Tribuna

Mi álbum de la CLAR

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Celebrar 60 años de la CLAR es una gran oportunidad para hacer memoria, agradecer y mirar hacia delante. El encuentro de la ‘familia CLAR’ realizado en la noche del 13 de marzo, con un significativo grupo de personas que hemos sido testigos o artífices de este caminar tejido de pasión por Cristo y por la humanidad, de mística y profecía o, si se quiere, de discipulado-misionero, nos sitúa al filo de la historia que nos ha correspondido vivir tras seis décadas de aquel 2 de marzo de 1959.

Esta ocasión sería más que propicia para evocar los ‘hitos’, las experiencias, los personajes, los proyectos, la teología, las publicaciones y las obras que han configurado a la CLAR en cada periodo, bajo el liderazgo de los 16 presidentes/as que han precedido a Gloria Liliana Franco Echeverri, y de los 20 secretarios/as generales que han antecedido a Daniela Adriana Cannavina, además de las distintas generaciones de asambleas, juntas directivas, presidencias, equipos de teólogos asesores de la presidencia (ETAP), comisiones temáticas y, por supuesto, los equipos humanos que han apoyado la gestión de la secretaría general en cada época.

Más allá de la institucionalidad, no obstante que sin prescindir de ella, podemos decir que celebrar la vida de la CLAR es celebrar la vida y el dinamismo que le han inyectado cada una de estas personas, junto con miles de religiosas y religiosos de las más diversas latitudes y geografías de nuestro continente latinoamericano y caribeño.

‘Rostros’ de la CLAR

Ellas y ellos son el ‘rostro’ de la CLAR, y en esta efeméride bien vale la pena ‘desempolvar’ el álbum de la CLAR con gratitud al buen Dios, alfarero y artesano, que con sabiduría ancestral y maternal ternura ha tejido los hilos de miles de religiosos y religiosas de esta familia, y ha moldeado nuestras ‘vasijas de barro’ para que “aparezca que esta fuerza extraordinaria viene de Dios y no de nosotros” (2 Cor 4, 7).

Cada uno de los que hemos pasado por la CLAR podría abrir y compartir su álbum. En mi caso, la primera imagen que tengo, data de 1995. Allí aparece Pedro Francisco Acevedo Inoa, lasallista dominicano, compartiéndome sus fotografías de reuniones con teólogos latinoamericanos, del V COMLA –antes de que existieran los Congresos Americanos Misioneros (CAM)–, y de las recién remodeladas oficinas de la secretaria general en el edificio ‘La Isla’, en el tradicional barrio bogotano de Chapinero.

Pasaron muchos años antes de que llegara una segunda fotografía a mi álbum de la CLAR. Fue en 2006, en los días posteriores de la Asamblea General en Ypacaraí (Paraguay), cuando mi antiguo profesor de teología, Ignacio Madera Vargas, salvatoriano colombiano, me invitó a hacer parte del equipo de la secretaría general de la CLAR fungiendo como secretario adjunto. Con esa foto llegaron otras, como la del equipo que conformamos entre 2006 y 2009 con María del Socorro Henao –carmelita teresa de San José colombiana–, Luz Dary Rodríguez, Johanna Paredes, Martha Torres, Alexandra Viuch, Johanna Tobar, don Luis Enrique Parra (q.e.p.d.), doña Gloria Torres, y los doctores Aníbal Parra y Luis Fernando Cuervo. 

Entonces, mi álbum de la CLAR creció exponencialmente entre seminarios, encuentros y congresos latinoamericanos, proyectos, publicaciones, incluyendo la visita a las agencias que apoyan las apuestas de la vida religiosa latinoamericana, Aparecida (en 2007) y el Congreso de los 50 años de la CLAR, en 2009.

Luego, en 2010, aparece la fotografía de Gabriel Naranjo, vicentino colombiano, y de Paulo Petry, lasallista brasileño, además de Rosa María Moreno, hija del Espíritu Santo mexicana, con quienes continuamos soñando una vida religiosa mística-profética al servicio de la vida, escuchando a Dios donde la vida clama. Fue un tiempo para nuevos proyectos, talleres de comisiones, asesorías metodológicas, todo ello enmarcado en el Horizonte Inspirador de la CLAR.

Entre las múltiples imágenes que me acompañaron en esos años, tengo muy presente tres de ‘aire caribeño’: la de la Junta Directiva en Puerto Príncipe, un año después del terremoto que sacudió a Haití en 2010; la del primer taller de comisiones de la CLAR en La Habana; y la del seminario de cambió sistémico en Santo Domingo.

Casa de formación

Desde 2012 emergen nuevos derroteros y, con ellos, nuevas postales de la CLAR. Mi encuentro con el periodismo religioso y con el mundo de la comunicación, gracias a la mediación de tres entrañables amigos (José María Arnaiz, Pilar Torres y Javier Darío Restrepo), me permitieron nuevos ángulos, siempre con el ADN de esta ‘escuela de pensamiento teológico-pastoral’ que, en verdad, se tornó en mi ‘casa de formación’. En este periodo aparecen otros rostros como el de Mercedes Casas, hija del Espíritu Santo mexicana; Mirta Visani, de las Hijas de la Caridad de Santa Juana Antida Thouret, argentina; Magdalena Gaitán, dominica de la Presentación colombiana; Luz Marina Valencia, teresiana colombiana; Mónica Benavides, de las Hermanas de la Divina Voluntad, colombiana; Deivis Rueda; Andrea Paola Herrera y más recientemente Ross Mary Vargas Moreno.

Por supuesto, existen muchísimas fotografías en mi álbum de la CLAR: la de Vanildo Zugno y Lucia Weiler acogiéndome en Porto Alegre en mi etapa de formación doctoral; la de la comisión de Edu-CLAR en las Islas Galápagos; las de los seminarios de religiosos hermanos en Lima y en Manaus; las del primer congreso de teología latinoamericana en São Leopoldo (una iniciativa de Amerindia apoyada por la CLAR); las de los encuentros de secretarios y secretarias nacionales, juntas directivas, reuniones de presidencia y ETAP, asambleas; las de los congresos de Nuevas Generaciones en Managua, Medellín y Bogotá… Las imágenes se prolongan en el tiempo y en los lugares compartidos con amigos y amigas de caminhada. 

Mi álbum de la CLAR es limitado. Mis fotos apenas retienen una parte de los últimos años de su rica historia. ¿Qué decir de los registros de quienes conservan la memoria desde los inicios? (Carlos Palmés, Cecilio de Lora, Irene Díaz, Víctor Codina… y muchos más). La reciente Pascua de Hermengarda Alves, religiosa brasileña del sagrado corazón de Jesús, quien fuera la primera mujer secretaria general de la CLAR entre 1982 y 1988, nos alerta sobre la necesidad de completar el álbum de la CLAR que, en verdad, es un álbum de álbumes.

¡A todas y todos mi eterna gratitud!

* Adaptación de las palabras pronunciadas en el acto conmemorativo de los 60 años de la CLAR.