Tribuna

Está y… cooperamos juntos

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En tu tierra –dijo el principito– los hombres cultivan cinco mil rosas en un solo jardín… y nunca encuentran lo que buscan. –No lo encuentran –le respondí. –Sin embargo, lo que buscan podrían encontrarlo en una sola rosa o en un poco de agua… –Sin duda, respondí. Y el principito añadió: –Pero los ojos no siempre saben ver. Hay que buscar con el corazón. (De Saint-Exupery, Antoine, 2024, pág. 95)



Búsqueda desde el corazón

Uno de tantos diálogos de esta obra maravillosa… Uno se puede incluso ubicar en el coloquio y comprender que, en numerosas oportunidades, buscamos algo de una manera que nuestros criterios o esquemas tienen “prefigurados”, “preestablecidos”, “prediseñados” … Y la realidad, la vida en si misma tiene el don de superar… de superarnos.

En este VII Domingo de Pascua, fiesta de la Ascensión, los textos seleccionados nos pueden ubicar en esta paradoja de la vida que nos invita a mirarla de otro modo… a su manera.

De un modo particular: el suyo

“vendrá de la misma manera que lo han visto partir” (Hchs. 1, 11)

A simple vista, la primera lectura pareciera indicarnos algo que el Principito insinúa… buscar de otra manera. A la vez, nos revela que en Dios hay un estilo, un modo de actuar y revelarse y que es “de la misma manera”. Y es ahí donde nuestros esquemas o prejuicios nos hacen pensar que se refiere a ese último momento. La misma manera, no es la última.

Antes de la ascensión, Lucas nos presenta “maneras” en que Jesús se comunica con los suyos, con sus amigos: hace y enseña, deja instrucciones, se deja mover por el Espíritu, se presenta él mismo, da numerosas señales de su presencia viva y… habla del Reino de Dios (es decir, a su modo particular).

Evidentemente la escritura nos recuerda esa manera tan especial en que la Trinidad se revela y comunica. Y justamente, muchas veces nuestra mirada está puesta en las alturas, y él se hace visible en la vida misma, en la historia (nuestra historia) y en la forma que aprehendemos, vivimos y convivimos: ¡La Trinidad tiene un estilo muy humano de comunicarse! ¡La Trinidad tiene pasión por la humanidad!, y busca a “su manera” que esa propuesta supere nuestras “nubes” que impiden verlo. Más allá de mirar para arriba para encontrar y ver a Dios, la escritura nos recuerda que el “modo” de actuar de Dios es encarnándose, metiéndose en la historia y compartiéndola junto a la humanidad.

De manera universal e integral

“Ellos fueron a predicar por todas partes” (Mc. 16, 20)

Queremos destacar la frase “por todas partes” porque, en su traducción, se basa en el adverbio pantachou, que “deriva de la raíz pant- pas todo, todos. En diferentes pasajes el adverbio se combina con pas (cf. Hch.17:30; 1Co.4:17), mientras que en Hch.24:3 se combina con pantēi ‘por todas partes, por doquier; en todos los aspectos, por completo, de todos modos” (Biblia de estudio – pantachou, 2024).

Por esta hermenéutica de la palabra “por todas partes”, es que nos quedamos contemplando la amplitud y diversidad con que la queremos presentar. El anuncio de evangelio no solo es “por todas partes”, sino también “en todos los aspectos”… El Evangelio así se transforma en un estilo de vida, más que un mirar hacia arriba. La Palabra se discierne y contempla en toda la realidad, no únicamente en un espacio que podemos llegar a considerar.

Corazón carismático

“Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos” (Ef. 1, 17 – 18)

En la carta a los Efesios, se menciona que el Dios de Jesús nos conceda “un espíritu” y que él ilumine el corazón. Ese “pneuma” es el soplo de vida, es quien nos transforma en seres vivos capaces de mirar con un corazón renovado e iluminado por esa presencia que está al alcance de la mano, al alcance de la vista.

Es ese espíritu de sabiduría quien nos brinda la apertura existencial para bucear la manera en que Dios tiene para comunicarse, para revelarse.

