Tomás de Aquino
El día 28 de enero en la liturgia católica de rito romano se celebra la conmemoración de este santo. La fecha de su nacimiento está datada entre 1225/26 en el Castillo de Roccasecca, a 125 Km. de Roma. Su padre era el Conde de Aquino y su madre Teodora Landulfo. Es un tiempo convulsionado en Europa por la puja entre los dos pilares de la cristiandad medieval: el papado vs Federico II, el emperador de la familia Hohenstaufen. Esta lucha marcará la vida de los Aquino y las diversas dificultades que surgirán. Es importante considerar que este enfrentamiento no solo fue por pugna de lugares de poder, sino principalmente por posturas intelectuales diferentes. Por tal motivo, este emperador funda la Universidad de Nápoles para generar una casa de estudios “libre pensadora. En Nápoles podía estudiarse todo, creyendo o no” (De Wohl, Louis, 2016, págs. 76-77) y liberarla de lo que él consideraba la opresión papal.
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Los datos sobre Tomás son abundantes en biografía, obras, reflexiones, escritos, intervenciones, etc., y como el fin de esta columna es contemplar su vida para vivir este jubileo que estamos transitando, es que remito a la información sobre él a páginas correspondientes (Tomás de Aquino) o al libro “Te Creo” que he publicado en donde le dedico un capítulo. Sin embargo, para algunas consideraciones tendremos en cuenta algún dato para contextualizarlas.
a. Confianza en la Providencia
En la sociedad estamental en la que este santo nace, por lo general cada descendiente tenía asignado social o políticamente, un oficio o destino. A Tomás le tocó la parte religiosa. Por tal motivo, su padre lo envía con 5/6 años a vivir con los monjes benedictinos de Montecasino para que allí forjara su futuro: ser el abad. Dicho lugar se encuentra a pocos kilómetros de Aquino y Roccasecca. Con la pugna con Federico II, este usurpa la abadía y expulsa a los monjes. Así el Doctor Angelicus comienza un itinerario que lo llevará a Nápoles. Allí se encontrará con los Dominicos y con las obras de Aristóteles. En este contacto con la vida mendicante, es que decide ingresar en la orden religiosa fundada por Domingo de Guzmán. ¡Un paso fundacional en su vida y desdichas! Esta decisión le trajo complicaciones también con su familia dado que su madre no estaba dispuesta a ver “¡Un Aquino vagabundeando por las calles, mendigando almas! ¡Un Aquino echando vulgares sermones para esa chusma! (…) ¡Fraile mendicante! Vestido de blanco y negro como los aldeanos. ¡Es insufrible!” (De Wohl, Louis, 2016). Por tal motivo, ella lo mandó a encarcelar en una torre de su palacio. Y hasta sus hermanos pensaron en presentarle alguna prostituta para que desistiera de su vocación.
Evidentemente había en su mente y corazón, un anhelo y compromiso con realizar ese proyecto de vida que comunica felicidad a sí mismo y a los demás. Tomás vivía en una profunda confianza en el Dios que la fe creía, contemplaba, celebraba y anunciaba.
El Jubileo 2025 es una ocasión necesaria para que como iglesia repensemos qué nos hace ser nosotros mismos, para volver a ser esas comunidades de creyentes que están “orientadas desde la Trinidad” y dejar de lado aquellos mandatos históricos y sociales que nos llevaron a presentarnos como fuga mundis, societas perfectas, casta, territorio con inmunidad, etc.
b. Comunicar lo contemplado
Desde que llegó a Paris en 1245, que conoció a su Maestro Alberto Magno, que recorrió varias universidades, que escribió una abundante literatura entre las que se destacan la Suma Teológica, Suma Contra Gentiles, Compendio de Teología, es que rechaza varios cargos jerárquicos en el Vaticano y arzobispados pero todo eso lo descarta porque ellos “tienen tantas cosas que hacer que no tienen tiempo para pensar” (De Wohl, Louis, 2016, pág. 56). Pareciera que para muchos santos el carrerismo no es un espacio para la santidad.
“Es más perfecto comunicar a otros lo contemplado que solo contemplar” (Aquino, Tomás de – STh II – II, 1998) (q 188, a 6). Para él la contemplación es vivir y convivir con las personas, es vislumbrar, discernir la presencia de Dios tan cercana y próxima que está al alcance de la mano. No era evasión, por eso su vocación de mendicante.
