Cuentan que cuando el papa Juan XXIII convocó, hace más de 60 años, el Concilio Vaticano II muchos no lo entendieron y unos pocos de esos muchos le preguntaron qué pretendía con eso. El considerado anciano se acercó a una ventana la abrió y dijo “dejemos que entre aire nuevo a la Iglesia”.
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Con espíritu práctico planteó dos consignas a modo de pregunta ¿qué tiene para decirle el mundo a la Iglesia? Y, ¿qué tiene la Iglesia para decirle al mundo?
Hace unos días se realizó una Asamblea de la Iglesia en América Latina y el Caribe. Es una ventana que no se vio demasiado en el muro de nuestras instituciones. Toda ventana aunque pequeña, echa luz y deja entrar aire.
Los desafíos
Esta Asamblea tuvo su fase de escucha, de discernimiento y finalmente desembocó en 12 desafíos pastorales sumamente precisos y evangélicos. Se los comparto:
- Reconocer y valorar el protagonismo de los jóvenes en la comunidad eclesial y en la sociedad como agentes de transformación.
- Acompañar a las víctimas de las injusticias sociales y eclesiales con procesos de reconocimiento y reparación.
- Impulsar la participación activa de las mujeres en los ministerios, las instancias de gobierno, de discernimiento y decisión eclesial.
- Promover y defender la dignidad de la vida y de la persona humana desde su concepción hasta la muerte natural.
- Incrementar la formación en la sinodalidad para erradicar el clericalismo.
- Promover la participación de los laicos en espacios de transformación cultural, político, social y eclesial.
- Escuchar el clamor de los pobres, excluidos y descartados.
- Reformar los itinerarios formativos de los seminarios incluyendo temáticas como ecología integral, pueblos originarios, inculturación e interculturalidad y pensamiento social de la Iglesia.
- Renovar, a la luz de la Palabra de Dios y el Vaticano II, nuestro concepto y experiencia de Iglesia Pueblo de Dios, en comunión con la riqueza de su ministerialidad, que evite el clericalismo y favorezca la conversión pastoral.
- Reafirmar y dar prioridad a una ecología integral en nuestras comunidades, a partir de los cuatro sueños de Querida Amazonía.
- Propiciar el encuentro personal con Jesucristo encarnado en la realidad del continente.
- Acompañar a los pueblos originarios y afrodescendientes en la defensa de la vida, la tierra y las culturas.
La acción que viene
Más que analizar los desafíos me quedo con las palabras. Todos comienzan con un verbo que indica (no invita) a la acción.
Me gustan además las palabras transformación, reparación, mujer, defender, erradicar, laico, clamor, revisar, conversión, ecología, realidad, cultura.
A todo lo que indiqué lo veo como luces que indican un estilo de vida coherente con la fe que profesamos.
Todo lo anterior y la participación de todo el Pueblo de Dios es aire nuevo que se coló por las ventanas de los muros de estructuras caducas que no ayudan a evangelizar.
No sé si será prudente lo que voy a decir, creo que debiéramos cerrar esas ventanas para ¡que no se vaya ese aire nuevo!