En medio del descanso veraniego en esta playa gaditana de Chipiona, junto al santuario de Nuetra Señora de Regla, recibo la llamada de Teresa, la secretaria y ecónoma del movimiento de la Juventud Estudiante Católica, que pronto termina su servicio en el equipo permanente, y me pide información sobre Oliver, un joven de Venezuela, que estuvo en el campamento el año pasado, recién llegado de su tierra, con sus padres y hermanos.
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No ha estado en contacto a lo largo del curso, pero ha pedido asistir a la asamblea del movimiento que va a ser la próxima semana en Málaga. Hacemos valoración del hecho y abrimos la puerta para que se una a esta aventura de jóvenes en medio del verano. Se trata de inmigrantes que están intentando abrirse camino entre nosotros y que acude en este caso a un instituto de su ciudad, nos damos cuenta cómo van llegando al movimiento jóvenes que provienen de la inmigración y que tenemos que atender a esa realidad emergente y fuerte en nuestros medios estudiantiles.
En comunidad
La llamada me recuerda que la próxima semana, tras la votación, nos montaremos en nuestro autobús que saldrá de Plasencia, pasará por Cáceres y después por Badajoz para dirigirse al encuentro-asamblea que llevamos preparando hace tiempo en el movimiento. Allí nos encontraremos con otros estudiantes de distintas diócesis. Serán más de un centenar de estudiantes de secundaria, formación profesional, universidad y graduados que se reúnen en asamblea cristiana para formarse, abrirse a las nuevas líneas de trabajo para el próximo trienio y elegir en comunidad a los jóvenes que van a coordinar y servir al movimiento en los próximos años, relevando a los que están actualmente, Clara, Teresa y Chusma (consiliario).
La Asamblea General es el encuentro más importante y representativo de la Juventud Estudiante Católica (JEC), donde se decidirán las Líneas de Orientación para los próximos tres años y, además, se presentará el Proyecto Pastoral del movimiento, documento que es señal e identidad de la JEC que, apuesta por acercar el Evangelio de una manera transformadora a jóvenes estudiantes, utilizando el estudio como herramienta clave de transformación social inspirada en la figura de Jesús. La celebraremos del 24 al 30 de Julio en días previos a la JMJ.
Cultura del cuidado
Asimismo, durante la Asamblea se renovará parte del Equipo Permanente; la responsabilidad de la Presidencia y de Economía y Secretaría General, servicios que actualmente realizaban Clara Fernández-Merino Gutiérrez y Teresa Gutiérrez Montero, respectivamente, así como la figura del Consiliario General del movimiento.
En consonancia con las palabras del papa Francisco: “La cultura del cuidado, como compromiso común, solidario y participativo para proteger y promover la dignidad y el bien de todas las personas (…) y de la Casa Común”, desde el movimiento se han preparado una serie de actividades lúdicos-formativas y de discernimiento. Estas actividades se centran precisamente en la cultura del cuidado, una preocupación de los jóvenes de la JEC de hoy y que se trabajará de lo personal a lo comunitario pasando por tres momentos: el autocuidado, el cuidado del prójimo y el de nuestra Casa Común, apoyados en el Evangelio y las encíclicas del Santo Padre.
Compromiso de evangelizar
Llevo unido a este movimiento desde que mi obispo Antonio Montero, en 1996, me pidió que me hiciera cargo de la pastoral universitaria en Badajoz y que atendiera a un grupo de estudiantes de este movimiento que comenzaba a moverse en la universidad, ahí conocí y me enamoré de su misión y compromiso de evangelizar en el medio estudiantil.
La JEC es un movimiento juvenil de Acción Católica Especializada con la misión de llevar el Evangelio a los centros educativos, al mundo estudiantil y al mundo en general, trabajando desde la pedagogía del ver (analizar la realidad), juzgar (a la luz del Evangelio), actuar (compromisos de cambio). En la actualidad está presente en varias diócesis de España (Palencia, Salamanca, Madrid, Coria-Cáceres, Plasencia, Mérida-Badajoz, Sevilla, Granada, y Cartagena-Murcia), normalmente vinculadas a las parroquias y en constante comunión con la Iglesia y sus pastores, sin olvidar que son jóvenes del mundo y se mueven, por tanto, en sus clases y en sus ambientes. A la asamblea acuden también desde diócesis como Bilbao, Asturias, Tenerife y Zaragoza.
Acompañados, pero no dirigidos
Me seduce este movimiento en el que los protagonistas verdaderos son ellos mismos los jóvenes, acompañados, pero no dirigidos por animadores y consiliarios adultos. Es importante estos espacios de protagonismo juvenil que pueden organizar un encuentro a nivel estatal con toda la seriedad del mundo, de ellos para ellos buscando la formación en aquello que de verdad les interesa y le preocupa como es el tema del cuidado que han elegido para profundizar en claves ecológicas, humanas y evangélicas, sin separarlas. En un espacio de convivencia fraterna y comunitaria, donde se organizar y se eligen para el servicio y el envío a los jóvenes y estudiantes. No me canso de recomendar a todos los que nos movemos en espacios estudiantiles diocesanos esta herramienta apostólica y eclesial, que tienen como referente fundamental la dimensión parroquial y diocesana de la iglesia.
Personalmente llevo acompañando y viviendo con ellos casi treinta años, ya soy mayor y mi acompañamiento es más desde mi realidad de consiliario del movimiento de Profesionales Cristianos que deseamos apoyarlos y favorecerlos en sus procesos, así como desde mi compromiso hasta ahora en la universidad y en la parroquia de barrio a la que sirvo.
Gozar de su espíritu
Estaré en este encuentro asamblea porque va un grupo de chavales de mi comunidad parroquial en los que tengo puesto mi confianza y mi esperanza, porque veo que son jóvenes tocados por la gracia e inquietos en la búsqueda de la vida y del Dios del amor. Se merecen esta semana y voy a gozar con ellos de su espíritu y de sus pasos en el camino de sus proyectos personales y comunitarios.
En concreto una joven universitaria de nuestra parroquia que está realizando estudios en Madrid, Julia, es una de las que se ofrece para dedicarse al movimiento en los próximos años, hemos estado con ellas desde sus primeros momentos en el proceso de su fe y construcción de su persona, una vez más la gracia nos interpela desde esta joven que está dispuesta a comprometerse y servir, poner su vida y sus estudios a favor de los otros ahora en la organización de este movimiento juvenil.