“En mi alma yo se, con honda fe, que pronto venceremos. No tenemos miedo. No tenemos miedo. No tendremos miedo. ¡Nunca más! Quiero que mi país, sea feliz con amor y libertad (Walsh, María Elena, 1973)
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Es muy común experimentar situaciones en la vida que nos transforman o transfiguran. Algunas de ellas son desbordantes que nos dejan contemplando lo vivido, pero ya no somos como antes: hay/hubo algo/alguien que nos hizo ver o comprender la vida de otra manera, desde otra perspectiva.
En el segundo domingo hacia la Pascua (de Cuaresma) se presenta la narración de la Transfiguración de Jesús, según Lucas.
1. Iniciativa divina
Unos ocho días después de decir esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar (Lc. 9, 28)
Nuevamente el Evangelio nos presenta la iniciativa de Dios. Un primer aspecto parece el cumplimiento de lo dicho anteriormente: “después de decir”. Sin embargo, no es un tiempo cualquiera, no es un transcurrir la existencia sino la experiencia de lo revelado que nos proyecta a la plenitud: “unos ocho días después”. Otra vez la tensión escatológica entre lo primero y lo último. Versículos anteriores el evangelista menciona que Jesús habría manifestado el anuncio de su pasión, las condiciones para seguirlo y quiénes no partirán de este mundo sin ver el Reino. Y el Reino se les hace visible al poco tiempo de haber sido anunciado: ocho días después.
Y este comienza a revelarse con su iniciativa: tomó a… subió a. Otra vez la paradoja del Evangelio: el reino se revela con otros, se manifiesta en espacios de encuentros.
2. Transformación orante
Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante” (Lc. 9, 29)
Haciendo un análisis de los textos o guiones de las misas u otras celebraciones podemos ver que le tenemos miedo a Jesús. Simple y sencillamente porque le pedimos que haga, realice, que nos trasforme…
Y Lucas pareciera romper esa lógica, porque encontramos que es justamente la oración la que transforma, porque ella quiere ser encuentro con la Trinidad que nos toma, acompaña, camina a nuestro lado, sube con nosotros y su presencia nos transfigura.
Es muy elocuente que el II domingo hacia la Pascua se nos presente este relato: pareciera que la fe de la Iglesia nos vuelve a ubicar en el inicio: la conversión es consecuencia no condición para que Dios actúe, ame, obre, etc. La oración no es un recurso para pedirle a Dios que haga tal o cual cosa, es la vivencia de un amor que nos transforma en testigo de su obrar en los demás, en la creación, en nosotros mismos.
3. Comunidad espabilada
Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él (Lc. 9, 32)
Una primera aproximación es entre “se caían de sueño” y “vieron su gloria”. Pareciera que Dios se revela incluso en nuestras caídas físicas por estar cansados, agobiados, faltos de energía para mantenernos despiertos. Y, sin embargo, algunos predican que la Trinidad se manifiesta si nos predisponemos o estamos “aptos, puros, purificados, limpios”. Entre esos algunos y el Evangelio, la opción no tiene muchas alternativas.
A pesar de ello, hay quienes viven la Cuaresma como ese tiempo para “prepararse”.
Aunque para no caer en ciertos pietismos o fideísmos en donde Dios hace todo y nosotros solo somos “meros espectadores”, el texto de la transfiguración en Lucas presenta “mantenerse despierto” o espabilaron. Y aquí nuevamente el principio niceno en el que lo divino y lo humano (teándrico) están unidos. La manifestación de Dios es iniciativa suya, y lo hace, aunque estemos faltos de sueños o proyectos, no obstante, para verla se requiere de nuestra predisposición a contemplarla. ¡Porque ya está!
Y para ello es menester espabilarnos… y no necesariamente puede ser un cansancio físico, muchas veces nos dormimos en nuestros esquemas, ritos, rúbricas, principios religiosos de antaño, etc.
¡Que el jubileo 2025 nos espabile!
4. ¿Miedo a Jesús?
Mientras estos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: ¡Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Él no sabía lo que decía.
Pareciera que Pedro, como tantas veces los seres humanos no comprendemos la revelación que la Trinidad ha realizado y queremos encuadrarla en nuestra tradición.
Por momentos, solo por momentos, pareciera que la fe cristiana de rito romano y muchos de quienes adherimos a esta fe, con nuestro ritualismo o fanatismo caemos en la perspectiva de Pedro: ¡No sabemos lo que decimos!
Le ponemos condiciones a Dios cuando él crea desde su amor (ex amore) o sin materia preexistente (ex nihilo).
A menudo el Jesús del evangelio nos da miedo y queremos acomodarlos a nuestras tres carpas.
Le pedimos que actúe y todo pasa “mientras”. Esta expresión aparece 2 veces en el relato de la Transfiguración. Quizás, solo quizás, esa experiencia de fe se da mientras vivimos… no solo en un momento o condiciones determinadas.
Nuestro querido hermano y testigo de la fe José González Faus, quien hace poco ha celebrado su pascua, en una de sus obras puntualiza estos “miedos” que tenemos ante el misterio de Dios que se revela en Jesús (González Faus, José Ignacio, 2009):
- Nos tentamos con separar lo que Dios ha unido: Por ciertas prácticas pías dividimos la unidad realizada por la Encarnación, por quedarnos con una cierta “tradición piadosa” nos olvidamos de la humanidad y a veces, nos olvidamos que Dios está en las personas (pág. 3).
