Tribuna

Está y… nos recapitula

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Y sin pecar de loco ni atrevido, yo te elijo, mi destino y mi camino por seguir. Si ya anduve solo demasiado quiero vivir a tu lado lo que quede por vivir (Pinto, Abel – Motivos, 2013)



En la canción de este cantautor argentino, se puede intuir una cierta admiración, devoción y predisposición existencial hacia una persona que da sentido a su existencia, que la orienta y que, por una relación de amor, se “pro-yecta” a seguir “andando sin andar por un camino sin final”. A su vez, es una manifestación de reciprocidad.

La vida de fe nos presenta situaciones similares. Es por tal motivo, que este XV Domingo de la vida pública, queremos bucear en esta experiencia: estar recapitulados desde el amor. Propuesta que la podemos discernir en los textos de Amós, Pablo y Marcos que la liturgia nos propone.

Recapitulados: somos santos

“hacer que todo tenga a Cristo por cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra” (Ef. 1, 10)

En el libro ‘Una aventura maravillosa’ de mi autoría recordaba que la Trinidad “nos recapitula”. Esta palabra puede tener varias significaciones. Una de ellas es resumir de manera “sumaria y ordenadamente lo que por escrito o de palabra se ha manifestado con extensión” (RAE – Recapitular). Y también que hay experiencias que nos “recapitulan” haciendo que vivamos de una manera distinta, porque todo adquiere una nueva significación.

En el texto de Amós se puede vislumbrar dicha experiencia cuando quien no era “profeta”, ahora lo es. Eso no solo es una nueva función, sino una nueva manera de ser.

Marcos, en el evangelio de Jesús, nos presenta a un grupo de seguidores que ahora pasan a ser protagonistas: van de dos en dos y son enviados a replicar lo que el maestro hace.

Podríamos certificar, que ser santos ya no sería ser héroes, modelos o gente que vive las virtudes heroicas, sino aquellas personas que orientadas por Jesús nos ponemos en camino hacia otras personas. La fe cristiana es pro-yectiva, pro-activa, es decir, estamos orientados hacia otros, porque la Trinidad está orientada hacia la humanidad. (Concilio Vaticano II – GS, 1965).

Recapitulación orientada

Pablo de Tarso nos reitera que la orientación es Cristo. Y él nos atrae hacia sí, nos recapitula porque lo tenemos como “cabeza, centro o fin (…) da sentido y desde quien todo adquiere una significación” (Curia, Christian, 2022, pág. 40). Esta orientación puede ser entendida como:

  • estar centrados en él
  • el principio rector similar al corazón de la fe en sus múltiples dimensiones
  • ligazón con el cuerpo porque uno crece con otro porque él es la Cabeza y ésta crece en el cuerpo que es él mismo (Cf. Col. 4, 16) comprendiendo la totalidad (Lyon, Ireneo de – Contra Herejes) (III, 22, 1)
  • crecimiento desde el amor hacia la cabeza
  • la Cabeza es la protagonista de la misma recapitulación (Col. 1, 18)
  • unir a la Cabeza y elevar hasta Cristo (Schlier, Heinrich, 1991, págs. 84 – 86)

Frente a propuestas religiosas de intimismo o “fuga mundis” (huida del mundo) anacrónicas, por cierto, en el evangelio se nos presenta a un Dios orientado hacia lo humano: elige e invita a personas a seguirlo para que se alineen hacia otras personas.

Recapitulación humana

“Extra mundum nulla salus, fuera del mundo no hay salvación” (Schilleveeckx, Edward, 1994, pág. 19)

Desde la fe cristiana, el ser humano ya no es referenciado al relato de la caída (Pecado original), sino que la humanidad es recapitulada en Jesús. Desde la resurrección el jardín del sepulcro vacío, es ahora el lugar de referencia. Es Cristo, verdadero ser humano y verdadero Dios, quien nos hace consortes de la naturaleza divina, habla como amigos, mora en nuestro mundo, nos invita a la comunicación y nos recibe en su compañía (Concilio Vaticano II – DV, 1965)(# 2). Estar “encabezados por Cristo” se realiza en la fraternidad/solidaridad humana en la cual Dios se hace vocablo para los demás. Todas las personas tienen una “capacidad de Dios” y, por Cristo, Dios cabe en nuestra vida y ella en el Abba/Imma.

