Tribuna

Misión compartida: diez senderos en un camino recorrido

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Diez años después de la primera jornada Juntos Somos Más en la que se quiso, con gran audacia y espíritu sinodal, visibilizar una amplia realidad presente en la Iglesia, nos preguntamos ¿cuál ha sido el camino recorrido estos años?



Como todo lo bueno, lo bello y lo verdadero ha sido un camino inesperado, que no nació de un “plan estratégico” sino de una llamada y una respuesta de fe, de confianza, de personas que, unidas por el Espíritu, dijeron sí. Un camino que, como los buenos caminos, comenzó con un intento fallido en su primer año y que, convocado a continuar el mismo día de la elección del papa Francisco, dijo sí sabiendo solo la meta: dar a conocer esa experiencia de compartir, desde la propia vocación, el regalo del carisma recibido y el compromiso con la misión. Como los apóstoles, enamorados de Jesús, pero sabedores de que sin Él nada era posible. Sin grandes pretensiones comenzó ese camino. O, mejor dicho, todos los senderos andados a lo largo de estos años que ahora presentamos:

  • Un camino de vocación al seguimiento de Jesús. “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí” (Jn 14, 6). Laicos y religiosos conscientes de que nos unía lo mismo, que no hay más que una vocación, la de seguir a Jesús, a la que respondemos desde dos llamadas distintas pero complementarias. Una convicción que nos ha descubierto la importancia de trabajar la cultura vocacional en todos los institutos porque en el cristiano la vocación es para la misión.
  • Un camino, por tanto, para la misión. “Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo (EG 273). En estos años hemos visto crecer la consciencia de que la misión es una y única: evangelizar en el horizonte del mundo actual. Por eso, una comunidad de unas 15 personas, laicos y religiosas, de distintas congregaciones, hemos vivido una auténtica experiencia de comunión para la misión.
  • Un camino de carismas compartidos que se descubren como auténticos dones del Espíritu para la Iglesia en el mundo y que son de todos y para todos. Una lectura  laical que ha de hacerse a través de los carismas en las personas y no a través de la historia de los carismas.
  • Un camino de espiritualidad compartida. Si algo ha hecho posible la historia de estos diez años ha sido la experiencia de compartir espiritualidad. Solo el Espíritu lo hizo posible en los inicios. Compartir, tanto en el equipo de la CONFER como con todas las personas que de algún modo u otro han participado de esta historia, tiempos de oración y conversaciones espirituales ha sido el alimento que ha hecho esta realidad posible durante diez años. Por tanto, se hace necesaria la creación de un espacio para compartir la espiritualidad; salvaguardad la identidad laical de unos y consagrada de otros; y dar a cada uno la posibilidad de ofrecer su contribución.

Somos_Mas

  • Un camino de formación conjunta. Desde la absoluta convicción de que la formación es imprescindible y que esta debe ser compartida por religiosos y laicos, muchas han sido las jornadas de formación celebradas en estos diez años, en las que hemos afrontado temas como la propia formación para la misión compartida, la vocación, el discernimiento o el acompañamiento. Además, se ha elaborado un modelo de plan de formación para la misión para ofrecerlo a las congregaciones. Una formación que busca crear una identidad colectiva en torno a dos ejes: el eje afectivo (importancia de las relaciones) y el eje narrativo (un pasado que ilumina un presente para llegar a la universalidad del carisma).
  • Un camino de encuentros celebrativos. Durante estos 10 años, quitando dos por la pandemia (2020 y 2021) hemos podido celebrar las jornadas Juntos Somos Más, hitos de este camino en los que hemos querido crear espacios de encuentro, diálogo, profundización y de parar para reponer fuerzas.
  • Un camino de acompañamiento a numerosas congregaciones que han sentido esta llamada fuerte del Espíritu y han acudido a la CONFER para compartir sus propios caminos. Más de treinta institutos con los que caminar juntos descubriendo que cada camino de misión compartida es propio. Sin duda, la experiencia más importante de todos estos años ha sido ver tantos religiosos y laicos encontrándose, reconociéndose y soñando cómo caminar juntos.
  • Un camino de profundización. Interpelados por la necesidad de avanzar, de dar respuestas teológicas y eclesiales, iniciamos hace dos años el Observatorio de la Misión Compartida, en el que un religioso, una religiosa y cinco laicos, investigamos y reflexionamos sobre cómo dar respuestas rigurosas, con carácter teológico y eclesial, a los desafíos que la misión compartida plantea.
  • Un camino, sobre todo, de agradecimiento por la misión compartida. Agradecimiento por la llamada inicial, por las personas que tuvieron la visión y con decisión y un buen acompañamiento impulsaron esta propuesta: Elías Royón, SJ; Julia García Monge, HDPC; y Pilar Arroyo, HCSA. Agradecimiento por tanto don recibido, tanto carisma, espiritualidad, misión y vida compartida, por las más de tres mil personas con las que nos hemos encontrado y, sobre todo, unido en oración para avanzar en esta llamada a la corresponsabilidad con la misión. Ha sido una historia de bendición por tantos testimonios, reflexiones, planificaciones y encuentros. Vidas anónimas, humildes, silenciosas y entregadas a la misión.
  • Y un camino… que continúa porque el Espíritu sopla en nuestra Iglesia y los cristianos estamos en marcha para compartir misión esperanzadora y para liberarnos de ataduras que nos impiden avanzar en este momento concreto de nuestra historia. Es, por tanto, un camino de preguntas abiertas para un futuro que se construye en el día a día, en cada religioso y laico que siente esta llamada como el camino en el que…
    • … ¿somos realmente conscientes de la necesaria conversión de mentalidades y del imprescindible cambio de estructuras?
    • … ¿estamos incorporando el discernimiento, personal y sobre todo comunitario al funcionamiento de las comunidades y congregaciones?
    • … ¿se está cultivando la dimensión vocación en los laicos?
    • … ¿soñamos tiempos y espacios nuevos para una auténtica misión compartida?
    • … ¿discernimos nuevas formas de ser “comunidades para la misión”?
    • … ¿caminamos hacia una auténtica corresponsabilidad o prevalece el compartir tareas?
    • … ¿tenemos en cuenta a todos, especialmente a los últimos para ser escuchados y participar?
    • … ¿es la familia carismática el horizonte hacia el que caminar?

No hay mejor manera de terminar que con las clásicas palabras del poeta, “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Hemos andado, andamos y andaremos interpelados por la llamada del Espíritu a la sinodalidad, que es consustancial a la Iglesia, camino juntos, religiosos y laicos, para seguir anunciando el amor de Dios.

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