“¡Subamos! – dijo Merry alegremente –. ¡Vayamos a respirar un poco de aire fresco y echar una mirada a las cercanías!” (Tolkien, J. R. R – Las dos Torres, 2017, pág. 75)
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En la obra citada, el autor nos relata dos Hobbits, después de un largo recorrido logran escapar de las manos de los secuestradores y se introducen en el bosque de Fangorn, que es oscuro y muy enmarañado. Es allí donde experimentan un ahogo y buscan un lugar donde poder estar más aliviados, llegando a una especie de escalinata que se ve erosionada y desgastada por el tiempo. Justo allí, expresan el propósito de respirar aire fresco y mirar.
La celebración de estos últimos días (Pascua, Ascensión) y especialmente Pentecostés nos ubican en una experiencia de la Trinidad que es aire fresco para la vida y que rompe toda lógica humana: Dios no se va, está, se queda, guía, es vitalidad y aire fresco para la comunidad creyentes.
Frescura carismática
De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban (Hchs. 2, 2)
Los subtítulos siguientes contienen una palabra que es un sinónimo de “frescura”.
- a. Con audacia donada
“De pronto, vino del cielo…” En este versículo, Lucas relata que todos estaban “en el mismo lugar”. Podríamos ubicar en esa escena la pastoral eclesial: clima de rutina, repetición, tradición de hacer siempre lo mismo…¿Sería el Bosque de Fangorn? Y es justamente en ese ambiente donde llega algo nuevo, así como de improviso, como don inspirado.
Uno de los grandes peligros pastorales es, como sucede en otros territorios eclesiásticos, pensar y creer que la renovación eclesial proviene de una decisión humana. Hemos escuchado en estos años, que tal Papa, obispo, cura, laico, etc., “pensó algo nuevo” y renovó la vida eclesiástica. El texto de la venida del Espíritu nos presenta que la renovación es producto de la acción de Dios junto a acción humana.
Pentecostés es la celebración de comunidades que son sorprendidas por una audacia que se dona: la audacia del Viento que proviene de lo alto.
- b. Con osadía catequística
“… un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento”. El término “ruido” (ēchos), es decir, repercusión, sonido, resonancia… que indicaría que “hace eco”, que retumba. ¡Que coincidencia! La palabra catequesis tiene su origen como esa acción que “hace eco, hace retumbar, hace resonar”. ¡Catequesis es hacer resonar el eco de la acción de Dios, en el lenguaje de la gente, en sus realidades! Catequesis no es repetir enseñanzas vacías, ni buscar que la gente reciba un sacramento… sino un proceso de fe (creyentes) en un espacio comunitario eclesial para encontrarle sentido a la existencia desde la Trinidad (CEA – JEP, 1988) (#50-51).
- c. Con valentía “gerundiosa”
“Como estando soplando (un) viento violento” (Hchs. 2, 2). Algunas traducciones hacen hincapié en que el ruido llega llegando, es decir, gerundiando. En español el gerundio, “transmite una acción que se está realizando en el mismo momento” (Curia, Christian, 2018, pág. 7). Según esta versión la acción del Espíritu viene viniendo, está estando, actúa actuando, anima animando, etc. Es decir, que la acción de Dios es siempre “actuante”, no es solo en el pasado ni lo será solo en el futuro. ¡Es hoy, en nuestro presente!
- d. Con vivacidad en movimiento: baja y eleva
En la cita de Hchs. 2, 2 algunos traducen la acción del Espíritu con la palabra φέρω (pherō/ pheromenēs) que “significa llevar, sostener y conducir. Este verbo expresa en realidad una doble actividad, a saber, llevar una carga por un lado y realizar un movimiento por el que se desplaza un objeto por otro. (…) lo encontramos para llevar hacia arriba o levantar la tierra, en otras palabras, dar fruto de un árbol o planta” (Biblia de estudioonline – phero, 2024). Lo más llamativo es que se utiliza en el mismo momento en que, quien eleva, es el que desciende… En la acción del Espíritu hay una vivacidad que desciende y eleva, viene e impulsa, ingresa y lleva hacía afuera, viene hacia uno para otros, etc. Y no es una acción pasada… es gerundiando. La vida en el Espíritu es una frescura existencial que nos impulsa a vivir viviendo en el dinamismo de la Trinidad: ir hacia otros y hacerlos partícipes. La Trinidad, viene hacia la humanidad para promoverla e invitarla a gozar de la danza y de la fiesta que es Reino de Dios.
- e. Con brío en plenitud y amplitud
“Que resonó en toda la casa donde se encontraban” (Hchs. 2,2). La presencia del Espíritu completa, llena, abarca todo espacio. A menudo completar (plēroō) que se utiliza en la cita pareciera indicar que en la acción divina se realiza en un mismo momento: lo pasado (promesa), el presente (acción en el momento) y lo futuro (hacía donde lleva). Pentecostés es una configuración cristiana en la vida del Espíritu, como contemplativos “donde estamos” de cómo Dios realiza su promesa. La dinámica de la fe cristiana vive pro-yectada hacia adelante, desde la experiencia de estar injertos en el Cristo Pascual, y vive agradeciendo al Abba/Imma sus maravillas. Esta perspectiva de estar “pro-yectados” (atraídos) hacia el gozo definitivo, es desde “donde estamos reunidos”, viviendo lo cotidiano de la existencia. La acción del Espíritu en el relato de los Hechos de los Apóstoles, es el día de una fiesta popular, es en donde están todos reunidos, etc. Dios está en y con la vida de las personas.