Marcos relata la experiencia de Jesús preocupado por lo humano y, por tal motivo, envía humanamente a los seguidores (de dos en dos). Podríamos contemplar en dicha situación que la fe cristiana es auténticamente humana, porque está recapitulada desde un Dios preocupado por la humanidad y porque la finalidad de creer en él, es acompañar comunitariamente al ser humano en su liberación existencial. Paradoja del evangelio, parece que, para Marcos, la liberación de la humanidad en este relato, no sería que los seres humanos sean de una religión, sino que sean liberadores de los males, enfermedades, demonios, etc., que nos aquejan. Quizás, solo quizás, la fe cristiana se transforma en auténticamente cristiana, porque está recapitulada en Cristo y orientada a la humanidad.

Parafraseando al teólogo Edward (de Bélgica), podríamos decir que “extra humanitas nulla salus”, fuera de la humanidad no hay salvación, porque Dios se hizo humano, asumió todo lo humano (GS. 22)

Recapitulación en, desde y hacia

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos que tan generosamente nos ha concedido en el Amado (Ef. 1, 1 – 2)

Los Doce fueron llamados y enviados. Y luego volver a él. Este triple movimiento expresa esta recapitulación primordial. Los cristianos somos quienes desde la primacía del proyecto de Jesús: él es el principio (arjé), pero también es el fin (sjaton) es decir, orientados desde y hacia él. Es justamente en esta orientación donde se realiza la plenitud: “pleroma” (Cf. Col. 2, 9). Este concepto griego es utilizado como “aquello que llena” o “llenar con”, “llenar de”, “llevar hasta el final”. El evangelista Marcos comienza la actividad pública de Jesús con este sentido: “el tiempo se ha cumplido”, se ha llenado del Reino. Esta experiencia cristiana también la encontramos en la Carta a los Efesios cuando habla de la recapitulación en Cristo: “para que se cumpliera la plenitud de los tiempos” (1, 10). Esa realización es en un hoy constante por la presencia y la acción de quien nos plenifica.

Desde lo teologal creemos, celebramos y anunciamos a un Dios padre/madre y que es por y para nosotros. Es un Abba (papá, papi, papito) /Imma (mamá, mami) que ama hasta el fin. Ama al Hijo (Jn. 3, 35; 10, 17; 15, 9; 17, 24 – 26), es esencialmente amor (1ª Jn. 4, 8) y compasivo. La ternura de la Trinidad la podemos encontrar en varias expresiones bíblicas que ayudan a profundizar esta perspectiva ontológica de la recapitulación en Cristo, pero hay una fórmula que lo expresaría más acabadamente: hesed (bondad, fidelidad benevolente, misericordia) y emet (verdad, solidez, seguridad, fidelidad). Otro vocablo es rachamin que confiere a los anteriores “un carácter de ternura casi carnal. La palabra se deriva de la raíz rechem que designa el seno materno” (Durrwell, Xavier François, 1992, pág. 163).

De 2 En 2

Recapitulación eclesial

Durante este último mes fueron noticias replicadas en portales y reflexiones, las “excomuniones” a personas y comunidades que, en lo que concierne a mi perspectiva, están orientados por una ideología que ha cegado o enfermado sus opciones. Incluso hasta un conocido actor y productor, totalmente fanatizado, quiere vivir la experiencia de la excomunión. Este rompimiento no es nuevo y lamentablemente desde fines de la década de los 70 del siglo pasado hasta la actualidad ciertas jerarquías han fomentado lo que en el Documento de Aparecida los ahí reunidos decían “lamentamos algunos intentos de volver a un cierto tipo de eclesiología y espiritualidad contrarias a la renovación del Concilio Vaticano II” (CELAM – DA, 2007) (#100 b). Incluso se ha levantado la excomunión a un grupo que está en contra del Concilio Vaticano II unos días previos al Cincuentenario de la convocatoria a dicho Concilio (Congregación para los Obispos, 2009).

