Quiero invitarte a que a lo largo de 10 artículos me acompañes a develar el trasfondo científico que trae consigo la concepción de la Resurrección, a la luz de los trabajos del padre Manuel Carreira (1931-2020), sacerdote jesuita y astrofísico quien fuera miembro del Observatorio Vaticano, además fue asesor y colaborador en varios proyectos de la NASA, lo que le valió para ser profesor de universidades de gran renombre como John Carrol University y la Universidad Pontificia de Comillas.
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Tenemos que empezar por definir las palabras que de ahora en adelante usaremos, de no ser así podríamos tener la impresión de que lo que nos dice la fe, se opone rotundamente a las definiciones físicas, o incluso peor, que las ideas de vida eterna, resurrección y cuerpo es algo muy vago que no se puede definir bajo conceptos concretos.
Es necesario decir que toda discusión de lo que es el hombre tiene que tomar en cuenta al binomio cuerpo – alma, nadie duda de que somos cuerpo, y desde luego que tampoco nadie debería dudar de la posibilidad lógica de que tenemos una realidad superior al cuerpo, que es el alma, es claro que si faltase una de estas dos realidades, no existiría la persona humana, por tanto, si hemos de hablar de una vida eterna de la persona humana, tenemos que entender cómo vamos a seguir siendo lo que somos, una realidad material, cuerpo, con una realidad espiritual, alma; de tal manera que se den las funciones propias de ambos, pues esas funciones determinan a la actividad humana, la vida eterna, es algo que se nos promete en la fe con el ejemplo de la vida de Cristo resucitado, ¿Por qué citar a Cristo en este ejemplo? Por que es el único caso en que hay una descripción de lo que será la vida de cada uno de nosotros después de la muerte. Por tanto, tenemos que prestar atención al Evangelio para entender de primera fuente a la resurrección.
La fe nos dice que solamente Cristo y María existen de esa forma; hace más de 50 años se definió el dogma de la Asunción, en donde la Iglesia presentó como verdad revelada en la fe que María está ya gozando de esa nueva vida eterna, la vida eterna que Cristo mostró a sus discípulos después de su muerte. Entre algunas personas (incluso religiosas) se niega la resurrección, de hecho, la Enciclopedia Católica de Estados Unidos define a la resurrección como: vuelta a la vida con o sin el cuerpo. Una definición más ilógica no podríamos encontrar, si es una vuelta a la vida ¿Podría volver a la vida algo muerto? Esta definición no tiene ningún fundamento ni lógico, ni filosófico ni teológico.
Es importante recalcar que incluso la teología protestante hoy está en decadencia, últimamente optan por negar aquello que no entienden; una teología como la de Buitmann, por ejemplo, en que se niegan los milagros, es obvio, como no lo entiendo, entonces lo niego y me evito ponerme en aprietos. Esta premisa (de la negación) es la que se usa mucho hoy en día, dado que no se entiende la vuelta a la vida después de la muerte, entonces digo que los relatos evangélicos son una manera de hablar poética y simbólicamente. Pensar de esta manera es vaciar por completo el dogma de la resurrección, y como dice San Pablo, si Cristo no resucitó de los muertos, entonces vana sería nuestra fe y nosotros seríamos los hombres más miserables.
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