Salgo a caminar por la cintura cósmica del Sur, piso en la región más vegetal del viento y de la luz, siento al caminar toda la piel de América en mi piel, y anda en mi sangre un río que libera en mi voz su caudal (Guitarreros ok – Canción con todos, 2008).
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En Argentina y América es una melodía que conmueve. En ella se pueden encontrar la experiencia humana de caminar junto a las personas y cómo sus vidas hacen al camino.
Un Dios que pregunta
“por el camino, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que soy yo?” (Mc. 8, 27)
En algunas corrientes religiosas, los seres humanos tienen que buscar y preguntarse qué es lo que esa divinidad quiere para ellos. Queremos contemplar desde la fe cristiana un Dios que dialoga e interroga, no como investigador o acusador, sino para saber qué le pasa a la persona. Este Dios al preguntar se vincula con las personas, y no solo es una relación unidireccional. Jesús estaría manifestando una divinidad que tiene en cuenta la vida de los seres humanos, sus interrogantes, deseos, esperanzas y seguramente sus angustias.
Un Dios que pregunta por ¿quién?… pareciera estar más orientado a la felicidad de las creaturas y no tanto si cumplís o qué haces, cómo lo haces, etc. Jesús pareciera tener en cuenta a la gente…
Ruptura religiosa
“Y ustedes, ¿quién dicen que soy? (Mc. 8, 29)
En algunas tradiciones religiosas de antaño, quizás hoy también, el vínculo con lo sagrado tiene etapas y procesos que van de lo tremendo a lo familiar. Y donde las obras son más importantes que las personas. En cada momento las personas se vinculan con lo divino con ciertas características
A la etapa inicial, que algunos llaman “tremendo”, surge la relación del miedo, porque es tan grande lo divino que hace vivir a la humanidad el temor de estar en su presencia, porque “lo grandioso de la divinidad opaca la pequeñez de la creatura” (Curia, Christian, 2022, pág. 14). A la etapa de lo fascinante, surgiría el sentimiento de “la admiración y atracción”. Lo divino es admirable y atrayente. Aquí las divinidades no suelen tener en cuenta la opinión ni la propuesta de sus “fieles”.
Jesús, pareciera romper esta dinámica… lo presenta y vive como familiar: hace camino, pregunta, tiene en cuenta la opinión, etc.
- a. Un Dios que hace camino con…
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesárea de Filipo, y en el camino les preguntó (Mc. 8, 27)
El texto del Evangelio que la liturgia propone para este XXIV Domingo de la vida pública (tiempo ordinario), continua con la imagen de un Dios peregrino… y que está gerundiando: mientras estaban en el camino… dialoga.
Jesús nos estaría revelando, nuevamente, que Dios es conciliar/sinodal… camina junto a las personas. ¡No es el Dios llevado por una religión! Es quien se anticipa, primerea la acción humana (salió), que camina con las personas, con la humanidad, que está junto a los procesos e itinerarios y a las emociones.
No sería la divinidad que llevamos a un lugar, o ante quien “nos ponemos en su presencia por un gesto nuestro” …
Él está… se vincula y hace camino con nuestra vida, historia, búsquedas y vicisitudes.
- b. Un Dios ubicado y ubicable
“en el camino” (Mc. 8, 27)
En varias citas del Evangelio según Marcos aparece la expresión mencionada o se alude a que se puso en camino hacia un lugar (1, 14; 8, 3, 24; 10, 17, 46). Se refiere también a que toda la obra pública de Jesús sucede en escenarios geográficos: Galilea, Jerusalén, Judea, Cesarea de Filipo, el Jordán, Jericó… etc.
El Dios de Jesús está , aquí, acá, allí, allá… ¡Es ubicable! Lo encontramos por el camino de la vida no solo un momento, sino en todo el recorrido, no solo en un lugar sino por donde caminamos…
Si queremos encontrarlo, más que ir a un espacio, es descubrirlo en el recorrido de la vida, en las zonas geográficas de nuestras existencias, en los centros o en las periferias, en donde hay gente y donde no la hay…
Quizás, y solo quizás, la mayor dificultad de la pastoral eclesiástica es proponer que él está en un lugar al que todos tienen que ir.
- c. Un Dios comprensible
Marcos nos presentaría a un Dios que no tiene una única respuesta… solo invita a esperar el tiempo oportuno. Y quizás, ahí podemos contemplar que él es comprensible de nuestras interpretaciones y que, llegado nuestro momento, lo revelado modifique nuestra manera de ser y de hacer (2ª Lectura).
El tiempo de Dios es contemplativo y tiene su propio proceso… no es para personas ansiosas que aceleran las horas y los audios, que desean los lunes que ya sea viernes, que ya sean las vacaciones, etc.… El evangelio nos presenta que el Abba/Imma es el Dios del camino.
