Tribuna

Está y… da vuelta

Compartir

Pourvu qu’on s’aime et qu’on le sème (Mientras nos amemos y lo sembremos)
Pour que les rêves deviennent révolution (Para que los sueños se conviertan en revolución)
Faut qu’on l’apprenne, qu’on le retienne (Tenemos que aprenderlo, tenemos que recordarlo)
Les gens qui rêvent font des revolutions (Las personas que sueñan hacen revoluciones)
Faut qu’on se lève, qu’on se soulève (Tenemos que levantarnos, tenemos que levantarnos.)
Faire de ce chant notre resolution (Haz de esta canción nuestra resolución)
Le dire sans trêve sur toutes les lèvres (Dilo sin cesar en boca de todos)
On pourra dire notre révolution, Révolution (Podemos decir nuestra revolución. Revolución)
(Les foirés – Révons, 2023)



La letra citada con una posible traducción, es la parte de una canción que varios cantantes franceses con una melodía animada y que contiene una letra esperanzada a pesar de todas las dificultades. Por momentos, se podría intuir que hay una fuerza que hace posible esa “revolution”.

En este XXV Domingo de la vida pública, queremos repasar por el corazón que la fe cristiana es revolucionaria, porque, seguimos a un maestro que soñó y dio vuelta los esquemas de una manera de vivir: a su estilo.

¿Es incomprendido?

“Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas” (Mc. 9, 32)

En estas dos últimas semanas la liturgia refuerza el concepto del “secreto mesiánico” en donde Jesús pide, sugiere o exige que no comenten lo que han visto o escucharon con respecto al Mesías. Y los seguidores… ¡no comprendieron! Pero siguieron murmurando entre ellos: otra cosa, otros criterios, otra manera de ser.

Una de las grandes problemáticas del seguimiento de Jesús, no es su invitación, sino las interpretaciones que hicieron o hacemos de sus palabras y gestos. Y esto se debería, en primer lugar, a que la propuesta de Jesús supera los esquemas sociales, políticos y religiosos. No son estos elementos los que interpretan al Reino, sino que el proyecto de Jesús es la fuente para la vida comunitaria y personal. Y, por ende, configuran la identidad de cómo intentar vivir su ofrecimiento.

Lamentablemente nos hemos adormecido o aburguesado tanto que cuando leemos o meditamos el evangelio queremos que él cuadre en el esquema imperante. En varios territorios pastorales, cuando el evangelio exige una transformación, algunas personas respondemos “bueno, pero es casi imposible celebrar al estilo de Jesús, porque la iglesia siempre lo hizo de esta manera”. Y justamente, la pregunta que nos podríamos hacer es ¿creemos en un Dios incomprendido? Porque su propuesta no la podemos plasmar en algo nuevo o revolucionario.

Dios es comprensible, es decir, se puede comprender… muchas veces nosotros lo queremos encerrar en nuestros esquemas mentales, espiritualoides, religiosos, políticos, etc.

Los discípulos discuten por sus lugares de privilegio, Jesús propone una revolución.

Acontece, toma la iniciativa

Llegaron a Cafarnaúm…” (Mc. 9, 33)

“El verbo ginomai significa originarse, venir a ser (…) se aplica a la transformación del aún no ser al ser. Muchas veces va seguido de una determinación de lugar y se traduce como llegar o algo similar” (Biblia de estudio – Mc. 9, 33). La iniciativa de Dios llega por su propia voluntad… ¡Quiere! Como dice el Concilio Vaticano II “Plugo Dios revelarse” (Concilio Vaticano II – DV, 1965). Queremos contemplar un Dios que llega, que acontece, que hace una transformación de “no estar” a “estar”. Y no es por una acción de la religión de aquel tiempo, es porque él y sus amigos llegan.

La incomprensión a la propuesta de Dios, es que muchas veces, algunas diócesis, piensan que él está o viene cuando la iglesia llega o va… o porque decimos “nos ponemos en su presencia”. ¡Él está llegando, él está viniendo, él está, estuvo y estará! ¡Hacer una revolución con la propuesta de Dios, implicaría pasar a comprenderlo! Y romper nuestros esquemas caducos que, en numerosas veces, solo buscan nuestros reconocimientos institucionales.

Las mediaciones de la palabra de Dios (Biblia, Liturgia, Magisterio, etc.) insisten y pasan por el corazón que Dios está (Curia, Christian, 2013, págs. 7-11) y que le pertenecen “el tiempo y la eternidad” (CEA – Misal Cotidiano, 2011, pág. 516).

Se sienta y a viva voz

“sentándose, llamó a los Doce” (Mc. 9, 35)

En un simple gesto queremos contemplar un criterio de la pedagogía de Dios, quizás desde la situación anterior en la que vienen caminando, podríamos inferir, que ahora se detiene a descansar y también que ¡se toma tiempo para dialogar! Hace un alto en el camino, está en la casa y se sienta para conversar.

En nuestra cotidianeidad estar en una casa, ubicarse a la mesa y dialogar, etc., son acciones de familiaridad, profundidad, de cierta importancia… lo contrario es al pasar, o en los pasillos, etc.

Pareciera que Jesús nos revela un Dios para quienes somos importantes y que quiere compartir algo de suma transcendencia: la manera de ser a su estilo. Y lo hace “llamando” es decir, convocando, haciendo parte… y lo expresa a viva voz: ‘ephōnēsen’. “El verbo ‘phoneō’ significa sonar, hablar en voz alta, clamar y llamar, convocar, invitar, dirigirse a” (Biblia online).

