Tribuna

Greene, el poder y la gloria

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El pensamiento católico ha tenido su representación dentro de la historia de la literatura universal. Representaciones que tuvieron, en muchos casos, papeles descollantes en la historia contemporánea. La lista es extensa y pesada: León Bloy, Paul Claudel, François Mauriac, Charles Péguy, Evelyn Waugh, A. J. Cronin y tantos otros.



En estas breves líneas nos concentraremos en el inglés Graham Greene, autor de la extraordinaria novela ‘El Poder y la Gloria’ (1940), entre otras grandes obras.

Una obra que se debate entre el realismo y la búsqueda moral. Obra que lo define como un notable novelista, capaz de presentar a sus personajes con una psicología profunda y segura, y con una habilidad comprobada para manejar los laberintos narrativos.

Greene posee una suerte de encanto para construir exóticos lugares y es, a juicio de muchos críticos, implacable en la exploración de la experiencia humana. Su pensamiento católico es fundamental para entender su obra, ya que es justamente este elemento el que le añade profundidad. La lucha entre el bien y el mal la enmarca desde la óptica teológica, como algo disímil e incluso discordante en ocasiones con la humanidad y a los ardores llevados a cabo por conductas socialmente plausibles. Su literatura, así como su corazón, es la de un desgarrado.

La caída del hombre

El tema central de la literatura del siglo XX es la caída del hombre. En Greene no podía ser de otra manera, solo que para el inglés esta caída es hacia el pecado. El gran protagonista de sus libros es el pecado, o el pecador. Un pecador que no es el criminal, en el sentido de las categorizaciones legales humanas o de los códigos penales; tampoco le importa la exposición y desarrollo de impulsos psicológicos y mucho menos todavía sensaciones artísticas. Lo que mueve a Greene es el hecho objetivo de que el hombre vive en el pecado y se ve obligado a pagar con una vida miserable la caída desde el orden supremo de la salvación, esa pretendida autoglorificación.

Apunta que esto lo condena a vivir el infierno en este mismo plano, en la vida terrenal. Sus novelas socavan las bases de la pretendida gloria soñada, de la belleza de una vida falseada y farsante. Greene posee una cualidad que radica en percibir el mal y los defectos desprendidos de él. Y va más allá. Demuele toda la importancia y la significación humanas, demuele las aspiraciones y las realizaciones, demuele al hombre mismo haciéndolo indigno de alabanza, orgullo o soberbia. En la obra de Greene el pecador no se encuentra solo.

Frente a su miseria infinita se erige la grandeza de Dios. Entiende que en ese mismo hombre pecador habita la santidad, y esta se levanta sobre el corazón de los insignificantes, en aquellos que ya han sido arrasados por la ignominia del mundo moderno, que no es más que la consecuencia del maltrecho espíritu humano.

‘El Poder y la Gloria’

Los rasgos esenciales de las concepciones vitales de Greene se encuentran disueltos en la obra más importante de su novelística: ‘El Poder y la Gloria’, publicada en 1940. La novela es un intento de Greene por denunciar las persecuciones anticlericales realizadas en México entre 1924 y 1928 por parte del presidente Plutarco Elías Calles y su Guerra de los Cristeros y el gobernador de Tabasco, Garrido Canabal. Cuenta la huida del último cura durante esas constantes persecuciones en Tabasco y con ello intenta mostrar el triunfo de la Iglesia en este anticlerical estado del sur de México.

La novela es el retrato de un catolicismo abandonado, de un mundo infinitamente vacío al cual le robaron todas las presencias esenciales. Donde antes se erguían iglesias y catedrales, hay hoy centros de juego o edificios oficiales; en lugar de los orantes han aparecido los desesperados. No solo ha desaparecido el catolicismo como un simple ejercicio religioso, ha desaparecido toda su sustancia, la fe ha sido aniquilada. Greene apunta en la novela una nueva fuerza que pretende llenar ese vacío: el Estado Total, en el cual se desnuda el hombre como dueño de su propia gloria y poder. A pesar de situarse la novela en un tiempo pasado, la exactitud de los detalles parece de absoluta actualidad y en ello reside la fuerza de esta notable obra literaria. Paz y Bien


Por Valmore Muñoz Arteaga. Profesor y escritor. Maracaibo – Venezuela