. Ser partícipes nos hace constructores del futuro que discernimos y anhelamos, porque no somos conservadores de lo “que hacíamos hasta ahora” ni restauradores que quieren volver a un pasado reciente.
d. Alteridad: estar en Cristo nos hace asamblea atenta a las señales que el misterio suscita en la vida. Estos signos de los tiempos son las manifestaciones de la presencia de Dios en lo cotidiano. Una comunidad mistagógica es la que acompaña desde las vidas y es capaz de suscitar o hacer resonar el eco (catequesis) de un anuncio salvífico de parte de Cristo. La mistagogía nos permite reconocer que los demás son otros y que, por ser tales, tienen en sí mismos indicios de lo bueno, bello y noble.
e. Pneumatológica: “El Espíritu es la fuente de vida en nuestras personas y en la Iglesia… Es la palabra que desborda todas las palabras… El Espíritu actúa fuera de los límites visibles y oficiales de la Iglesia, lo aseguramos sin titubear” (Congar, Yves, 2012, págs. 17, 25. 88 ) y eso nos invita a pensar como comunidades en los dones, carismas, ministerios que necesitamos este tiempo que vivimos. (Curia, Christian, 2022, págs. 85 – 88).
Plegaria
Jesús, Vid Verdadera “en ti vivimos, nos movemos y existimos”.
Espíritu Santo, que vives y actúas en el mundo y en la iglesia, “tú nos concedes lo que más conviene en cada momento y diriges sabiamente a tu iglesia, asistiéndola siempre con tu fuerza, para que dócil a tu voluntad, vivamos en ti, participemos en el misterio pascual de Jesús” (CEA – Misal Cotidiano, 2011)
Te pedimos, que guiados, animados por tu presencia, busquemos y suscitemos ministerios comunitarios que, surgidos de tus carismas, sigan construyendo el reino con la alegría de salvación.
Feliz Pascua de la Vida Nueva… y que ella nos impulse a seguir siendo felices y con caras de redimidos.
Bibliografía
Biblia de estudio – pneuma. (2024).
CEA – Misal Cotidiano. (2011). ‘Misal Romano Cotidiano’. CABA: Oficina del Libro.
Concilio Vaticano II – ‘Gaudium Spes’. (12 de Diciembre de 1965).
Congar, Yves. (2012). ‘Sobre el Espíritu Santo. Espíritu del hombre’. Espíritu de Dios. Madrid: Sígueme.
Curia, Christian. (2022). ‘Una aventura maravillosa. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: PPC – Bonum.
Francisco, Homilía beatificación Juan Pablo I. (04 de Septiembre de 2022).
Hobbes, Thomas. (1998). ‘Leviatán o la materia, forma y poder de una República, eclesiástica y civil’. DF México: FCE.
Braudel, Fernand (1979). ‘La larga duración en La historia y las ciencias sociales’. Madrid: Alianza.
Sepúlveda López, Mónica. (2009). ‘La animación sociocultural’. Medellín: Escuela de animación.