El jubileo, peregrinos de esperanza, es un desafío considerable para la religión, porque ella necesita dar paso a la mística para que el rito tenga sentido. Es, a su vez, una proposición para este siglo XXI dado “que el cristiano del futuro será un místico o no será cristiano” (Rahner, Karl, 1966). El binomio Mística-Humanidad es una cualidad muy clara en la vida Tomás, quizás por tal motivo tiene dos títulos que así lo certifican: Doctor Angelicus y Doctor en humanidad. La iglesia renovada post jubilar será la de creyentes que viven la unidad entre lo divino y lo humano, por fidelidad al Evangelio.
c. Disruptivo con lo establecido
Con sus enseñanzas en diferentes Universidades, Tomás tuvo varios inconvenientes porque rompió el molde de lo establecido. Mientas en la reflexión teológica/filosófica se tenía como punto de referencia a Agustín y al neoplatonismo que se instaló desde los primeros siglos postapostólicos, Tomás estudia, valoriza e incorpora a Aristóteles en sus estudios y propuestas. Esta incorporación no le fue sencilla dado que tuvo que confrontar con tres corrientes muy vigentes en aquel momento: el agustinismo, con Siger de Brabante (un filosofo árabe que mal interpretó a Aristótoles) y a los antimendicantes. La historia de las comunidades cristianas nos deja un hermoso testimonio de la unidad y diversidad. Y también, un feo testimonio cuando se absolutiza a un medio por encima del misterio. Por tal motivo, Tomás es un referente para vivir este Jubileo 2025 para “que podamos participar de su divinidad como él se hizo partícipe de nuestra humanidad” (De Wohl, Louis, 2016). ¡Y Dios vio que eso era muy bueno! Haciendo un acto de imaginación, si Tomás estuviera vivo entre nosotros seguramente no estaría en contra de algunas cuestiones “paganas”, sino que sería capaz de contemplar en ellas los signos de la presencia de Dios.
d. Dios: origen, núcleo y fin
Para Tomas Dios es el Principio de todo, es origen, núcleo y sentido de todo lo creado (Aquino, Tomás de – Compendio de Teología, 1980) (Nº 4, 5 y 7), que sustenta nuestra existencia. Toda la Creación recibe el ser de Dios que existe desde siempre y para siempre (Compendio de Teología #179). Todo cuanto existe ha recibido su existencia, su ser, de ese Principio. (Aquino, Tomás de – Compendio de Teología, 1980) (Nº 9 y 12). Dios crea voluntariamente y no por necesidad (Aquino, Tomás de – Compendio de Teología, 1980) (182 – 184). Y como afirmamos anteriormente, Dios al crear salva, la salvación no es por necesidad o por quitar un mal, sino principalmente porque la Trinidad quiso, quiere y querrá, porque crea, salva y hace partícipes de su ser por amor.
El Jubileo al recordar el Concilio de Nicea, es una oportunidad para reafirmar la fe: “Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible” (CEC, 1997) (#184) y que solo en la Trinidad creemos (CEC #150-152), todo lo demás lo veneramos o hiperveneramos pero ellos no son el centro de nuestra existencia creyente. Esta certeza es meollo del Jubileo y de la esperanza porque “La fe es un gusto anticipado del conocimiento que nos hará bienaventurados en la vida futura” (Aquino, Tomás de – Compendio de Teología, 1980) (1,2)
e. Dios nos hace como Él
Para Tomás en la creación hay diversidad de creaturas a fin de que cada una de ellas “imitase, a su manera, la perfección divina” (Aquino, Tomás de – Compendio de Teología, 1980) (Nº 125). Y al crearnos a su imagen y semejanza, “más se aproximan a Él, tanto más tienen la facultad de asimilarlo (#128): “nos asimilamos más a Dios”. Cuanto más identificados con el Creador más perfectos en el ser. Aunque lo asombroso de la Encarnación del Verbo, es que Dios ¡se asemeja a nosotros!
El Jubileo, es una oportunidad para recordarnos “¡Qué admirable es nuestro Creador! Nosotros obramos, en la mayoría de las veces, por necesidad y Dios lo hace voluntariamente, se lo propone. Él quiso darnos el ser, la existencia por amor, como una consecuencia necesaria del bien que se difunde por sí mismo. Al crearnos se relaciona y hace referencia con nosotros, su obra. En la creación hay un ser que tiene de parte de Dios un privilegio único: ¡la persona, todo ser humano!” (Curia, Christian, 2013, pág. 83).
f. La Creatura y su dignidad
Tomás reafirma que la dignidad humana es un don. Por tanto, más que dignos somos dignificados, se nos ha dado una dignidad inigualable e insustituible (Aquino, Tomás de, 1996) (q. XXI a. 3). Es esta dignidad que el Concilio Vaticano II reincorpora lo que en algún tramo de la Cristiandad se había olvidado: “la conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquélla. Es la conciencia la que de modo admirable da a conocer esa ley cuyo cumplimiento consiste en el amor de Dios y del prójimo” (Concilio Vaticano II – GS, 1965) (#16). ¡La dignidad humana de creatura e hijo de Dios es creatural, no lo otorga un rito o una incorporación a un grupo! Si fuera así, Dios no sería Dios.
