¿Cómo se siente el profesorado cuando, después de realizar una explicación cuidando lo que dice, cómo lo dice, dónde lo dice, se encuentra un “NO” en su alumnado, al preguntar si se ha entendido lo que ha expuesto? Es lógico que pueda llegar a sentirse apesadumbrado, impotente, etc. No obstante, que suceda esto es normal, ¿verdad? Pues claro, porque es parte del proceso de enseñanza/aprendizaje.
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Pero, ¿y si se trata del profesor de Religión y esto se ha producido después de explicar, por ejemplo, la Resurrección de Jesús a chicos y chicas de 3º ESO (14 años)? ¿Cómo se sentirá? Me gustaría decir abiertamente que espero que no se sienta extrañado, porque extraño, concretamente ese acontecimiento, lo es, como otros muchos ligados a nuestra Religión Católica.
¿Qué hacer ante este supuesto de encontrar un “NO” tras una explicación en el área de Religión? Para responder a esta cuestión, quiero traer aquí el primer seminario sobre el libro de Jesús, La Enciclopedia, que tuvo lugar el pasado 27 de febrero, organizado por PPC. En ese seminario,se dieron claves muy importantes para hacer Teología, para lanzar unas clases de Religión, principalmente en la ESO y Bachillerato, de calidad y ajustadas a su aportación en esa oferta de educación integral, en la que se inserta la Enseñanza Religiosa. Si las tenemos en cuenta, nos encajará incluso el que nos respondan que “NO” se ha entendido, temporal o definitivamente, a algo que hayamos explicado, porque lo veremos como algo normal y propio de un proceso, que no deja de ser personal, de cada chico y cada chica.
Claves a tener en cuenta
- La primera clave habla, según proponía el profesor Serafín Béjar, del primer paso que se le debe pedir a la Teología, y por ende a la asignatura de Religión, el cual es ponerse a la escucha del relato del alumnado que tiene delante acerca de aquello que va a explicar o exponer (por ejemplo “La Resurrección”, como empezábamos diciendo), queriendo así entrar en una segunda clave fundamental: conseguir un alumnado que es protagonista y no espectador. Para esto, comentaba el propio profesor Béjar, que podemos tomar como guía el pasaje de Emaús, cuando “El Caminante”, como le llamaría González Paz a Jesús, en su libro La vocación de San Mateo, se dirige a los dos discípulos preguntándoles: “¿Qué discusiones son esas que vais compartiendo, mientras vais caminando?” (Lc 24, 17).
- Aquí está la segunda clave, un alumnado protagonista. ¿Por qué y en qué protagonista? Porque se trata de que él pueda armar su propio relato y con el tiempo, el conocimiento y la experiencia decidirá si su relato es el mismo que el de Jesús, es decir, el de Dios en la historia, en su historia. Para esto, necesitará también llegar a conocer, por un lado, el relato del acontecimiento “Jesús de Nazaret”, histórico, el cual puede compartir con creyentes de todas las religiones y ateos, y, por otro, también el del acontecimiento “Jesús es Cristo” en el que cree la comunidad cristiana. En esto, pueden ayudar y mucho las clases de Religión, en todos los sentidos.
- La tercera clave, como vemos, es la de crear un ambiente en el aula donde se pueda dialogar desde un denominador común a cualquier ser humano, como es la fenomenología religiosa; un ambiente en el que el profesor huye de sus preconcepciones acerca de lo que piensan los jóvenes que hasta ahora ha conocido, porque ha compartido espacios con ellos, los ha leído, etc. El objetivo es permanecer con actitud de apertura hacia lo que ellos quieran compartir sobre lo que se les va a plantear, desde el currículum y/o temas religiosos trasversales.
- La cuarta clave es invitar, si lo ven oportuno, a reflexionar al alumnado en sus vidas, sobre si al conectar su relato con el de Jesús “no arde su corazón”, como les sucedió a los discípulos de Emaús. Son ellos los que deben sacar sus propias conclusiones.
- La quinta es ser consciente de que “Jesús” no es una posesión del profesorado de Religión. A veces, parece que, como decía el profesor Rivas en el seminario, lo tenemos “secuestrado”, de tal manera que todo relato que no se ajuste al que nosotros tenemos y hacemos, no es “Jesús”. Será imprescindible permanecer abiertos a lo que el alumnado quiera y necesite compartir. Solo de esta manera, se aumentan las probabilidades de que ellos puedan hacer un relato adulto, coherente, personalizado de Jesús en sus vidas, en el sentido, como venimos diciendo, que ellos vean.
- La sexta y última que destaco, de todo lo que se compartió, es la de hacer, por nuestra parte, cuando nos corresponda, como profesores de esta asignatura, un relato valiente, sin complejos, sin violencia, cuidado estéticamente, desde un uso, por la sociedad en la que vivimos, de la imagen, la música, el cine, etc., como lenguajes que entienden muy bien nuestros jóvenes del Siglo XXI.
Finalmente, por lo tanto, clave es saber que nuestra máxima responsabilidad es cuidar la oferta en nuestra asignatura, para que ellos puedan ir tomando sus propias decisiones, sabiendo incluso que… PUEDE HABER UN “NO”.