Tribuna

La valiente carta de los religiosos en Cuba

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Han sido 18 las congregaciones religiosas que a principios de mayo firmaron una carta dirigida a las autoridades de Camaguey, en Cuba, en la que retratan la dramática situación económica, sanitaria y social, que vive gran parte de la población en la isla caribeña.



La carta ha sido enviada a través de la Conferencia Cubana de Religiosos, junto al arzobispado de Camagüey, en la cual manifiestan, con alarma, “las situaciones dolorosas que estamos viviendo como pueblo, con el objetivo de solicitarles alternativas para su alivio”.

Un panorama grave

Son varios los dramas que enfrenta el país y que fueron señalados por los religiosos en su carta. Entre los problemas que saltan a la vista están: los salarios insuficientes y la subida de precios, esto debido a una decidida política del gobierno por disminuir los subsidios y sincerar el valor real de la moneda nacional que ha sido unificada, tal como es el peso.

Los religiosos, presentes en todo el país, advierten sobre la dificultad que existe para la atención médica y la alta escasez de medicamentos, lo que se constata día a día. Asimismo, alertan ante el grave  desabastecimiento de los bienes de consumo básicos y el alza del precios de los mismos. La actual crisis lleva a un mayor crecimiento del mercado paralelo o “mercado negro” -como también se le llama a la venta de productos de contrabando-, lo cual fuerza al ciudadano a vivir en la ilegalidad.

A esto se suma, el descenso en el seguimiento de la atención a los más necesitados, a quienes se les brinda una alimentación precaria, en lánguidos comedores públicos. Tal panorama ha llevado a la Iglesia católica a suplir esta asistencia, abriendo sus propios almacenes para atender a los más vulnerables en comedores dignos.

Se añade a este drama, el progresivo deterioro de las viviendas, los obstáculos en la comercialización de la producción local y el impedimento a ejercer un emprendimiento según la propia profesión, mediante todo tipo de trabas.

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La voz de los religiosos

Ante la consabida falta de libertad de expresión, los religiosos piden más apertura para que “las personas opinen, den sugerencias, expresen libremente lo que piensan, sienten y desean, garantizando el respeto a su integridad y dignidad humana, independientemente de sus ideas”.

Esta realidad ha llevado a que los religiosos alcen su voz y describan aquello que ven día a día: “las personas están cansadas y estresadas, lo que deteriora las relaciones sociales, familiares y personales. Las conversaciones de la gente solo giran alrededor de estos temas, es su preocupación principal”.

En otra parte de la carta, en la que se expresa la voz de las diversas  órdenes y congregaciones históricas en Cuba, como son los jesuitas, las trinitarias, las camilas y otros, se lee entre líneas lo que es un grito de auxilio al mundo: “Sentimos que el pueblo no aguanta más, es una situación insostenible. La población desea alternativas factibles que encaminen al país hacia el desarrollo y el bienestar social”.

Todo tiene un límite

Para algunos analistas consultados, el comunicado de los religiosos se suma al de otros manifiestos de la Iglesia, que nuevamente será recibido por un gobierno muy sensible a la crítica. Y es por esto que suele responder con las características de un sistema opresor que acalla, desacredita al adversario y limita los derechos civiles, a lo que hay que sumar los allanamientos a domicilios, debido a las pistas enviadas por informantes.

Como una salida a la crisis -y para evitar confrontaciones-, hay quienes plantean en la sociedad cubana un reordenamiento de la economía, con un ajuste razonable de los precios y la posibilidad de que los privados desarrollen sus emprendimientos.

Porque en un sistema donde el pago a los jubilados son escasos y en el que muchos ciudadanos se van a dormir con hambre, se requiere una salida inmediata, viable y moderna de las autoridades para superar la crisis.

Y que el ejercicio del poder no se manifieste solo al acallar con mano dura las protestas, como la es también este valiente y urgente comunicado de los religiosos en Cuba, el cual recoge la voz de un pueblo que eleva así, su grito hasta Dios.