Químico de profesión, tras pasar más de treinta años en el departamento de bioquímica de la Complutense, movido por su fe cristiana, su seguimiento a Jesús de Nazaret, queriendo unir fe y vida, tocado por el anhelo de hacer realidades sueños de la doctrina social de la Iglesia sobre la política, aceptó el comprometerse en un partido político para complicarse la vida en la construcción de la “polis” en Madrid, para hacer “ayuntamiento”, sumándose al proyecto de Carmena. Acompañado por su esposa, también creyente militante de la HOAC, con sus dos hijos, un nieto pequeño y una nieta a quien esperan, desde su equipo de vida militante cristiano se lanzó al reto de desnudarse de lo que ya era profesión y seguro en su vida y entregarse a la tarea de lo común de un modo nuevo el tiempo que se considerara conveniente.
- BLACK FRIDAY: suscríbete a la revista Vida Nueva en papel con un 20% de descuento
- PODCAST: Del falso misticismo al abuso sexual
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Uno de estos jueves tuve yo la gracia de escuchar su testimonio en el aula “Rovira-Malagón” en el Instituto Superior de Pastoral. Junto a Pablo Genovés, presentaron los dos, reflexiones acerca del “acompañamiento eclesial del compromiso sociopolítico”. Pablo, sacerdote hizo una reflexión más pastoral eclesial del tema acorde con el pensamiento conciliar, Jose Luis cogió su propia vida y nos regaló, como a hermanos, una lectura creyente de su vivencia, una palabra de vida. Yo quise quedarme con su cante y aquí os traigo los estribillos de su vida, con una estrofa viviente del concilio del Vaticano II: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo” (G.S 1,1)
Por qué estoy aquí
…Estoy aquí por la vinculación con la iglesia. Desde la infancia y la adolescencia, los sacerdotes y otros me animaron a descubrir el compromiso de la vida militante, la fe en el vivir diario. Y así llegué al movimiento cristiano obrero. La HOAC me condujo al descubrimiento del compromiso en los social y comencé mi encarnación militante en AMPAS de padres, parroquia, compromisos eclesiales, escuela pública, sindicato, responsable diocesano de la HOAC.
En el 2010, cuando estábamos viviendo un momento social de crisis fuerte, me llaman al compromiso y me incorporo en un partido político, EQUO, donde trabajé sobre el tema de educación. Fui candidato después con Carmena y desde ahí estoy en la militancia política activa en la concejalía. Primero como adjunto de una vocalía y ahora en una segunda vez concejal del ayuntamiento. Ahora mismo en la oposición con una mayoría absoluta que hace difícil la verdadera política.
Qué me forma y ayuda
La formación en el movimiento de la HOAC es la que me ha descubierto esta dimensión sociopolítica de mi fe y de mi persona. Estoy a la intemperie, camino en dificultad, pero estoy viendo cómo funcionan los servicios y los problemas locales, soy testigo diario de lo que hay que hacer y cómo es necesario complicarse y comprometerse, aunque eso no es lo que sale en los medios. Esa cercanía con los barrios, con la gente, con la calle, con los débiles, me ayuda en la intemperie, y me abriga del frío de la dureza política. En lo que hago se huele a oveja, a calle mojada y cansada, y eso acaba dándote vida, te certifica que es ahí donde ahora me toca sembrarme para otros.
Dónde y cómo necesito el acompañamiento de la Iglesia
Los que estamos en la brecha, necesitamos de nuestra iglesia en todas sus instancias que se acerquen y nos acompañen para:
- Sostener a la persona, porque el compromiso es muy duro y necesitamos apoyos y asideros de lo humano en nuestros proyectos.
- Ayudarnos a no caer en las tentaciones. No perder la fe en el proceso, el seguimiento de Jesús con las contradicciones y persecuciones, soledades y rechazos.
- Recordarnos la necesidad de no ansiar el poder, saber ser humilde.
- La necesidad que tenemos de mantenernos con los ojos abiertos atento a los sufrimientos y a los gritos.
- Compartir el discernimiento e iluminación en las decisiones que nos tocan ir tomando y en las que hemos de participar iluminando y buscando lo mejor y lo común, teniendo en cuenta a los más sufrientes y débiles.
- No olvidar los principios fundamentales de la política poniendo en el centro a las personas, a los más débiles, sin entrar en la lucha superficial, como nos pide la doctrina social cristiana.
- Vivir nuestra función desde el respeto verdadero a todos los que se mueven en el ámbito político.
- Promover otro modo de hacer política, desde las bases y ofreciendo cambios estructurales.
Para poder tener este amparo necesitamos vivamente
- La necesidad de la pequeña comunidad. El equipo es para mi lugar de vida y formación. Ahí realizo discernimiento evangélico para el compromiso en la realidad.
- La formación de la dimensión sociopolítica de la fe y sus planes de formación. A mí me iluminó mucho el plan de formación política. Somos seres políticos por naturaleza y nadie debe ser indolente con el sufrimiento de los demás, de los hermanos. Esto es lo que pretendo hacer desde el ayuntamiento como concejal.
- Necesito que la Iglesia:
- en su doctrina social de la iglesia me siga iluminando evangélicamente en el hoy.
- Necesito celebrar mi fe en mi parroquia. Noto a las parroquias muy lejos de lo político y más desde estos partidos de pensamiento social, de izquierdas. Nos miran como a extraños.
- Las celebraciones eucarísticas no tienen en cuenta esta doctrina y las situaciones que vivimos. Ahí vivo una paradoja: la iglesia me ha empujado al compromiso sociopolítico y ahora me veo solo y lejano cuando busco celebrar la vida y la fe con ella. Estoy convencido que habría más personas comprometidas si esta dimensión se valorara en las comunidades cristianas. No estaríamos en tanta soledad.
- Noto que los sacerdotes en las iglesias particulares tienen una formación muy deficiente en la doctrina social de la Iglesia. Por el contrario, siento la cercanía y el apoyo del Papa Francisco, tanto en las intervenciones como en las encíclicas. Su papel nos está ayudando a los comprometidos en la política. Más de un compañero no creyente se siente acompañado y convocado por este ministerio papal.
- Necesitamos que todos los pastores de la Iglesia trabajaran en este sentido de vitalidad en el deseo de una Iglesia encarnada. Y hacerlo en una misma dirección y compromiso acorde la propia doctrina de la Iglesia en esta dimensión.
Tras esta reflexión Jose Luis salió un momento de la sala, porque tenía una reunión online de cuestiones de su concejalía, se había organizado para estar aquí en este foro teológico eclesial y al mismo tiempo en el espacio del “ayuntamiento”. Al mismo tiempo fe y compromiso vivo y encarnado.
Después pudimos compartir la mesa, con un menú tan sencillo como alegre, en centro universitario cercano, allí junto a trabajadores en formación casi todos bastantes jóvenes. Allí estaban los miembros liberados del equipo permanente de la HOAC, laicas y consiliario. Para mí fue un honor compartir esta mesa y seguir profundizando en el eco de una vida, tan callada, tan metida en la masa de lo político, desde lo oculto de los barrios y en el quehacer de una concejalía donde se acuerdan cosas de la vida de cada día de la sociedad, de la calle, del barrio, de la escuela, del trabajo, de la educación, de lo vecinal… como Jesús en Nazaret. Benditos cristianos anónimos en el campo de lo social y lo político, en el nombre de Jesús y con su evangelio. Yo me sentí interpelado eclesialmente con su reflexión y entendí mucho mejor esas primeras líneas de Gaudium et spes.