Hoy se cumplen diez años de pontificado de Francisco. Y todo el mundo comenta las distintas decisiones, textos, posiciones y gestos del Papa argentino desde su acceso a la cátedra de Pedro. Para algunos, va demasiado lejos y lleva a la Iglesia al fracaso; para otros, por el contrario, no va lo bastante lejos ni lo bastante rápido o no toma las decisiones adecuadas.
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Reforma de la Curia, lucha contra la pederastia, lugar de la mujer en la Iglesia, preocupación por los más pobres, conversión ecológica, restricciones en el uso de la liturgia preconciliar… En todos estos ámbitos, el Papa está lejos de conseguir la unanimidad.
Un Papa en marcha
Algunos de sus detractores le acusan incluso de contribuir al debilitamiento de un catolicismo ya gravemente sacudido por las revelaciones de abusos de todo tipo cometidos impunemente por sacerdotes durante décadas. A lo que se puede responder que la situación de la Iglesia sería mucho peor si el Papa no se hubiera puesto en marcha desde el inicio de su pontificado. En efecto, Francisco no cesa de llamar a la Iglesia a salir de sí misma, a abrazar el movimiento mismo de Dios hacia una humanidad necesitada de salvación.
“Fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras y sin miedo”, reza el n. 23 de ‘Evangelii gaudium’, publicada en el primer año de su pontificado. Un programa que sigue siendo actual cuando, ante la adversidad, tenemos la tentación de replegarnos sobre nosotros mismos, de querer conservar a toda costa las estructuras y el funcionamiento del pasado, como si viviéramos en una ciudadela sitiada.
Nadie ha dicho que el camino a seguir sea fácil. Pero en la fe, nos recuerda Francisco, creemos que Dios, por el don del Espíritu, nos hace capaces de afrontar la adversidad: “Los males de nuestro mundo, y los de la Iglesia, no deberían ser excusas para reducir nuestra entrega y nuestro fervor. Mirémoslos como desafíos para crecer” (‘Evangelii gaudium’, n. 84).
*Artículo original publicado en La Croix, ‘partner’ en francés de Vida Nueva