- f. Ímpetu integral (universal y personal)
“Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse” (Hchs. 2, 4)
Nuevamente el texto itera la palabra “llenar”, ahora ya no un espacio (la casa) sino las personas. El Espíritu potencia nuestras capacidades. Infunde vida y dones, para que nuestras habilidades, junto a los carismas, embellezcan ambientes y favorezcan la comunicación entre Dios y la humanidad.
El texto lucano menciona que “todos quedaron” que incluye a quienes estaban ahí: apóstoles, discípulos, varones, mujeres, etc. Porque la acción de Dios es universal, fraternal, amplia, no es elitista. La Trinidad se comunica y habla a la manera del otro… El texto de Pentecostés nos presenta un desafío pastoral: hablar al estilo de otro, es decir, al estilo de Dios y de las personas… Comunicar la acción de Dios (Buena Noticia) y a su manera (Pedagogía de Dios), y hacerlo desde la realidad de los demás (Vida), desde sus situaciones y manera de interlocución: en su lenguaje.
Pareciera que Lucas nos presentara a un Dios que es colaborador (Ascención) y que nos hace partícipes de su voz. Pentecostés es la fiesta del lenguaje de Dios comunicado, expresado y que resuena en lenguaje humano. Nuevamente la fe cristiana nos recuerda que en la Trinidad humanidad y divinidad son existencias sinodales: están, obran, comunican, se expresan… juntas.
“Expresarse” es un término que indica “hacer sonar, oír, hablar inspiradamente”. El sentido muchas veces, quiere manifestar una comunicación que supera lo cotidiano, pero desde la misma realidad (Biblia de estudio – apo-phtheggomai, 2024). En Dios el creyente se transforma en interlocutor y facilitador de la propuesta de la Trinidad para la humanidad, y ella se transforma en portadora de esa voz para comunicar a otras personas.
- g. Impulso maravilloso
“judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios” (Hchs. 2, 10-11)
Como en una iteración continua vuelve a aparecer la universalidad como característica esencial de la fe cristiana: religiosos locales (judíos) y extranjero o que ha llegado (prosélito), de una isla (cretenses), de Arabia, etc. ¡Ser cristianos es ser universal!
Nuevamente el texto de Pentecostés hace eco de la amplitud: “todos” (no muchos) este vocablo se repite varias veces en los once versículos y en su conjunto hace referencia a lugar (toda la casa), todas las naciones (los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes). Y todos…oyen hablar de las maravillas de Dios en sus vidas, en su lenguaje, en su realidad ¡Dios actúa en todos! No en algunos o muchos. ¡En todos!
Aire Fresco
El Obispo de Roma llamado Juan XXIII, cuando convocó al Concilio Vaticano II afirmó que esperaba que con este acontecimiento “entre un poco de aire fresco en la Iglesia” (Aguirre, Carlos María, 2002). Desde esta expresión nos parece contemplar que Dios actúa desde afuera de una institución. Y lo hace con todas las personas. Al abrir ventanas o puertas para que ingrese aire fresco, estamos asumiendo que dentro de ese espacio el clima se ha enmohecido y, por lo tanto, el viento del Espíritu nos invita al aggiornamento. Esta puesta al día (aggiornamento) es al estilo del Espíritu Santo: desde afuera, con todas las personas, y desde abajo (desde la realidad). Pentecostés es la fiesta de la universalidad cotidiana.
“El Espíritu es fuente de vida en nuestras personas y en la Iglesia (…) Espíritu como palabra que desborda todas las palabras; como palabra que alienta la oración, la libertad personal y la liberación social; como palabra que abre a la Iglesia hacia todos los hombres” (Congar, Yves, 2012, pág. 17)
Plegaria
Trinidad de la Vitalidad es hermoso y bello darte gracias,
porque sos maravillosa y te revelas así en la existencia de todas las personas y comunidades.
Te pedimos, que nuestra acción pastoral y espiritualidad, sean a tu estilo: incluyendo a todos, sin excluir a nadie,
que este viento nos traiga, de nuevo el eco de tu voz, para que seamos capaces de colaborar mutuamente en la trasformación, aggiornamento y cambio de todo lo que sea necesario.
Espíritu Santo, gracias, por ser audacia donada, osadía catequística, valentía gerundiosa, vivacidad en movimiento, brío en plenitud y amplitud, ímpetu integral, impulso maravilloso.
Espíritu de universalidad, que eres Padre de los Pobres, queremos ser a tu estilo,
consolar y acompañar, plenificar la bondad preexistente a nuestra llegada,
favorecer el descanso en el trabajo, la templanza en la vida,
alegrar la existencia haciendo eco de las maravillas de la Trinidad.
Te pedimos que juntos seamos una iglesia que riega para salir de la aridez, que sana heridas, que suaviza, que elimina la frialdad, que supera la mentalidad de ghetto o de encierro.
Feliz Pascua de la Vida Nueva… y que ella nos impulse a seguir siendo felices y con caras de redimidos.
Bibliografía
Aguirre, Carlos María. (2002). Un poco de aire fresco. Revista Criterio, Nº 2271, mayo, 75.
Biblia de estudio – apo-phtheggomai. (2024).
Biblia de estudioonline – phero. (2024).
CEA – JEP. (1988). ‘Juntos para una evangelización permanente’. Buenos Aires: Oficina del Libro.
Congar, Yves. (2012). ‘Sobre el Espíritu Santo. Espíritu del hombre. Espíritu de Dios’. Madrid: Sígueme.
Curia, Christian. (2018). ‘La #vida nos da #señales’. Buenos Aires: PPC.
Tolkien, J. R. R – Las dos Torres. (2017). ‘El Señor de los anillos. II. Las dos torres’. Buenos Aires: Minotauro.