ANTONIO PELAYO | Corresponsal de Vida Nueva en Roma
“El papa Francisco ha querido reforzar la transparencia del Instituto para las Obras de Religión (IOR) con una nueva ley…”
Georg Gänswein es un hombre muy discreto, y aún más desde que desempeña la doble función de secretario personal del papa emérito, Benedicto XVI, y del reinante Francisco. El 22 de octubre concedió, sin embargo, una larga entrevista al periódico romano Il Messaggero. La última de sus respuestas se refiere al banquero Ettore Gotti Tedeschi, defenestrado del IOR de mala manera.
“Recuerdo bien aquel momento –dice el prelado alemán–, era el 24 de mayo. Ese día tuvo lugar también el arresto de nuestro ayudante de cámara, Paolo Gabriele. Contrariamente a lo que se piensa, no hay ninguna conexión entre los dos acontecimientos; en todo caso, solo una coincidencia desafortunada, incluso diabólica. Benedicto XVI, que había llamado a Gotti al IOR para llevar adelante la política de trasparencia, quedó sorprendido, muy sorprendido, por el gesto de desconfianza al profesor. El Papa le estimaba y le quería, pero, por respeto a las competencias de quien tenía la responsabilidad, optó por no intervenir en aquel momento. Después de la desconfianza, el Papa, por motivos de oportunidad, aunque no ha recibido nunca a Gotti Tedeschi, ha mantenido contactos con él de modo apto y discreto”.
Me consta que estas afirmaciones han alegrado al notable economista, que espera, sin embargo, una rehabilitación que sería esencialmente una operación de justicia.
En el nº 2.869 de Vida Nueva.