- El Dios revelado por Jesús “no tiene más poder que el amar” (pág. 4).
- Frente a eclesiologías sustentadas en perspectivas socio políticas del poder, Jesús nos presenta un Dios que es amor y que incluye a todas las personas.
- Ante miradas intimistas, yoistas, evasivas de Dios, Jesús nos lo revela como “nuestro” (pág. 6).
- Cuando los cátaros (puros) encierran a Dios en sus esquemas, Jesús contrae impurezas y no cumple la normativa que conculca la dignidad humana (pág. 7).
- Cuando los fanáticos del “pocos o muchos” privilegian sus ideas, el evangelio asume e incorpora a los “don nadie”, nepios (infantes), excluidos, marginados (págs. 6-7).
- Para los que hay que darle a Dios algo de lo que nos dio, Jesús nos recuerda que el amor del Abba/Imma es “asimétrico” (pág. 8).
- Para quienes hay que estar en gracia para recibir a la gracia y estar limpios para sentarse a la mesa, Jesús come y bebe con publicanos y pecadores, con los sospechosos de impurezas (pág. 9) y nos vuelve a recordar que el Reino es el de la comensalidad abierta(Curia, Christian, 2006).
- Para quienes afirman que Dios se revela únicamente en una religión, Jesús admira la fe de “paganos” (centurión romano, samaritano y cananea) (pág. 9-10).
- Para quienes las vocaciones son para uno mismo, Jesús nos presenta que llama para servir a los demás (pág. 10) y en la medida que una comunidad sea más servidora o hable menos de si misma más vocaciones tendrá.
- Para quienes quieren vivir la religión en las comodidades de templos, criterios, ritos, etc., Jesús se ubica, se lo encuentra, se coloca en medio de la gente, especialmente con quienes no le imponen a Dios sus criterios (pág. 13).
- Para quienes predican la “pureza”, Jesús no tuvo un linaje inmaculado: nació de manera sospechosa, fue encontrado en un establo, vive con el mote de ser un lugar dudoso (de Nazareth) (pág. 14).
- Para quienes piensan y quieren vivir una religión unida al poder o al privilegio, Jesús se opone a los poderos políticos y religiosos, no propone un estado cristiano ni ser coronado (pág. 15).
- Para quienes se la pasan coronando imágenes, Jesús se presenta como el rey sin corona y cuando es coronado por un ser humano es por burla.
- Para quienes cancelan a los que critican a la jerarquía, Jesús se presenta como el profeta rechazado (pág. 22).
- Para quienes predican que el ser humano es esencialmente pecador, Jesús nos recuerda que somos hijos, creaturas de Dios(González Faus, José I, 1987).
- Para quienes piensan que la gracia es premio, Jesús nos recuerda que ella es el don de Dios mismo(González Faus, José I, 1987, pág. 427)
- Para quienes afirman que Jesús es únicamente verdadero Dios, él mismo nos recuerda que es consustancial a la humanidad(González Faus, José I, 1984, págs. 446-454).
En estos días recordando el tránsito de José Ignacio, un presbítero de la orden de Ignacio de Loyola escribió sobre él diciendo:
nos recuerda que la radicalidad del mensaje cristiano no reside en abstracciones celestiales, sino en la cercanía de un Dios que camina con nosotros, que llora con nosotros, que sufre y se alegra con nosotros. Creer en el Dios humanizado es descubrir que su encarnación no fue un episodio distante, sino una llamada incesante a transformar el mundo desde dentro. Si Dios se hizo hombre, es porque la humanidad redimida es la gran historia de amor que está llamada a escribirse cada día (Pinilla, José Luis, 2025).
“Jesús tiene una filiación afiliante y una divinidad divinizante” (González Faus, José I, 1984, págs. 302-303), es decir, nos hace humanos y divinos, porque nos hace partícipes de su misterio (Concilio Vaticano II – DV, 1965) (#2).
Gracias hermano José Ignacio, por hacernos redescubrir lo valioso e importante que la humanidad es para Dios… gracias porque te hiciste eco del Evangelio, del Concilio Vaticano II y perseveraste incluso en las adversidades que la misma institución te puso. Gracias por ser testigo apasionado del Reino de Dios que nos hace hermanos y parte de la humanidad nueva. ¡Reza por nosotros para que le perdamos miedo a Jesús!
Para profundizar sus obras, además de leer sus libros, hay un espacio web para ver la amplitud de su reflexión y meditación (González Faus, José I, 2025).
Felices desde la Vida Nueva…
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Trabajos citados
Concilio Vaticano II – Dei Verbum (1965). Constitución Dogmática Dei Verbum. Vaticano: Paulinas.
Curia, Christian. (2006). En torno a la mesa. CABA: Claretiana.
González Faus, José I. (1984). La humanidad nueva. Ensayo de Cristología. Santander: Sal Terrae.
González Faus, José I. (1987). Proyecto de hermano. Visión creyente del hombre. Bilbao: Sal Terrae.
González Faus, José I. (2025). https://www.cristianismeijusticia.net/. Obtenido de https://goo.su/e5CrBEv
González Faus, José Ignacio. (2009). Miedo a Jesús. Barcelona: Cristianisme i Justicia.
Pinilla, José Luis. (10 de marzo de 2025). https://www.vidanuevadigital.com. Obtenido de https://goo.su/iUjh4L
Walsh, María Elena. Venceremos (1973). Obtenido de https://www.youtube.com (Versión de Jairo)