Nuestro estado de Maharashtra es el más afectado del país en contagios y muertes. Sufrimos una tragedia de proporciones sin precedentes. Un verdadero colapso sanitario, social y económico.
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Contemplamos con nuestros ojos a muchos que ven fallecer a sus familiares con angustia, sin que les llegue un poco de oxígeno. Otros esperan su turno para ver cómo queman los cadáveres de los suyos en las hogueras funerarias sin tiempo para rituales ni oraciones. Por no hablar de los muertos en soledad en las aceras de las calles…
A esto hay que unir a tantas personas sumidas en la pobreza como consecuencia de una economía devastada, trabajadores de una economía sumergida, principalmente migrantes, víctimas invisibles sin derecho a un subsidio o un ingreso mínimo vital. Por donde vivimos, se cuentan por millones. Muchas de las niñas que tenemos acogidas en el Hogar Ankur, en un barrio del norte de Mumbai, pertenecen a estas familias castigadas.
Todos estamos aislados, intentando protegernos de los contagios, pero, a la vez, intentando salir al rescate de los últimos. Y eso que en nuestras propias comunidades también ha entrado el virus. Dos de nuestras hermanas han fallecido por haberse dado enteramente al cuidado de los enfermos en el hospital. La vivencia del voto de hospitalidad que profesamos es tan ‘sagrado’ que somos conscientes de que nos exige dar la vida por los últimos si es necesario.
Así me lo cuenta nuestra hermana Philo Chalil desde el hospital Saint Lukas de Shrirampur, en Maharashtra: “Hoy es mi primer día de trabajo después de 28 días de infección y aislamiento. Me considero dichosa de estar viva y doy gracias a Dios. De la comunidad, catorce fuimos ingresadas. Todas estamos sanas y salvas menos Sagaya Rani. Vivimos con lágrimas en los ojos su ausencia. La lista de ingresos es larga… Una de nuestras enfermeras está con respirador, nuestro encargado de mantenimiento está ingresado y otro de nuestros vigilantes murió hace días. Estamos unidos en la oración y en lucha abierta contra este virus asesino”.
Solidaridad en estado puro
En medio de este panorama, desde nuestra comunidad de Mumbai estamos constatando la solidaridad en estado puro, gracias a las organizaciones españolas, a amigos y familiares, a nuestros vecinos. Todos están haciendo posible que sigamos ayudando a más de setecientas familias que malviven en chabolas y zonas rurales, a quienes garantizamos que no les falte lo necesario para vivir diariamente en todo 2021.
También llegamos a varios cientos de niños de las calles de Mira Road, nuestro barrio, a los que repartimos un desayuno diario. Y a los a los más de cien niños migrantes de High Way, que no tienen nada, solo lo puesto y viejo. A ellos les llevamos comida caliente y fruta al medio día cocinada por nosotras.