Tribuna

La Vida Consagrada en África: encarnar la Palabra

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Hablar del futuro de la Vida Religiosa en África es muy complejo y desafiante, ya que controlo más mi país, Angola, que forma parte de este gran continente africano. Mirando a este continente con mucho optimismo en cuanto al futuro de la Vida Religiosa, puedo decir que hay mucha esperanza, porque se observa un gran crecimiento de las vocaciones religiosas y sacerdotales: observamos los seminarios llenos, tanto religiosos como diocesanos, están surgiendo muchas congregaciones nativas comprometidas con la causa de la evangelización y especialmente con el rescate de los valores morales.



Las comunidades religiosas en África están comprometidas en promover y lograr la reconciliación entre los grupos que sufren tensiones e incertidumbres sociales. Hay un gran compromiso con la opción preferencial por los pobres, especialmente niños y jóvenes. Muchas congregaciones religiosas están saliendo de sus zonas de confort y se dedican a la promoción de la mujer y a la educación de niños y jóvenes, preparándolos así para un futuro mejor.

Hablando de nuestra realidad angoleña, antes pensábamos que debido a la situación de conflicto armado, los seminarios estaban llenos de hombres y las comunidades religiosas llenas de mujeres; pero, después de este tiempo de conflicto, seguimos viendo que cada vez son más los jóvenes que llaman a las puertas y con gran decisión asumen con radicalidad la experiencia de los tres consejos evangélicos.

Esto no quiere decir que la escasez de vocaciones no llegue a este continente, porque, al contrario, hoy podemos ver la baja natalidad, ya podemos encontrar parejas con uno o dos hijos, algo que era muy raro en África.

África es un continente con muchos desafíos. En algunos países todavía hay muchos conflictos armados, pero aun así, los jóvenes no se desaniman en seguir adelante, porque oyen la llamada del Señor que dice “ven y sígueme”. Sienten cada vez más la fuerza de lo alto y confían en Dios, pues saben que Él nunca les abandona.

El papa Francisco, de visita en la República Democrática del Congo del 31 de enero al 3 de febrero de 2023, exhortó a los jóvenes y les hizo comprender la misión de un consagrado en medio de su pueblo: “La gente no tiene necesidad de funcionarios de lo sagrado ni de médicos alejados del pueblo. Estamos llamados a entrar en el corazón del misterio cristiano, a profundizar en su doctrina, a estudiar y meditar la Palabra de Dios; y, al mismo tiempo, a permanecer abiertos a las preocupaciones de nuestro tiempo, a las cuestiones cada vez más complejas de nuestra época, para comprender cómo tomarlas de la mano y acompañarlas”.

Profecía de paz

En este mismo sentido, el mensaje del Pontífice a los jóvenes durante su visita al país continuaba de esta manera: “Os deseo que seáis siempre canales de consuelo del Señor y testigos gozosos del Evangelio, profecía de paz en las espirales de violencia, discípulos del Amor dispuestos a curar las heridas de los pobres y afligidos”.

Con estas palabras, el papa Francisco evidenció lo mucho que la gente sufre y necesita a los misioneros y misioneras. Nosotros, sin embargo, no siempre vivimos o damos este testimonio de caminar juntos como nos llama a hacer el camino sinodal que estamos recorriendo de la mano toda la Iglesia universal.

¡Necesitamos encarnar bien la palabra de Dios!

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