Quizás podemos contemplar alguna situación paradojal: Los discípulos murmuran o callan, porque que sus comentarios no cuadran con la propuesta del Reino. Jesús convoca a viva voz: porque el Reino no se esconde, se manifiesta con claridad verbal y gestual.

Jesus Y Los Ninos

Sueña: una revolución

“El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos” (Mc. 9, 35)

Mientras algunos debaten quién es el más importante… Marcos nos relata el criterio que utiliza el reino de Dios.

Hay varios que buscan ser vistos y pavonearse en los altares con vestimentas o gestos ostentosos, Marcos nos grafica a un Dios que llega, se sienta, llama y rompe un modelo social, político y religioso: los cargos no son importantes, valiosas son las personas. Cuando hay quienes buscan los primeros lugares, Jesús propone ser los últimos y estar en último lugar.

Si los seguidores de Jesús, hablan de ellos mismos (yo, me, mi, escóndeme, embriágame, déjame, etc.), Jesús prioriza a los demás. Si miramos desde nuestros propios lugares, Jesús mira desde el último. Pareciera que él también pronunciaría la canción inicial.

Revolución esencial

“tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado (Mc. 9, 36)

Según la tradición de Israel, un niño es alguien sin dignidad ni derechos porque no tiene la edad o la mentalidad suficiente para asumir las responsabilidades sociales y religiosas. Jesús toma a un niño…Evidentemente para el Evangelio, esto no es una opción. ¡Es la esencia!

Cuando la comunidad de fe creció y floreció como signo de revolución fue porque vivió como la “última de la sociedad” y en quienes los “indignos” eran protagonistas. Cuando apareció la mentalidad de cristiandad y la religión se unió al poder político (S. IV), luego la alianza con los Francos y el surgimiento de los Estados Pontificios, y posteriormente apareció el eclesiocentrismo romano, la revolución pasó a ser “una quimera” y la iglesia que surgió como la perseguida, pasó a ser la perseguidora de quienes no cuadraban en sus esquemas.

Jesús ubica en el centro a un desposeído… y se identifica con él. Es decir, la fe cristiana no opta por los pobres, ¡es pobre!, no elige incluir, ¡es inclusiva!, no prioriza los primeros puestos, ¡está con los últimos y desde allí mira!

En catequesis esto es medular, porque este ministerio no enseña desde un libro, sino desde la vida y con la Vida Nueva que surge la Pascua.

“Dios se nos ha revelado en Jesucristo como pasión por lo humano, como el Dios de los humillados y ofendidos de este mundo, el que hace primero a los últimos, grandes a los pequeños, justos a los pecadores, ricos a los pobres… y ello por la pura y absoluta gratuidad del amor” (Ruiz de la Peña, José Luis , 1993, pág. 102).

Lo periférico es el centro

Ser/Estar con los excluidos, es vivir la iglesia del Concilio Vaticano II que se inspiró en el Evangelio, porque desde los inicios Juan XXIII quiso una “Iglesia de todos, en particular como la Iglesia de los pobres” (Juan XXIII – Radio Mensaje, 1962). Es la comunidad de fe que asume lo humano, “porque se siente solidaria con el género humano y de su historia” (Concilio Vaticano II – GS, 1965)(#1), que es servidora y promotora de la fraternidad universal valorando la dignidad humana (GS 3, 19, 27), sabiendo que no siempre tenemos todas las respuestas (GS 33), experimentando la necesidad y ayuda de todas las personas (GS 44), que no está ligada a ninguna manera de civilización, sistema político, económico o social, (GS 42), ni religioso sino que está/es en medio de la vida y de las periferias:

“La periferia es una experiencia de vida y de libertad, tanto cuanto el centro es experiencia de encierro y separación. El último lugar es el lugar de la verdad. La cultura dominante y la doctrina cerrada tienden a reducir y formatear a todas las personas, anulando su maravillosa unicidad, lo que cada unx tiene de más auténtico (Ruiz, Eleuterio, 2021, pág. 2)

Ser/Estar con los últimos, es asumir el estilo de Jesús, porque en/con/por él lo humano y lo divino, se unen y conviven en una armonía que libera y suscita el encuentro: ¡Una verdadera revolución!

Plegaria

Trinidad que te revelas, caminando, tomando la iniciativa, aconteciendo en nuestra historia, sentándote en nuestras mesas, proclamando a viva voz que los últimos son tus representantes.
Te pedimos que podamos vivir a tu estilo, para provocar la conmoción que necesitamos para ser una iglesia pobre y revolucionaria, porque los últimos son el centro de nuestra identidad y acción pastoral.

Felices desde la Pascua de la Vida Nueva…

Bibliografía

Biblia de estudio – Mc. 9, 33. (s.f.).
CEA – Misal Cotidiano. (2011). ‘Misal Romano Cotidiano’. CABA: Oficina del Libro.
Concilio Vaticano II – DV. (18 de Noviembre de 1965).
Concilio Vaticano II – GS. (12 de Diciembre de 1965).
Curia, Christian. (2013). ‘Te creo. Una propuesta pastoral desde Jesús’. Buenos Aires: Claretiana.
Juan XXIII – ‘Radio Mensaje’. (11 de Septiembre de 1962).
Ruiz de la Peña, José Luis . (1993). ‘Creación, gracia y salvación’. Madrid: Sal Terrae.
Ruiz, Eleuterio. (2021). La gracia de habitar el último lugar.