Tribuna

La pedagogía del encuentro: Jesús se encuentra con Zaqueo

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El evangelio de san Lucas tiene una finalidad del presentarnos una pedagogía de encuentro fraterno, lleno de paz, en una interpretación primera y superficial se dice que Zaqueo es un pecador que se arrepiente y experimenta una transformación total como resultado de su encuentro con Jesús.



Pero, ya Jesús conocía a Zaqueo, esto es un punto de partida que debemos profundizar muy bien para sacar provecho del texto y no hacerle decir lo que no quiere expresar el autor del mismo evangelio, estamos ante una joya narrativa de la pedagogía de encuentro con Jesús.

Conocer la realidad en su contexto

La ciudad de Jericó, es una ciudad comercial y rica, es decir, Jesús recorre las ciudades y llega a Jericó, donde está la gente común, va al encuentro, sale de la sacristía al mundo, “la de pastor con el olor a oveja y sonrisa de padre. Es una figura que, como si fuera una gran estrella pastora, atrae en torno a sí a otras grandes figuras: la del pastor que tiene olor a oveja porque camina con su pueblo y es cercano a todos, es uno con su rebaño; un hombre al servicio de la unidad…la que debe “olerse”, es, sin lugar a dudas, la de pastores que pastorean a las ovejas y no a sí mismos” (Diego Fares, el olor del pastor, el ministerio pastoral en visión del papa Francisco, Salterrae, 2015, Pág 33.37).

La subida a Jerusalén comienza con la tercera y última predicación, realizada a los doce apóstoles, de la muerte-resurrección (18, 31- 34); en Jericó se encuentra con el mendigo ciego (18, 35-42) y se pone de manifiesto la incomprensión de los discípulos-ceguera; en Jericó se encuentra con Zaqueo revelándonos un Jesús amigo de publícanos y pecadores por ser una ciudad apta para este tipo de personas acomodadas; y termina con la entrada y denuncia del templo (casa de oración).

El gran viaje concluye para Lucas y la misión de Jesús aparece con nitidez, a modo de recapitulación de todo lo dicho en el camino y, además, anticipo de lo que está por suceder: “El Hijo del hombre ha de venir a buscar y salvar lo que estaba perdido” (Lc 19,10).

Manos

La tradición

Posiblemente estamos ante un relato recogido por la tradición, pero muy re-elaborado por Lucas para transmitir sus convicciones de un camino pedagógico con el fin de abrir el horizonte espiritual de su fe: de que Dios es Dios liberador para todos, sin ninguna distinción de razas, sexo, clase social, etc. Eso sí, la salvación le llega a cada uno a su manera.

Estamos ante una verdadera joya narrativa. Cada frase y cada palabra empleada por Lucas tiene una fuerza y una densidad especial; el relato nos introduce de una manera sincera y emotiva en el corazón de la Buena Noticia: Jesucristo.

Zaqueo tiene su pasado, su historia negativa, su historia de injusto, pero Dios recuerda que es hijo de él y le pertenece, no pertenece a la maldad, sino al bien último puesto en Dios. Zaqueo en su vida normal, en su diario vivir trata de ser justo humanamente, pero no basta con serlo desde la humanidad, es necesario dejarse transformar por Jesús y ser realmente justo desde su reino divino y no sólo humano (puede que fallemos a nivel humano, pero si ponemos nuestra confianza en Dios y no en el dinero, él no nos defrauda, el dinero es un obstáculo en el reino de Dios).

El hecho que es Zaqueo tiene un nombre bien judío (hoja de vida: pasado de pecado injusto, el cual el Señor va a tomar su búsqueda de él y lo va a transformar en un converso justo). Su nombre de alguna manera tiene que ver con lo que se esperaría de él (un hombre justo y recto de corazón).

¿Qué hace Jesús con Zaqueo?

Jesús era inflexible en su doctrina, pero cercano al hombre, tierno, comprensivo y amable con las personas.
Los obstáculos de Zaqueo para encontrarse con Jesús

1. Subir al árbol

El primer obstáculo de Zaqueo es que no puede ver a Jesús, debe ponerse a su altura, Zaqueo significa que su altura que es un impedimento para cumplir su meta; el hecho de que se va corriendo delante de la multitud y se encarama en un árbol. Sube porque se siente motivado y entusiasmado de ver a Jesús. Es lo que conocemos como matar la curiosidad.

