El Perú sigue siendo uno de los países más afectados por la presencia del coronavirus (Covid-19), pandemia que ha mermado la salud física de muchas personas, pero especialmente la salud mental y emocional en todo lo referente a duelos sin procesar, depresión, pérdida del empleo, ansiedad, estrés, incertidumbre hacia el futuro, etc. De una u otra forma, en todo el mundo mucha gente se ha visto afectada por estas cuestiones; sin embargo, en países como el Perú donde un buen número de familias se sostiene a través de una economía precaria, con ingresos que normalmente solo puedan generar por medio de trabajos informales, las afectaciones suelen ser más altas, no solo en términos cuantitativos, sino cualitativos.
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Una situación de angustia que genera un comportamiento psicosocial negativo y repercute en nuestras interrelaciones. Las últimas elecciones se han vivido en un clima tenso de polarización, con numerosos quiebres en las relaciones interpersonales que no son más que un reflejo del modo como nuestra salud mental se ha venido perjudicando, evidenciado en la escasa capacidad de tolerancia, de diálogo o de escucha frente a todo aquel que piense distinto.
La salud mental en el Perú antes de la pandemia estaba ya en una situación frágil y a partir de entonces se ha agravado aún más. La Defensoría del Pueblo en su Informe Defensorial N° 180 -titulado “El derecho a la salud mental”- advertía sobre una serie de deficiencias, como el poco personal capacitado para poder atender la gran demanda del país. Dato respaldado por la Organización Mundial de la Salud, la cual señala que el Perú tiene en promedio 3 psiquiatras y 10 psicólogos por cada 100,000 habitantes. Sin embargo, no todo el panorama es negativo: el gobierno anterior aprobó el Plan de Salud Mental (en el contexto Covid-19, Perú, 2020 – 2021) para ofrecer un conjunto de lineamientos que enfrenten de forma adecuada el curso y las consecuencias originadas por el Covvid-19. Naturalmente, esperamos que estas sean concretadas por el actual gobierno.
Respuesta de la Iglesia
Frente a esta situación, la Iglesia ha estado presente para sumar esfuerzos en su rol pastoral y de acompañamiento a los sectores más vulnerables y vulnerados. Por ello, desde Resucita Perú Ahora, iniciativa pastoral de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), constituida el 2020 para responder el desafío que supone la Pandemia y también otras pandemias sociales como la corrupción, la pobreza, la inequidad, etc., se viene impulsando una Sub Comisión de Salud Mental para contrarrestar las secuelas de los males de este virus. Entre sus principales promotores se encuentra el Cardenal Pedro Barreto S.J, arzobispo de Huancayo y primer vicepresidente de la CEP, quien señala que, en estos momentos: “el país nos invita a ir a consensos que se manifiesten en la práctica. Como Iglesia queremos poner en movimiento a la sociedad peruana para que busquemos unidos el bien común. Y por eso estamos caminando juntos para ir articulándonos y sin protagonismos, a fin de que el Perú sea un país de hermanos y no de enemigos”. Por ello, recalca promover el trabajo en salud mental, sobre todo en estos días de agresividad y conflicto, cuando amerita la urgencia de apostar por un nosotros.
La primera jurisdicción eclesiástica en trabajar este tema ha sido el Arzobispado de Huancayo –ubicado al centro del país–, luego se ha ido replicando en el Arzobispado del Cuzco y en la Prelatura de Caravelí –ambas al sur del Perú–, mediante talleres, webinars, materiales audiovisuales y programas en radio, con el objetivo de llegar al mayor número de personas y familias. Esta iniciativa cuenta con el apoyo de dos importantes universidades: la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Peruana de los Andes, a través de sus áreas de psicología. Pero como indica el Cardenal Barreto: “somos conscientes de que necesitamos ampliar la base de profesionales que quieran sumarse a esta iniciativa, no solo en el apoyo a la salud mental, sino en otros campos. La base de los talleres está en las universidades, y por ello es necesario seguir invitando a otras del interior del país para que puedan sumarse a esta necesidad de acompañar y fortalecer, no solo por el duelo de un familiar, sino por la pérdida del trabajo que también repercute en la familia”.
Un aporte importante en la concreción de los objetivos de esta propuesta, lo viene realizando Cecilia Chau (psicóloga y docente de la Pontificia Universidad Católica), quien es la coordinadora de la Sub Comisión de Salud Mental. Señala que “es un tema prioritario para el trabajo de Resucita Perú Ahora. Y que, a pesar de no existir un trabajo sostenido en salud mental, ello no ha sido impedimento para ingresar en este campo resolviendo necesidades urgentes”. En el área de comunicaciones han desarrollado videos para apoyar a los padres, docentes y otros cuidadores con una perspectiva del desarrollo. Chau considera que “todos los esfuerzos son valiosos pero insuficientes y es por ello que continuamos trabajando los temas de salud mental, sobre todo los relacionados al manejo de los afectos, el duelo, la comunicación entre los miembros del hogar, y la prevención de la violencia familiar, entre los más destacados. Existe una necesidad muy grande de escucha atenta por parte de las personas y en especial de los padres de familia y los maestros quienes son parte de los pilares de la formación de los niños y adolescentes. Requerimos que ellos construyan su bienestar y autocuidado para poder apoyar a los demás”. Entre las actividades que esperan concretar, se encuentran: lanzar un programa radial, hacer convenios con otras organizaciones, incluir a otras universidades, etc. Este apoyo en salud mental, así como otras actividades que viene impulsando Resucita Perú Ahora, van constituyéndose como signos de esperanza en una sociedad tan golpeada por el virus mortal.
Finalmente, Cardenal Barreto nos recuerda que esta iniciativa “es una experiencia que viene de Dios y busca el bien de las personas. Porque Dios está articulando y caminando junto a nosotros para romper esa falta de fraternidad que destruye a la sociedad. Solamente el amor y la solidaridad nos darán la clave para vencer esta pandemia”.
Por José Luis Franco – Instituto Bartolomé de Las Casas y Comisión de Comunicación de Resucita Perú Ahora (Lima)