Tribuna

No es el final sinodal

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Sigo pensando que el ‘Intrumentum laboris’ para la próxima Asamblea del mes de octubre es aburridísimo. Lo que es evidente no se puede negar. También comprendo que haya causado una cierta desilusión el hecho de sacar de la discusión –sana discusión- los temas más candentes que se aportaron desde la primera fase del Sínodo. Sin embargo, haciendo sucesivas lecturas del documento, creo que hay que hacer otro tipo de reflexión.



La mayoría de los temas que se han dejado para su estudio por parte de las comisiones junto con los dicasterios correspondientes, y de los que vamos a recibir información en la Asamblea, no solo fueron aportados por los participantes desde el inicio, sino que se encuentran presentes en la mayoría de los documentos que conforman el magisterio del papa Francisco. Es decir, no son nuevos, sino que se presentaron ya para nuestra reflexión desde hace tiempo. Esto, por una parte.

Horizonte despejado

Por otra, el hecho de haber sacado esos temas, despeja el horizonte para lo verdaderamente necesario en este momento. Lo importante es centrarse en el cambio de estructuras porque, solo con ese cambio y afianzamiento, será posible ir haciendo realidad algunas de las propuestas que se recogieron en el documento inicial.

También es importante tener en cuenta que el bautismo cruza, transversalmente, todo el documento de trabajo para la próxima Asamblea. Es decir, recuperar la teología bautismal sigue siendo prioritario para comprender como hacer realidad y vivir la sinodalidad en la Iglesia. Además, esa teología bautismal lleva a ver alguna palabra desde su sentido más genuino. Me refiero a la palabra ‘derecho’. Es un término que siempre causa preocupación, y una cierta preocupación en la Iglesia cuando, en realidad, no debería ser así.

Los abusos económicos

Hay un tema que sombra tal cual. Se trata de los abusos económicos. Hablar tan abiertamente de esa realidad que, forma parte de la lacra que no cesa como son los abusos de todo tipo en la Iglesia, llama a la esperanza de, al menos, ver que se les van poniendo nombre y que se va hablando cada vez más. Aunque no lo parezca es muy importante seguir abordando los abusos sin esconder ninguno y, nombrar los abusos económicos es reconocer que existen y de muchas formas.

Sínodo de la Sinodalidad. Vaticano. Octubre 2023

Por lo tanto, lejos de situarnos ante un momento de ‘recortes’ en las propuestas, démosle un poco de tiempo al tiempo y, pasada la Asamblea, recordemos que nunca en la historia, en ningún campo, los cambios llegaron desde arriba; que esos ansiados cambios deben empezar por la modificación de las estructuras y el cambio de formación –seminarios, congregaciones religiosas, laicado- y que todos en la Iglesia podemos y debemos reclamarlos, desde abajo y porque los aprobamos en asambleas diocesanas (aunque en algunas diócesis ya han pasado a la historia). Este documento tiene que reafirmarnos en el convencimiento y vivencia de que todos somos Iglesias y aprender a ser –y no me cansaré de repetirlo- adultos en la fe.

¿Otra oportunidad perdida?

No caigamos en la idea de ‘otra oportunidad perdida’. Más bien pensemos en todo lo que hemos aprendido en este proceso sinodal. Perdamos la costumbre a dejar que todo nos lo den hecho o, peor aún, que alguien intente darnos gato por liebre. La prueba del algodón llegará, precisamente, a partir de que finalice la Asamblea.

Como dicen en una pequeña comunidad que conozco, ahora toca “discernir la Iglesia que tenemos y no queremos, la Iglesia que tenemos y queremos, y la Iglesia que queremos y aún no tenemos”. Esto es lo realmente importante y, si para ello hay que ir contracorriente –que no significa otra cosa más que hacer vida el evangelio-, pues… ¡Adelante! Lo contrario será puro ilusionismo, también llamado gatopardismo.