Tribuna

La pedagogía de Jesús ¿para qué Jesús sanó el corazón de Pedro?

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“Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.”. (Juan, 21,17, -RVR1960-)

Todos tenemos un camino espiritual que debemos atravesar en la vida, Pedro negó a Jesús tres veces y se le apareció Jesús resucitado y le hizo tres veces la pregunta sobre el amor. Decimos nosotros que tuvo la posibilidad de resarcir o cerrar su ciclo que tenía abierto, de la negación al arrepentimiento, que se hace explicito ante Jesús resucitado.



Así mismo cuando hacemos retiros, considero que se convierten en el mejor regalo que uno puede hacer en la misma vida, si queremos que sean aprendizajes experienciales en la espiritualidad de la vida, debemos tener momentos de silencio, de reflexión, de meditación que siempre tiene algo nuevo que comunicarnos. ¿Nos dejamos sorprender por la misma vida?

La clave está en que cada uno de nosotros podamos reflexionar, profundizar y realizar los diferentes talleres y retiros para recrearlos y poder ayudarnos con estas herramientas para seguir el camino espiritual.

Por eso, presento un camino espiritual desde Pedro en continua comunicación con Jesús, no es solo una relación de seguidor de Jesús, él cumple un papel muy importante de los discípulos de Jesús. Es una persona temperamental, tiene su forma de ser, es impulsivo y se le va a confiar un papel importante en la comunidad en sus inicios de la Iglesia.

Hombre

Pedro pasa de la negación al amor

Pedro que ha negado tres veces a Jesús, pero en realidad cuatro como señala el padre Fidel Oñoro en sus explicaciones, cuando nos habla del evangelio de san Marcos, porque le añade un gesto de negación en 14,72 –según la versión griega –, que sería hacer un estudio más profundo, textual y exegético del mismo. }

Pero Dios no quiere la muerte del pecador, Pedro es llamado sin pedirle ninguna reparación.  La triple confesión de amor antes del segundo “sígueme” en Jn 20,15-19.

Este proceso de perdón de Jesús resucitado fue por amor, porque Jesús ama a Pedro, Jesús quiere su liberación de los recuerdos, en este caso las tres veces de la negación de Pedro, Jesús le sana en la memoria afectiva las tres negaciones,  cuando Jesús se le aparece  y le pregunta con tres afirmaciones que lo ama, le comparte y le da a conocer lo que los ama para sanar su corazón y Pedro le dice lo que piensa: “Tú lo sabes todo”.

Jesús es esa persona que ya no está presente, pero, está resucitado, está ¡vivo!, es donde se deja florecer lo que lleva por dentro Pedro, al hacerlo deja ir ese recuerdo doloroso porque es curado en su herida, es sanado por el amor profundo de Jesús.

¿Qué nos queda del encuentro entre Jesús resucitado con Pedro?

El mensaje que quiso trasmitirnos en la resurrección, el amor es lo fundamental, lo ama no por lo que hace o deja de hacer, sino por lo que “es”, el hombre no es amado por lo que hace o deja de hacer, porque sigue siendo persona, lo que hizo en la vida queda en el pasado, ya supera ese recuerdo, porque lo ama, lo perdona, como el papa Pio XII perdona al asesino de Santa María Goretti porque es misericordioso.

María perdonó a Alessandro Serenelli en dos oportunidades: se lo dijo a él inmediata y directamente tras notar la impresión en el rostro de su verdugo luego de herirla, supuestamente afirmando “No es nada Alessandro, te perdono”. y luego, en declaración solemne al arcipreste que la asistió minutos antes de su muerte, cuando habría declarado: “…lo perdono por amor a Jesús… Y quiero que esté conmigo en el Paraíso… Que Dios lo perdone, que yo ya lo he perdonado” (Pujadas C.M.F., Tomás L. ‘Yo maté a María Goretti’. Gráficas Buenavista. p. 193ss).

Pastorear

Le dice Jesús a Pedro: apacienta mis ovejas. No es apacentarse a sí mismo, sino apacentar la grey. Pastorear la grey del Señor ha de ser un servicio de amor, el cual tiene su fuente en el amor radical y central por Cristo, es el amor convertido en entrega constante a los hermanos que viven en la comunidad local a la que cada uno sirve.

Si el evangelio pierde la fuerza, porque no se ora o no se hace una lectio divina a la luz del Espíritu, no toca el corazón, se vuelve frio, distante del hombre actual, no dice nada.

Estamos ante el desafío desde nuestras predicaciones de comunicar a un Jesús capaz de tocar el corazón, que hoy dirige su mirada a Pedro, a la pecadora, es una mirada que no juzga  (es un silencio cargado de misericordia), pero una mirada capaz de objetar, mediante la cual llegó al corazón.

El papa Benedicto XVI, en su encíclica sobre el amor, dice que Jesús porque ama tiene un “corazón que ve”. Es la mirada de amor que sana y cura para darle la misión de pastorear, sana el corazón para apacentar el rebaño de Señor.

La voz del pastor

“Cristo lo es todo para nosotros. Si quieres curar una herida, él es médico; si tienes  sed, es  fuente; si estás oprimido por la iniquidad, es justicia; si necesitas ayuda, es fuerza; si temes la muerte, es vida; si deseas el cielo, es camino; si huyes de las tinieblas, es luz; si buscas alimento, es comida”  (San Ambrosio, El Gran Arzobispo De Milán, La Virginidad, 99:  Saemo, Xiv, 2, Milán-Roma 1989, P. 81.).


Por  Wilson Javier Sossa López. Sacerdote eudista del Minuto de Dios