Y nuevamente la liturgia nos recordaría que la acción de Dios, no solo es transcendental, sino existencial, cotidiana que nos impulsa a vivir en la gozosa esperanza del Reino ya presente y vivir nuestra vida de santos (que ya lo somos porque Dios actúa en la vida de cada persona).

El Espíritu es quien nos brinda la capacidad de vivir con un corazón carismático para contemplar la presencia de Dios en los jardines de nuestras vidas.

Paradojas del Evangelio

“En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo (…) Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo (…) el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaba” (Mc. 16, 15 – 20)

  • a. Presencia constante

Una primera paradoja que nos presenta el texto del Evangelio del día de la Ascensión, es que se narra la experiencia de una Dios que está, habla y asiste. ¡no es un Dios que se desliga de su obra!

  • b. Comunicación evidente

Una segunda paradoja. El texto del Evangelio de Marcos utilizado en esta liturgia, expresa que la predicación de los discípulos va acompañada de signos muy elocuentes y por momentos que contradicen nuestra lógica humana, que nos invitan a la novedad de la comunicación con lenguas nuevas, etc. ¡Que el diálogo con el aviador y el Principito, no nos impulsen a ver esos signos de una manera literal, sino que el corazón, impregnado del Espíritu, nos ayude a ver signos nuevos de esa presencia evidente!

Dios colaborador

Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban (Mc. 16, 20)

La tercera paradoja nos ha impactado tanto que la mencionamos de esta manera. El texto citado según las traducciones aparece que “asistía”. En otras se escribe “colaboraba”. Esta última traducción es la que nos hace eco de la palabra. Por un lado, porque nos parece que supera el concepto providencialista de la acción de Dios como que él asiste desde afuera haciendo lo que “le pedimos” o convenciéndonos de hacer lo que él quiere.

“Colaborar” exige cierta comunión, afinidad entre quienes llevan a cabo la misión. Porque las partes se hacen partícipes mutuamente de la obra y juntas caminan, comparten, disciernen, meditan, se necesitan…

¡Y si! Esa es la paradoja mas llamativa, creemos en un Dios que necesita de nuestra acción, de nuestra respuesta, de nuestra colaboración y a la vez, nosotros necesitamos de esa presencia que nos hace arder el corazón y que garantiza con su presencia ese caminar hacia la plenitud del Reino.

Asistir o colaborar en esta oportunidad, se consideran como “trabajar juntamente con” … Trinidad y Humanidad “colaborando” juntos en la predicación y comunicación del Reino…

Que esta experiencia nos invite a superar la petición como una herramienta para pedirle a Dios que nos ayude, asista, etc., porque él está colaborando con nuestra vida.

Que descubramos y experimentemos que, su presencia colaborativa, nos cambie la mirada. Que dejemos de mirar hacia arriba, olvidándonos del suelo. ¡Que dejemos de mirar el suelo sin contemplar la trascendencia de la existencia!

La riqueza del Evangelio es que el Verbo se hace carne… ¡se ve en la rosa y en poco de agua… como dice el Principito!

La riqueza del Evangelio es que lo cotidiano está impregnado de Dios y proyectado hacía la plenitud de la existencia en el gozo definitivo.

Los cristianos creemos, celebramos y anunciamos, un Dios que no se fue… sino que la Trinidad y Humanidad son colaboradoras porque juntas conviven y se re/quieren.

Plegaria

Trinidad de la esperanza y colaboradora nuestra, es hermoso y necesario darte gracias, siempre y en todo lugar,
porque, siendo engendrados y animados por tu Espíritu,
queremos seguir colaborando con vos en la transformación social y la vida eclesial,
queremos ser una iglesia
en comunión con la Trinidad y las personas,
peregrina y servidora,
pueblo todo él mesiánico y sacerdotal
que intercede y lucha por un mundo más justo y fraterno.
Espíritu de la promesa,
te damos gracias porque en la vida de muchas personas podemos percibir tu acción, porque hay muchos jardines existenciales donde florece tu presencia.

Feliz Pascua de la Vida Nueva… y que ella nos impulse a seguir siendo felices y con caras de redimidos.


Bibliografía

Biblia de estudio – pantachou. (2024).
De Saint-Exupery, Antoine. ‘El Principito‘. (8 de Mayo de 2024).