2. Bajar del árbol

Las características propias de san Lucas: La reivindicación del “derecho” del pecador a ser querido y curado y la alegría consiguiente. La primera motivación de Zaqueo es la curiosidad y luego en encuentro con Jesús, baja que hoy llegó la salvación a tu casa: le tocó el corazón y se convierte, es la auto-invitación a su casa a comer.

Lo que la pluma de Lucas señala: dos ricos, dos actitudes distintas: el rico en el evangelio de Lázaro, que no se abrió ante la salvación, ni ante la posibilidad de salvación, sino que fue cerrándose a toda posibilidad, llegando a la frustración y el rico del evangelio de hoy, que ante el encuentro de Jesús, su mirada lo transforma y le permite reconocer su pecado: ha defraudado con la riqueza mal usada, cambiar y abrirse generosamente a la propuesta de Jesús.

Zaqueo concentraba en su figura el trabajo de los recaudadores dependientes de Él; su posibilidad de robar al pueblo era muy grande y lo normal es que así lo hiciera. Además de recaudar para el poder romano. Por todo esto, era especialmente odiado. Esto demuestra la obra del señor, porque para Dios no hay nada imposible, incluso si es jefe, Dios lo va a utilizar…

Pero además era rico. Es digno de anotar este detalle en un evangelio como el de Lucas, tan dado él a proclamar la Buena Noticia de Jesús directamente a los pobres. Vale la pena fijarse bien como se desenvuelve en el Evangelio esta aparente contrariedad.

3. La casa de Zaqueo

Para la libertad de Jesús, desde su apertura, le permite entrar a la casa de Zaqueo, la gente, murmura, no aprueba que entre en la casa de un pecador, mala fama, “se puede contaminar”, es jefe, es rico, es prospero… Jesús está ante la mirada del pueblo que desaprueba, pero Jesús “ve” el corazón de Zaqueo, la intención de su llamada que comenzó como algo superficial y termino en el corazón mismo de Zaqueo, hasta compartir la misma comida en su propia casa y a la luz del pueblo que critican a Jesús por entrar en una casa de un pecador… son esos detalles pequeños en los cuales se da la vida de conversión, es el paso de Jesús por su vida, él no es indiferente ante en encuentro del amor, se deja transformar por el amor que lo cambia y quiere reparar su falta.

Un camino de búsqueda

Pero Zaqueo tiene una virtud: Busca… el que busca encuentra, como la viuda, insiste, él es de pequeña estatura: no puede “ver” a Jesús, se sube a los árboles para poder ver a Jesús. Pero busca, querer hacer todo lo que esté a su alcance para que Jesús no pase de largo, es su última posibilidad de verlo a él.

El señor lo busca, si el evangelio hace ocho días, el publicano no se atrevía a levantar la mirada para “ver”, porque venía con su historia de pecado, pidiendo perdón, hoy el evangelio nos dice que Jesús levanto la mirada, es una forma de decirle que lo ama, lo restituye, quiere lo mejor de él y el mismo Jesús se hace invitar a la casa de Zaqueo, es la mirada que incomoda, que sabemos que está pero lo ignoramos en nuestra vida, tal vez, estamos acostumbrados a vivir como queremos vivir, pero cuando la mirada de Jesús nos cuestiona, entonces comenzamos a mirar hacia dentro y vemos como Zaqueo una historia y vida de pecado e injusticia.

Él mismo Jesús, “ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido” (19, 10). Es un Dios que perdona en la persona de Jesús, que viene a salvar lo que estaba perdido por su infinita misericordia.

¿Qué hace Jesús con Zaqueo?

Que espera la gente de Jesús, que odie como ellos a seres tan despreciables para la sociedad como los cobradores de impuestos como el caso de Zaqueo. Pero en el corazón de Jesús no hay odio, no existe acepción de personas, ni siquiera vino a ser servido, sino a servir, a perdonar, a donar amor a restaurar el corazón del hombre por dentro y no superficialmente

Zaqueo era jefe de recaudadores o de publicanos; Este nombre viene del hebreo “zakkay”, que es una abreviación de “Zacarías”, que significa “el justo” (ver 2 Macabeos 10,19). Algunos prefieren traducir “Yahveh recuerda” (ver Lc 1,5), basados en otra silabación de las consonantes hebreas. Es un rico y publicano que habita en Jericó, su riqueza en Lucas no está puesta al servicio de Dios, sino que es un obstáculo, a los ojos de Lucas, encontramos que existen barreras como la riqueza para entrar al reino de Dios.