- d. Un Dios sin filtros
Lo llamativo de este texto, comparados con los paralelos, es que Jesús no dice cuál es la respuesta correcta, exhorta a un silencio mesiánico, y luego enseña que este “Mesías” quizás, no es el que se imaginan…
El mesianismo de Jesús, es profético, porque él es el siervo de Yahveh que han anunciado (Primera lectura: Is. 50, 5-9) y hasta manifiesta cuál es el camino para seguirlo: es uno que incluye dificultades. Y hasta utiliza palabras duras con quien no interpreta cuál es su misión (Mc. 8, 33) … paradoja de la escritura: es con Pedro.
- e. Vínculo novedoso (comunitario)
“Y ustedes, ¿quién dicen que soy?” (Mc. 8, 29)
Creer y seguir a Jesús, para el Evangelio, es superar la dimensión intimista y centralista de la vida. En varias expresiones religiosas de otras épocas, la redención personal estaba en el “encuentro íntimo” con la divinidad redentora. Aquí Jesús rompe ese modelo porque el encuentro con él es personal, no íntimo; es comunitario no individual, es “nuestro” no “mío”.
Creer y seguir a Jesús supone un caminar juntos… es decir, conciliar/sinodal y no tanto “me” o “yo”.
La fe en comunidad hace crecer y caminar, favorece la contemplación de la presencia de Dios en la realidad, porque, aunque “uno no lo vea”, otros perciben y descubren su cercanía.
- f. Un diagnóstico pastoral
El texto de Mc. 8, 27-35 es bisagra en toda su obra. Según los biblistas, aquí se condensaría toda su redacción y dividiría este texto en dos partes: desde 1, 1 hasta 8, 22 y desde aquí hasta la pasión muerte y resurrección de Jesús. El núcleo incluiría la cita de este XXIV Domingo que la liturgia propone (Cisterna, Félix Eduardo, 2000, pág. 23).
Podríamos vislumbrar aquí un criterio fundamental para los diagnósticos comunitarios. Por lo general, estos están orientados desde las prácticas u obras: la gente no viene, no hace, deja de participar, realiza tal o cual gesto o acción de vida, etc. Este evangelista nos presenta a un Dios que se preocupa por ¿quién? Las búsquedas y manifestaciones estarían más enfocadas en las personas y, hasta podríamos imaginar, que no son anónimas, sino que tienen un rostro y una historia que él contempla y considera fundamental. ¡El Dios de Jesús no es el del anonimato! Es el que se vincula con personas concretas.
En otros territorios eclesiásticos los diagnósticos y desafíos parroquiales/diocesanos se enfocan en cómo solucionar o buscar alternativas para cambiar las situaciones: si no vienen hacer algo para que vengan, si no creen analizar cómo hacer para que crean, si no se bautizan hacer algo para que reciban el sacramento con certificación de nacionalidad, si no comulgan ver qué tienen que hacer para reaizarlo, etc.
Cuando Jesús hace el giro de pregunta, ¿y ustedes quién dicen que soy?, sería la cuestión medular para todo diagnóstico comunitario eclesial. Porque la respuesta que brindemos, es la que orientará nuestra acción. Y, quizás podamos descubrir que estamos más atentos a qué y cómo… y no tanto a quiénes. O posiblemente, podamos encontrar que nuestras respuestas están más orientadas al cumplimiento de rúbricas que a contemplar el misterio que camina junto con las personas, que incluso dicen cosas diversas (Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas).
Plegaria
Trinidad que te revelas, lo hiciste desde la creación y lo continúas haciendo.
Gracias por acercarte la vida de toda persona, por estar en sus caminos y recorridos vitales.
Gracias por preguntarnos quiénes somos, por tener en cuenta nuestras respuestas e invitarnos a tu seguimiento, así como somos y como estamos.
Gracias por caminar “por” nuestras vidas y “junto a” nuestra historia.
Queremos, con vos, ser comunidades eclesiales ubicables y comprensibles, que preguntamos por las personas, por cómo se encuentran en su vínculo con tu manifestación.
Queremos centrarnos en tu pedagogía: estar, caminar, dialogar, abrir los oídos y los ojos para contemplarte en y por la vida de tantas personas con quienes compartimos la existencia.
Te pedimos que, a tu estilo, rompamos toda expresión religiosa que te presente alejado, foráneo y hasta imposible de encontrar o que solo se te puede encontrar en “sus requisitos”.
Felices desde la Pascua de la Vida Nueva…
Bibliografía
Cisterna, Félix Eduardo. (2000). ‘El Evangelio de Marcos’. CABA: Claretiana.
Curia, Christian. (2022). ‘Una aventura maravillosa’. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: PPC – Bonum.