La de Madrid es una de las nunciaturas consideradas de primera clase y a ella han sido enviados desde hace siglos diplomáticos de alto rango y de la máxima confianza del Pontífice reinante. Esto se debe a dos razones. La primera, por su antigüedad. El primer nuncio del que hay constancia histórica es Francesc Desprats (Orihuela, 1454-Roma, 1504), nombrado por Sixto IV en 1492; oriundo de una familia emparentada con los Borja de Játiva (luego, Borgia), desempeñó esa función hasta 1503, año en que Alejandro VI le creó cardenal.
- ENTREVISTA: Renzo Fratini: “Nunca he querido meterme en política”
- EDITORIAL: El nuncio curtido que ha de venir
Desde entonces, han ostentado dicho cargo 109 prelados. Entre ellos se encuentran nombres de la más rancia aristocracia pontificia: Castiglione, Caetani, Pamphilj, Rospigliosi, Borromeo, Aldrovandi, Gonzaga, Pallavicini, Rampolla del Tindaro… Los últimos 12 de esta larga lista son Federico Tedeschini (1921-1936), Isidro Gomá (1936-1937, como encargado de negocios ante la Junta de Defensa Nacional), Ildebrando Antoniuti (1937-1938), Gaetano Cicognani (1938- 1953), Ildebrando Antoniutti (1953-1963), Antonio Riberi (1962-1967) Luigi Dadaglio (1967- 1980), Antonio Innocenti (1980-1986), Mario Tagliaferri (1985- 1995), Lajos Kada (1995-2000), Manuel Monteiro de Castro (2000- 2009) y Renzo Fratini (2009- 2019).
Como es fácil observar, la duración del mandato como representante de la Santa Sede ante los sucesivos gobiernos varía según las circunstancias. La permanencia más larga en las últimas décadas fue la del nuncio Dadaglio, trece años, en un período muy decisivo para la historia de la Iglesia y de la sociedad española. Siguiendo los impulsos de Pablo VI y con la imprescindible ayuda del cardenal Tarancón, el sabio y prudente diplomático piamontés transformó el perfil de la Conferencia Episcopal y sustituyó el Concordato de 1953 por los cinco acuerdos que actualmente siguen rigiendo las relaciones Iglesia-Estado.
No es un asunto fácil
La sustitución de Fratini no es un asunto fácil. Su dilatada gestión tampoco ofrece un balance excesivamente positivo por razones que aquí no vamos a analizar, aunque es cierto que pudo sentirse condicionado por la entonces cúpula de la CEE, que le “puenteó” en cuestiones muy decisivas, como los nombramientos episcopales. La situación ha cambiado con la llegada de Bergoglio, pero el relevo necesario no ha llegado a realizarse como hubiera sido deseable.
Los posibles candidatos no son pocos y sus nombres son barajados en la tercera Sección de la Secretaría de Estado, responsable de los nombramientos del personal diplomático al servicio de la Santa Sede. Obviamente, la última decisión la tomará el Santo Padre, que, como se sabe, está personalmente interesado en encontrar la persona más apta para el cargo.
En su vida profesional han pasado antes por la nunciatura de Madrid los siguientes nuncios actualmente en ejercicio: Musarò (Egipto y Liga de Estados Árabes), Rallo (Marruecos), Ariotti (Paraguay), Gangemi (Guinea y Mali), Speich (Ghana), Bianco (Etiopía), Green (Suecia, Dinamarca y Finlandia), Bonazzi (Canadá) y Chennoth (Chad). Naturalmente, no es condición indispensable que hayan ejercido antes funciones diplomáticas en Madrid para ocupar su nunciatura, aunque puede considerarse útil un conocimiento previo de nuestro pasado, tanto a nivel de Iglesia como de país, política y sociológicamente hablando.
Entre los que no han estado previamente en España se citan también estos nombres: Paolo Gualtieri, que se ocupó durante años de los asuntos españoles en la Sección para las Relaciones con los Estados en la Secretaría de Estado; Giorgio Lingua, actualmente nuncio en Cuba; Celestino Migliore, que, después de varios años como vicesecretario para las Relaciones con los Estados, ha sido Observador Permanente en la ONU y actualmente representa a la Santa Sede en la Federación Rusa; Giovanni d’Aniello, nuncio en Brasil; Nicola Girasoli, que está realizando una brillante gestión en Perú, donde recibió al Papa en enero de 2018 y gestionó con éxito la difícil sucesión del cardenal Cipriani en el arzobispado de Lima; o el jordano Ghaleb Moussa Abdalla Bader, quien fue nuncio en Pakistán y que, desde 2017, lleva a cabo idéntica misión en la República Dominicana.
(…)