Tribuna

JMJ de Panamá: Francisco pone a san Óscar Romero como modelo de obispo

Compartir

Los discursos de Francisco a los obispos no son nunca mera palabrería. Les increpa, les urge, les anima, les propone normas de conducta y modelos que seguir. El que dirigió a los obispos centroamericanos el jueves 24 de enero estaba todo él inspirado en la figura san Óscar Romero, “fruto profético de la Iglesia en Centroamérica –dijo el Papa– a quien tuve el privilegio  de canonizar  recientemente… su vida y enseñanza son fuente constante de inspiración para nuestras iglesias y, de modo particular, para nosotros obispos”.

Es un discurso amplio –más de cinco densas páginas– que inició glosando el lema escogido por el martirizado arzobispo de San Salvador, ‘Sentir con la Iglesia’, brújula que, según el Santo Padre, “marcó su vida en fidelidad, incluso en los momentos más turbulentos”. Cuando concluyó su lectura y al renovar su habitual petición de que se rece por él, añadió: “Para que cumpla todo lo que he dicho”.

Voy a recoger algunos momentos estelares de este discurso: “Romero pudo sintonizar y aprender a vivir la Iglesia porque amaba entrañablemente a quien le había engendrado en la fe… No hemos inventado la Iglesia, ella no nace con nosotros y seguirá sin nosotros. Tal actitud, lejos de abandonarnos a la desidia, despierta una insondable e inimaginable  gratitud que  lo nutre todo”.

“Romero no fue ideólogo ni ideológico”

“Romero –añadió un poco después– no fue ideólogo ni ideológico; su actuar nació de una compenetración con los documentos conciliares; sentir con la Iglesia era para Romero contemplarla como Pueblo de Dios… así nos muestra que el pastor debe aprender y escuchar los latidos de su pueblos, percibir el ‘olor’ de los hombres y mujeres de hoy hasta quedar impregnado de sus alegrías y esperanzas, de sus tristezas y angustias”.

En otro momento, y citando una homilía del santo obispo, insistió en que “el pastor no puede estar lejos del sufrimiento de su pueblo; es más, podríamos decir que el corazón del pastor se mide por su capacidad de dejarse conmover frente a tantas vidas  dolidas y amenazadas”.

En la segunda parte de su discurso, Bergoglio se refirió a los jóvenes, “que son como el termómetro para saber dónde estamos como comunidad y sociedad. Ellos llevan consigo una inquietud que debemos valorar, respetar, acompañar y que tanto bien nos hace a todos porque desinstala y nos recuerda que el pastor nunca deja de ser discípulo y está en camino”.

“Relaciónense paternalmente con los sacerdotes”

“Son muchos los jóvenes que dolorosamente han sido seducidos con respuestas inmediatas que hipotecan la vida; por constricción o falta de alternativas se encuentran sumergidos en situaciones altamente conflictivas y de no rápida solución: violencia doméstica, feminicidios, bandas armadas y criminales, tráfico de droga, explotación sexual de menores y de no tan menores y duele constar que en la raíz de muchas de estas situaciones se encuentra una experiencia de orfandad, fruto de una cultura y una sociedad que se fue desmadrando”.

El papa Francisco en la apertura de la JMJ de Panamá

No quiso finalizar sin recordarles a su hermanos centroamericanos de relacionarse “paternalmente” con sus sacerdotes. “Es cuestión sobre todo –aclaró– de impacto y capacidad de que nuestras agendas episcopales tengan espacio para recibir, acompañar y sostener a nuestros curas, tengan ‘espacio real’ para ocuparnos de ellos. Eso hace de nosotros padres fecundos…”.

Y concluyó: “La autoridad en el pastor radica especialmente en ayudar a crecer, en promover a sus presbíteros, más que en promoverse a sí mismo –eso lo hace un solterón–; la alegría del padre/pastor es ver que sus hijos crecieron y fueron fecundos. Hermanos, que esa sea nuestra autoridad y el signo de nuestra fecundidad”.