En el texto de Efesios que la liturgia nos ofrece, podemos intuir algunas características de esta recapitulación comunitaria y así evitar situaciones tan lamentables como las insinuadas anteriormente:

  • ser levadura es más importante que ser masa,
  • ser iglesia sustentada y basada en la comunión, comunidades con diversidad de ministerios (Concilio Vaticano II – AG, 1965) (nº 15)
  • Ministerios en función de la configuración eclesiológica, es decir, que se comprenden por el servicio que brindan a la comunidad y al mundo(Digal, Jean, 2002, págs. 25 – 30).
  • Superar binomios de oposición (ej.: casta ordenada – laicos)
  • Vivir el sacerdocio de todo el pueblo de Dios porque todo él es ministerial y santo, servidores de la humanidad(Pablo VI – Alocución última sesión del Concilio Vaticano II, 1965).
  • ser una iglesia orientada desde, en y por la fidelidad a Dios y al ser humano, porque justamente la buena noticia del Reino es que creemos en una Trinidad enredada con y en la historia de la humanidad
  • Superar “el rumbo restauracionista imprimido a la iglesia católica”(Küng, Hans, 2013, pág. 9)
  • Ser Iglesia pobre y que vive su equivalencia sinodal. Es decir, que no hace opciones por ambas características, porque ellas son esenciales a su identidad.

Plegaria

Espíritu de la recapitulación, es bueno y maravilloso,
vivir en concordancia con la propuesta de la Trinidad,
porque ella nos ama, santifica y plenifica,
haciéndonos crecer desde el amor hacia los demás.
Espíritu de la salida,
tu eres la evidencia de una ágape que solo sabe amar y brindarse a todo el mundo,
tu eres el que ensancha nuestra existencia hacia todas las personas
para que la alegría, liberación, fraternidad, universalidad, cercanía, servicio, etc.,
sean las notas particulares del pueblo que sigue al Nazareno (Curia, Christian, 2022, pág. 155).

Felices desde la Pascua de la Vida Nueva…


Bibliografía

CELAM – DA. (2007). ‘Documento de Aparecida’. Buenos Aires: Oficina del Libro.
Concilio Vaticano II – Ad Gentes. (07 de Diciembre de 1965).
Concilio Vaticano II – Dei Verbum (18 de Noviembre de 1965).
Concilio Vaticano II – ‘Gaudium Et Spes’ (12 de Diciembre de 1965).
Congregación para los Obispos. Decreto Levantamiento Excomunión Latae Sententiae (21 de Enero de 2009).
Curia, Christian. (2022). ‘Una aventura maravillosa’. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: PPC – Bonum.
Digal, Jean. (2002). ‘Descubrir los ministerios’. Madrid: Ágape.
Durrwell, Xavier François. (1992). ‘Nuestro Padre. Dios en su misterio’. Salamanca: Sígueme.
Küng, Hans. (2013). ‘¿Tiene salvación la Iglesia?’. Madrid: Trotta.
Lyon, Ireneo de – Contra Herejes. (s.f.). mercaba.org.
Pablo VI – Alocución última sesión del Concilio Vaticano II. (08 de Diciembre de 1965).
Pinto, Abel – Motivos. (2013).
RAE – Recapitular. (s.f.).
Schilleveeckx, Edward. (1994). ‘Los hombres relatos de Dios’. Salamanca: Sígueme.
Schlier, Heinrich. (1991). ‘Carta los Efesios’. Salamanca: Sígueme.