¿Qué necesitas en tu vida?

Necesitamos centrar nuestra mirada hacia Jesús como Zaqueo, necesitamos en nuestra vida de Jesús, que levantó su mirada hacia Zaqueo y con esa mirada lo sana, le cura esa herida profunda que tiene Zaqueo, su altura que es un impedimento para su meta: el encuentro con Jesús; el hecho de que se va corriendo delante de la multitud y se encarama en un árbol, expresan el entusiasmo de Zaqueo en una forma memorable y encantadora (vv. 3-4).

Aunque no es una persona simpática a los ojos de los residentes de Jericó, Zaqueo gana nuestro apoyo en apenas los primeros cuatro versículos de la lectura. Lo suyo no es una simple curiosidad; él es sincero en su deseo de ver a Jesús sube al árbol para poder ver a Jesús, pero ya ha sido mirado por Jesús. Sus acciones captan la atención de Jesús (v. 5), y el texto nos narra la alegre reacción de Zaqueo (v. 6). porque hoy llega la salvación a tu casa, recordemos que si es un pecador es imposible para su contexto que Jesús entre a su casa, pero Jesús le dice: no esperes más, hoy es la salvación de Dios en tu vida y en tu casa.

¿Cómo zaqueo quita tu obstáculo?

Restituye el cuádruplo a sus deudores y la mitad de su “riqueza” a los pobres. Entre comillas riqueza porque fue su obstáculo, para entrar en el reino de Dios, no quiere decir que toda riqueza sea mala, porque el señor nos la da para saberla administrar y ser felices con los medios que él nos da para vivir plenamente, pero aquí él no ha sido justo con la riqueza y se ha convertido en un obstáculo para su salvación, entonces toma el consejo sabio de darla o donarla a los pobres, lo que aquí está en juego no es tanto la riqueza, sino la salvación de su vida.

A veces sentimos que solo hay obstáculos, y nos damos por vencidos. Son muchos los que se devuelven o los que rodean el obstáculo. Pero son muy pocos los que buscan la manera de mover ese obstáculo. Tienes la audacia de ser un contemplador de esta maravillosa acción de Jesús.

Estamos llamados a ser un contempladores, pero desde dentro, para que este encuentro de Jesús con Zaqueo y con el pueblo sea para nosotros fuente de vida y liberación del pasado por uno mejor, nadie cambia de estilo de vida, si no se siente motivado o llamado por Jesús, solo cuando lo dejas entrar en tu corazón sientes la fuerza del evangelio que transforma la vida. La Eucaristía es un encuentro personal con Jesús; Él nos invita a su casa, entrar en comunión con Él, esto es lo que nos alimenta en nuestra vida, el pan de vida que se parte y se comparte, es la vida compartida… el alimento de vida. Jesús es amigo de la vida en doble dirección: Dios que se hace pan, se da a nosotros en el pan de vida y el pan que compartimos con el “otro”, el necesitado y el hambriento, el que carece de perdón, el que le cuesta perdonar y “ver” el rostro de Jesús en el hermano o hermana.

Es el cambio de vida lo que nos permite abrir el corazón como Zaqueo: en el hoy de nuestra vida, ha llegado la salvación sin merecerlo y aun siendo pecadores. Este es el verdadero sentido de la vida que se hace pan para darse y compartirse, ser comprensivos implica una apertura a la misma vida como don de Dios.
Invitación del papa Francisco

“… Y una mirada abrió su corazón, lo hizo libre, lo sanó, le dio una esperanza, una nueva vida como a Zaqueo, a Bartimeo, a María Magdalena, a Pedro, también a cada uno de nosotros. Aunque no nos atrevemos a levantar los ojos al Señor, Él siempre nos mira primero. Es nuestra historia personal; al igual que muchos otros, cada uno de nosotros puede decir: yo también soy un pecador en el que Jesús puso su mirada. Los invito que hoy en sus casas, o en la Iglesia, cuando estén tranquilos, solos, hagan un momento de silencio para recordar con gratitud y alegría aquellas circunstancias, aquel momento en que la mirada misericordiosa de Dios se posó en su vida.” (Francisco. Homilía, 21 de septiembre de 2015).


Por Wilson Javier Sossa López. Sacerdote eudista del Minuto de Dios