Tribuna

Haciendo eco… cambiando

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“Porque el mundo está cambiando: lo siento en el agua, lo siento en la tierra, lo huelo en el aire” (Tolkien, J. R. R. – El retorno del Rey, 2017, pág. 334)



1.     Cambios cotidianos

En estos días las redes sociales aparecieron o se viralizaron imágenes que fueron cambiadas por una App o IA con estilo animé, caricatura o al que se le quisiera dar. Fue furor en perfiles personales, institucionales, gubernamentales y partidos políticos. Seguramente es un atractivo divertido para pasar el tiempo y viendo como hay cosas que cambian…

Las grandes modificaciones son en todos los aspectos de la vida y exige, de quienes quieren cambiar, estar atentos a los indicios de esa transformación (Curia, Christian, 2018). El vocablo aggiornamento, es una expresión muy bella de nuestro amado Giuseppe Roncalli, Juan XXIII. Algunos piensan que es dejar de lado todo y hacer algo distinto, improvisando permanentemente. Otros, una mera actualización de un lenguaje o recursos, pero sin sustento, sin grandes innovaciones estructurales. El Papa Bueno, dio a entender el significado al convocar al Concilio Vaticano II al decir que es:

“como un retorno a las fuentes de la revelación, a la realidad fundamental de la iglesia que brota de la unión con Cristo y, por eso, considerando atentamente la realidad de los receptores de la Buena Noticia, en su aquí y ahora, la situación del mundo de la sociedad actual, sabiendo leer su mensaje e interpretar los signos de los tiempos” (De San Martin, Luis Martin, 1998, pág. 217)

2.     Creer, es cambiar

Por cierta corriente se ha instalado en la cosmovisión cristiana que la fe es estática y, además, se la concibe como un sinónimo de religión.  Quizás ahí está el primer cambio: la fe no es la religión. Creer es configurar la existencia en sus múltiples relaciones, desde el Misterio de Dios que se revela y nos hace partícipes de su propuesta (CEC, 1997)(#143). Y religión es la respuesta comunitaria a la revelación, por lo tanto, está en segundo lugar. Porque lo primero, es Dios que se comunica y quiere hacerlo (Concilio Vaticano II – DV, 1965)(#2). La religión va modificando varias cuestiones de sí misma en función de la fe que dice profesar.

A medida que los creyentes ahondamos en la profundidad del Dios en quien creemos, nos vamos transformando, vamos cambiando y la expresión religiosa de estas comunidades también. Por eso, si una religión no cambia, habría que indagar en qué Dios dice creer, porque correría el riesgo de inmovilizar el misterio siempre desbordante en unos parámetros.

3.     Creer, cambia

La Trinidad toma la iniciativa y la fe cristiana va configurando diversas maneras de expresar a las personas de cada época cuál es “la anchura, la longitud, la profundidad y la altura” de ese amor que da sentido a todo (Ef. 3,18). Es por ello, que pasamos de reunirnos en casas a las catacumbas y luego al templo, pasamos de buscar ministerios acordes a la necesidad de las comunidades a tener un tiempo de producción de ministerios ya establecidos, creamos diversidad de ritos (ambrosiano, griego, latino, tridentino, del Concilio Vaticano II) … pasamos de celebrar en torno a la mesa acostados entre almohadones a templos fríos con bancos y arrodillándose, etc.

Las comunidades de fe, cuando creen cambian… cuando no cambian ¿no creen? ¿o se quedaron fijas a un tiempo pretérito?

Creer, cambia porque toda relación con la centralidad de la fe provoca una “ruptura ontológica”, es decir una nueva forma de ser, una manera fundante de vivir, convivir y contemplar la existencia (de Sahagún Lucas Hernández, Juan, 1992, pág. 48). Y como la fe provoca transformaciones religiosas, sociológicas, comunitarias, académicas, etc., su expresión también lo cambia, salvo cuando se ha fanatizado con un modelo y, lo peor, es que se presentan caricaturas de Dios y del ser humano (Alberich Sotomayor, Emilio, 2012).

Si se cree en Dios, Uno y Trino, se cambia, se aggiorna.

4.     Creer de otra manera

En algunos territorios y predicaciones (ministros laicales y ordenados) se suele presentar un dualismo muy fuerte y que es contradictorio con la fe de la Iglesia. Por momentos, pareciera que se anuncia a un Dios que actúa porque otro ha roto lo que él ha creado o que compite con él para ver quién obtiene mayor satisfacción para otorgar un premio a quien realice un sacrificio.

Una de estas concepciones, es con la persona humana. Se dice que ella “pierde el ser imagen de Dios” porque ha realizado algo “malo” o ha pecado. Sin embargo, en el libro del Génesis podemos contemplar que ser “Imagen y semejanza de Dios” perdura y constituye una característica esencial del ser humano antes y después del pecado: Gn. 1, 26 – 27; 9, 6.

Si creyéramos en un Dios que es creador, sería casi imposible pensar que una creatura puede romper la dignidad que él ha dado a su obra amada.

“Atribuir al ser imagen/semejanza una relación con la situación de agraciamiento sobrenatural se revela inexacto si se considera Gn. 9, 6: también el hombre postdiluviano, que forma parte de la humanidad ya pecadora, sigue siendo imagen de Dios; tal cualidad, pues no se pierde por el pecado” (Ruiz de la Peña, José Luis, 1996., págs. 41-42)

Predicar lo contrario, pondría en tela de juicio que Dios sea Dios.

