Tribuna

Genocidio

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Francisco Vázquez, embajador de EspañaFRANCISCO VÁZQUEZ Y VÁZQUEZ | Embajador de España

“El mundo debe saber que una parte considerable de estos fanáticos asesinos han estudiado en las escuelas y colegios de occidente…”.

El mundo debe saber que por motivos religiosos, no por causas raciales o políticas, se está llevando a cabo un genocidio perfectamente planificado, que tiene como objetivo la desaparición del cristianismo en tierras de Asia y de África, allí donde hay una presencia mayoritaria del islamismo.

Bien a través del asesinato o el secuestro, bien a través del extrañamiento forzoso de sus lugares de origen, desde cada ya décadas, diferentes movimientos musulmanes están logrando que ¡cientos de miles! de personas pertenecientes a comunidades cristianas, ante el riesgo real de muerte o de perder sus bienes y propiedades, se ven compelidos a huir abandonando las tierras donde llevaban asentados miles de años, como es el caso de los arameos, caldeos y de los pobladores de las bíblicas cuencas de los ríos Tigris y Éufrates, las más antiguas comunidades de la fe cristiana.

El mundo debe saber que esta persecución está ocasionando miles de nuevos mártires, gentes anónimas y sencillas que, atrapadas por los cambiantes frentes de guerra, son conminados a abjurar de su fe, y forzados a convertirse al islam, coacción baldía ya que la inmensa mayoría permanecen fieles al bautismo aún a riesgo de perder sus vidas siendo salvajemente inmolados por sus verdugos, que los crucifican, o los entierran vivos, o los decapitan degollándolos con un puñal, niños, mujeres y ancianos incluidos.

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El mundo debe saber que estos horrores están sucediendo en las mismas tierras que hollaron Jesús y los apóstoles siendo muchas de las víctimas los descendientes directos de los primeros conversos, hablando incluso hoy algunas comunidades la misma lengua en la que predicó Cristo.

El mundo debe saber que las casas y negocios de los cristianos se marcan con una señal que permite su libre incautación inmediata por cualquier musulmán. Las iglesias, monasterios, escuelas, asilos y dispensarios cristianos son sencillamente volados y toda esta barbarie sin parangón se financia en gran medida con los petrodólares suministrados por las teocracias islámicas, las mismas que guardan silencio ante el secuestro de mujeres y niñas que son vendidas en mercados de esclavos o forzadas a ejercer la prostitución, por el mero hecho de ser cristianas.

El mundo debe saber que una parte considerable de estos fanáticos asesinos han estudiado en las escuelas y colegios de Occidente, siendo fanatizados en muchos casos en mezquitas de nuestras ciudades por las enseñanzas de los imanes enviados por reyes y emires que en sus territorios les prohíben impartir sus criminales e intolerantes enseñanzas.

Y el mundo debe saber que estos centenares de miles de mártires asesinados, secuestrados, expulsados de sus tierras, sufren el más doloroso de los sufrimientos, que no es otro que el silencio de sus hermanos cristianos, que tan solo se conmueven cuando un occidental es tomado como rehén o degollado con alevosía ante las cámaras de televisión, pero son incapaces de dedicarles ni siquiera una prez en las oraciones de la misa del domingo, porque políticamente es incorrecto mencionar y no digamos denunciar, esta planificada y organizada masacre, sus causas y sus responsables.

Por eso el mundo no sabe, porque simplemente no quiere saber.

En el nº 2.910 de Vida Nueva