A Tomás, “por su amor y pasión en buscar la verdad del ser humano, unido al misterio de Cristo, le valió el reconocimiento de Doctor en humanidad entre otros motivos se destacan la afirmación de la dignidad inigualable del ser humano, elevada y perfeccionada por la acción de la gracia, destacando que éste posee, por participación, todos los atributos de Dios (Aquino, Tomás de – STh I, 1988) (I, q. 84, a. 1, ad. 6 o I, q. 85, a. 1)”. (Curia, Christian, 2013, pág. 91)
El Jubileo es un momento para hacer eco de esta dignidad de toda persona y de reconocerla por ser humana.
g. De Buey mudo a Doctor en humanidad y poeta de Dios
La vida de Tomas es sumamente extensa para intentar resumirla en esta columna, por tal motivo, comparto lo que escribí en el libro Te Creo (Curia, Christian, 2013, pág. 83) “su figura, devoción y enseñanza son poco populares (lamentablemente). No porque no sea entendible ni admirable sino porque lo hemos encasillado para una pequeña elite intelectual. Y eso fue un error. Un Santo, con las virtudes humanas, sabiduría, paciencia, vida de oración, espíritu comunitario, humildad, nunca puede ser desconocido. Una luz no puede ocultarse. La verdad siempre se da a conocer. ¡Cómo desearíamos tener el don de la poesía para hablar de él! Nuestras palabras son un balbuceo de este santo a quien admiramos con profunda devoción: “No existe tienda que almacene en sus estantes sayal capaz de contener a este fraile colosal” (Chesterton,Gilbert Keith , 1996, pág. 12).
En los inicios de su vida, se lo llamaba buey mudo, porque hablaba poco, fue burlado, luego de su muerte se lo prohibió hasta que el 18 de julio 1323 fue canonizado por Juan XXII y en 1567 es nombrado Doctor de la Iglesia por Pío V. Desde el siglo XV es llamado Doctor Angelicus.
Un aporte sumamente valorado en su dimensión de poeta de Dios fue que a pedido del obispo de Roma llamado Urbano IV crea la Liturgia del “Corpus Christi” que hasta el día de hoy (con sus adaptaciones) seguimos celebrando.
El Jubileo es un kairos para percibir que inteligencia, voluntad, belleza, poesía, contemplación, dignidad humana y Creador viven sinodalmente y que una iglesia que quiere ser gozosa es la que en su vida interna y externa vive lo que Dios ha realizado y sigue realizando.
h. Plegaria
En esta oportunidad queremos compartir un texto traducido al castellano de una obra musical de Tomás:
Te Adoro con fervor deidad oculta que estás bajo estas formas escondida,
a ti mi corazón se rinde entero, y desfallece todo si te mira.
Se engaña en ti la vista, el tacto, el gusto más tu palabra engendra fe rendida,
cuanto el hijo de Dios ha dicho, creo; pues no hay verdad cual la verdad divina.
¡Oh memorial de la Pasión de Cristo! oh Pan Santo que al hombre das la vida,
concede que de ti viva mi alma, y guste de tus ocultas delicias.
En la cruz tu divinidad se oculta, aquí tu humanidad yace escondida,
y a las dos creyendo y confesándolo, imploro yo lo que imploraba Dimas.
No veo como vio Tomás tus llagas más por su Dios te aclama el alma mía,
haz que siempre, Señor, en ti yo crea, que espere en ti y te ame sin medida.
Jesús mío pelícano piadoso, con tu sangre mi impuro pecho limpia,
pues de esa sangre una gotita puede, todo el mundo salvar de su malicia.
Jesús, a quien ahora miro oculto, cumple Señor lo que mi pecho ansía,
que a cara descubierta contemplándote, goce por siempre de tu clara vista. Amén (Adorote Devote – Versión española, 2021)
Felices desde la Vida Nueva… ¡felices porque desde la Santidad de Dios la Iglesia se renueva continuamente para vivir transformando!
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Bibliografía
Adorote Devote – Versión española. (2021). Zambrano, Alex & Calderón, Alejandra. Obtenido de https://www.youtube.com
Aquino, Tomás de – Compendio de Teología. (1980). Compendio de Teología. Madrid: RIALP SA.
Aquino, Tomás de – STh I. (1988). Suma Teológica. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: BAC.
Aquino, Tomás de – STh II – II. (1998). Suma Teológica. Buenos Aires: BAC.
Aquino, Tomás de. (1996). De Veritate. Santiago: Editorial Universitaria.
Catecismo de la Iglesia Católica – CEC (26 de diciembre de 1997). Catecismo de la Iglesia Católica. Obtenido de https://www.vatican.va
Chesterton, Gilbert Keith (1996). Santo Tomás de Aquino. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Lohlé – Lumen.
Concilio Vaticano II – Gaudium Et Spes (07 de Diciembre de 1965). Obtenido de https://www.vatican.va
Curia, Christian. (2013). Te creo. Una propuesta pastoral desde Jesús. Buenos Aires: Claretiana.
De Wohl, Louis. (2016). Luz Apacible. Novela sobre Santo Tomás de Aquino y su tiempo (18 ed.). Madrid: Arcaduz.
Rahner, Karl. (1966). Espiritualidad antigua y nueva. Escritos de teología. VII. Madrid: Taurus.
Tomás de Aquino. (s.f.). https://tomasdeaquino.org/