Haciendo Eco Cambiando

5.     Creemos, luego anunciamos

Desde que Francisco, Obispo de Roma, fue internado el día de San Valentín volvieron los signos muy significativos de la decadencia pastoral de un modelo eclesial o como expresa una caricatura de Dios. Para muestra vale un botón:

  • Decimos profesar la fe en Dios uno y Trino en la koinonía y en tiempos de preocupaciones surgen especulaciones, falsas noticias e intrigas palaciegas de clima de pre – cónclave. Que hasta los más encumbrados funcionarios salen a desmentir. Quizás la historia de la diplomacia vaticana favorezca esas elucubraciones dado que no siempre han dicho la verdad: muerte y asesinato de Juan Pablo I oficialmente dijeron hechos que no sucedieron (Locatelli, Nunzia & Suárez Cintia, 2022).
  • Decimos profesar que Dios es el centro de nuestra vida y pareciera que ante la posible ausencia de un Papa todo entra en crisis y hasta algunos prelados afirman que “se necesita” a alguien para continuar con las reformas (Maradiaga, Oscar Andrés, 2024) y que ese líder no se “puede ir ahora”.
  • Expresamos al mundo que “Jesús es nuestro gozo”, pero en situaciones críticas queda en evidencia que nuestra eclesiología está a la intemperie porque padecemos la papolatría (González Ruiz, José María, 1986). Cuando ese líder padece alguna enfermedad o situación difícil en su salud, todo entra en tensión y hasta somos capaces de pedirle lo inhumanamente posible a un pastor que está sufriendo. O como hemos pasado en años anteriores elogiamos al que está “hasta sufriendo por la Iglesia” o a quien ya no puede más y renuncia. ¡Paradojas de los espiritualismos eclesiásticos!

Quizás por estas situaciones preexistentes a lo mencionado, es que tanto el Sínodo de 1974 y Pablo VI nos recordaron: que antes de evangelizar, es necesario hacer eco del Cristo evangelizador en iglesias evangelizadas (Pablo VI – EN, 1975). Mientras no hagamos lo primero, seguiremos ubicando los carros delante de los caballos.

6.     Cambiar, es creer

Cuando no se cree, no se cambia. Cuando se cree, se transforma. Por tal motivo, es fundamental hacer un acto de fe para cambiar. En primer lugar, en quien decimos creer porque “hace nuevas todas las cosas” (Apoc. 21, 5). En segundo lugar, en que somos capaces de hacer la transformación y, en tercer lugar, en que el cambio es bueno.

Si creemos en el don de Dios como tal, haremos “la inversión radical de la experiencia cristiana de la gracia” (Torres Queiruga, Andrés, 1999, pág. 27) y no predicaremos que tenemos que estar en limpios para recibirla.

7.     Creemos, luego oramos

Trinidad del júbilo y la esperanza, es bello y bueno darte gracias siempre y en todo lugar, pero más que nunca en este tiempo de zozobra eclesiástica.

Queremos ser iglesia centrada en Jesús, para vislumbrar que “las criaturas van vistiendo sus galas y sus colores, porque al nacer el nuevo día hacen nuevas las canciones. Él es ¡Lucero del alba, que paces entre esplendores, apacienta nuestras vidas ya sin sombras y sin noches! (CEA – Liturgia de las Horas, T. III, 1981, pág. 1028).

Te damos gracias por la vida de tantas personas que son eco de tu voz, y nos ayudan a creer de una manera nueva especialmente por Francisco, Obispo de Roma, porque nos está recordando que eres buena, misericordiosa y que nos haces vivir en la alegría de la Buena Noticia, porque nos catequiza afirmando que de Jesús y “de su Corazón santo broten para todos nosotros esos ríos de agua viva que sanen las heridas que nos causamos, que fortalezcan la capacidad de amar y de servir, que nos impulsen para que aprendamos a caminar juntos” (Francisco – DN, 2024)(#220).

Te pedimos por todos los creyentes, para que la fe profesada nos cambie y configure con vos.

Felices desde la Vida Nueva… que nos cambia.

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Trabajos citados

Alberich Sotomayor, Emilio. (2012). Los contenidos de la catequesis. CABA: Claretiana.
CEA – Liturgia de las Horas, T. III. (1981). Liturgia de las Horas. Buenos Aires: Paulinas.
Catecismo de la Iglesia Católica (26 de diciembre de 1997). Obtenido de https://www.vatican.va
Concilio Vaticano II – Dei Verbum (1965). Obtenido de https://www.vatican.va
Curia, Christian. (2018). La #vida nos da #señales. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: PPC.
de Sahagún Lucas Hernández, Juan. (1992). 10 Palabras clave en religión. (A. Torres Queiruga, Ed.) Navarra: Verbo Divino
De San Martin, Luis Martin. (1998). Juan XXIII. Retrato Eclesiológico. Madrid: Herder.
Francisco – Dilexit Nos (24 de Octubre de 2024). Obtenido de https://www.vatican.va
González Ruiz, José María. (1986). La Iglesia a la intemperie. Reflexiones post modernas sobre la Iglesia. Santander: Sal Terrae.
Locatelli, Nunzia & Suárez Cintia. (2022). ¿Qué han hecho? Juan Pablo I. Conspiración en el Vaticano y milagro en la Argentina. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Catarsis.
Maradiaga, Oscar Andrés. (2024). https://www.religiondigital.org. Obtenido de https://acortar.link/6U5ffX
Pablo VI – Evangelii Nuntiandi (1975). Obtenido de https://www.vatican.va
Ruiz de la Peña, José Luis. (1996.). Imagen de Dios. Antropología Teológica fundamental. Madrid: Sal Terrae.
Tolkien, J. R. R. – El retorno del Rey. (2017). El señor de los anillos. El retorno del Rey. Bs. As: Minotauro.
Torres Queiruga, Andrés. (1999). Creer de otra manera. Bilbao: Sal Terrae.