“Cristo Redentor revela plenamente el hombre al mismo hombre”
(Juan Pablo II, ‘Redemptor Hominis’, 10)
Observando la realidad, siendo conscientes de nuestro quehacer diario, podríamos decir que el mundo de hoy nos reta a todos: no sólo a los educadores, grandes retos tienen los médicos, los sacerdotes, los filósofos y aún más los psicólogos, etc., al plantearnos seriamente nuestra responsabilidad con la sociedad y el cambio de época que nos ha tocado vivir.
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Me vienen a la mente varias reflexiones en el campo educativo y lo que implica la trasformación del ser humano, lo que podemos decir en un primer momento es humanizarnos más: ser éticos, congruentes con nuestras propias convicciones, en colegios y universidades católicas que habla de la identidad misional, en la obra del Minuto de Dios, por ejemplo, se habla de la identidad misional como propósito y eje trasversal de una obra fundada por el Siervo de Dios Rafael García Herreros, sacerdote eudista que dejo un gran lega a la humanidad y sobre todo al país de Colombia.
Educamos por convicción y con el corazón
Una primera pregunta en el campo de la educación sería, ¿Cuál es el sentido de educar con la convicción y el corazón? He preguntado esto a muchos docentes de diferentes áreas y lo que me llevo a una sana reflexión fue que la persona que enseña con la convicción de dejar huella, de generar procesos y de ayudar a resolver conflictos, es una persona que tiene el perfil de buen educador, porque descubre las necesidades o carencias del ser humano.
Problemas en todas partes tendremos siempre, pero lo interesante es la capacidad que tenemos de resolver los conflictos, no importa el problema el educador debe estar abierto a toda serie de preguntas, debe vencer los pre-juicios, las limitantes del conocimiento e incluso las limitantes de la religión, no porque sean problema sino porque a veces esto mismo no deja avanzar en los campos que nos exige nuestra época: los retos siempre son mayores que antes, hoy el educador debe ir un paso más adelante y saber que está frente a un ser humano que en el fondo tiene situaciones adversas y que le acompaña a resolver o saber guiar.
La pertenecía de la educación
Otra pregunta que nos ha ido llevando este discurso sería, ¿Por qué es útil y práctico seguir enseñando? Claro muchos dirán, que ya tenemos todo en internet, que ya tenemos plataformas de educación personalizada o que las instituciones tienden a desaparecer del panorama… Éstas y otras preguntas vienen a la mente y al corazón de nosotros, pero mientras que tengamos modelos educativos, nuevas situaciones que nos hacen observar que la educación sigue vigente, no porque estemos abocados a la educación bancaria, llena de contenidos enciclopédicos, sino porque lo que sacia el corazón del hombre es la capacidad de descubrir nuevos horizontes, no aprendemos porque tengamos los mejores discursos o la teoría última, sino porque el ser humano tiene grandes capacidades insospechadas de crear y recrear, se transformar la realidad y embellecer el mundo.
Como diría el Siervo de Dios Rafael García Herreros en el siguiente relato: “Las manos maravillosas del trabajador”.
Las Manos maravillosas para el servicio
del Siervo de Dios Rafael García Herreros
García Herreros R. (2013) Hermano de los hombres
(Adaptado libremente)
“…El hombre es el cocreador del universo. Son maravillosas las manos de los hombres. Lo más sublime que Dios ha hecho es haber puesto al hombre como cooperador suyo en la creación. El hombre ha dejado su rastro, su impronta por todas partes. La calidad de hacer las cosas bien y para el servicio de los demás, estudiar para ser mejor persona, mejor cristiano yembellecer su vida personal, su casa, su entorno laboral en el colegio, universidad, empresa…
Nuestro prójimo, nuestro hermano lo ha cocreado todo. La verja de nuestra ventana, las materas de las flores, la puerta de nuestra casa, la máquina en que escribimos, la radio que oímos, el televisor que miramos… todo, casi absolutamente todo lo hicieron las manos sagradas de los hombres..
Todo un mundo por transformar, por hacer justo, por hacer ecuánime. Nuestra santificación debe llevarse a cabo por medio de la actitud creadora. Debemos fomentar, en todos los aspectos, el trabajo en todo orden. Dar trabajo, trabajar, crear nuevas fuentes de trabajo, abrir pequeñas industrias.
Más cristiano que dar un pan es enseñarlo a hacer. Más cristiano que dar un vestido es enseñar a coser. Infinitamente más cristiano que dar limosna es colaborar por construir un mundo donde no haya pobres: a base de estudio y trabajo.”
La misión del educador hoy
Este relato me llevo a pensar que definitivamente todos tenemos una misión en nuestra tarea educadora: embellecer el entorno, empezar por mi casa, el colegio no debe ser visto como unos años más en el caminar, sino como la base para ayudar a ser mejor persona, mejor ser humano, los valores no pasarán de moda, son innegociables porque así se propone en el campo de la educación, la universidad debe solidificar esos valores y ayudar a ser mejor persona, mejor ser humano, mejor cristiano, mejor profesional… en fin pienso en tantas personas egresadas de las diferentes instituciones que embellecen su entorno y que lo más importante transforman vidas, personas que uno se encuentra y lo reconocen y le agradecen porque han podido desarrollarse profesionalmente como personas de espíritu alegre y ya tienen emprendimientos de calidad en su profesión, dignos de admirar y seguir.
Una inspiración…
Pienso en alguna frases inspiradora en el campo de la educación del Siervo de Dios Rafael García Herreros: “Amarás al Señor tu Dios a tu hermano el hombre”, no basta con amar a Dios, orar a Dios o pedir a Dios, si no amamos al “otro”, al prójimo, al que viene a nuestras instituciones porque reconocen nuestra calidad en la educación, pero lo más importante es amar lo que se hace y en el campo de la educación se imprime amor cuando se enseña con énfasis en los valores dentro y fuera de nuestros planteles educativos. Creo que la educación es un campo amplio e inacabado, porque todos los días nos trae nuevos retos para todos nosotros. Siempre se estará innovando en el campo educativo porque el ser humano se está perfeccionando todos los días. Creo que vale la pena servir porque nuestra labor en el campo como docentes y acompañantes del proceso seguirá genera grandes retos para todos nosotros hoy y hacia un mejor futuro.
Por Wilson Javier Sossa López. Sacerdote eudista del Minuto de Dios