Cuando el cardenal Ravasi leyó, el pasado 26 de septiembre de 2022, el anuncio del nombramiento de su sucesor, el cardenal José Tolentino Mendonça, pareció como si los números hubieran querido envolverlos en una danza caprichosa. El Consejo Pontificio de la Cultura, fundado por Juan Pablo II el 25 de mayo de 1982, se convierte, el 4 de junio de 2022, a 40 años de distancia casi exactos, en el Dicasterio para la Cultura y la Educación. Y el cardenal Ravasi, nombrado el 3 de septiembre de 2007, cede su puesto al cardenal Tolentino casi exactamente 15 años después, y a menos de un mes de cumplir los 80 años de que habla el Salmo, el próximo 18 de octubre, que marcarán simbólicamente su retiro completo de toda actividad de gobierno.
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Estos 15 años, casi exactos, de mandato del cardenal Ravasi han marcado una línea de continuidad con las orientaciones de su predecesor, el cardenal Poupard, bajo los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Al mismo tiempo, han abierto nuevos e insospechados horizontes de diálogo con la cultura de nuestro tiempo, en terrenos hasta ahora desconocidos. Repasamos algunos de los hitos más importantes de su largo mandato.
Por un lado, está el diálogo con el mundo de la ciencia y de las instituciones científicas, donde los símbolos tienen su peso y cuentan a veces más que las razones. El año 2009, bicentenario de Darwin y el 150º de la publicación de su obra más importante, fue la ocasión perfecta para reflexionar acerca de la relación siempre estimulante entre evolución biológica y doctrina de la creación.
En 2010 se celebraba el cuarto centenario de los descubrimientos astronómicos de Galileo, inicio de su fama y causa remota de su posterior desgracia en su desencuentro con el Santo Oficio. Estos acontecimientos vieron al Consejo, bajo la dirección del cardenal, implicados en primera persona a través de algunas de los más importantes congresos en el mundo en la materia, sin ánimo de polémica ni de confrontación, sino de mutua comprensión.
Un humanista
El cardenal Ravasi, biblista de formación, es conocido sobre todo como un gran humanista, amante de las artes y las letras. No sorprende que desde el inicio de su mandato manifestase el sueño de poder participar, con pabellón de la Santa Sede, en una de las grandes exposiciones de arte contemporáneo, tratando de recuperar un diálogo que en los últimos siglos se había perdido. Siguiendo la estela de Pablo VI, que acogió a los artistas en la Capilla Sixtina y, después de él, Benedicto XVI, cumplió finalmente este sueño en la Bienal de Venecia de 2013 y 2015, y en la Bienal de Arquitectura de 2018. El arte y la belleza no se limitan a los grandes monumentos del pasado y hoy presentan otras facetas.
Ravasi ha sido pionero también en el diálogo con el mundo de la moda. La exposición organizada en 2018 junto con la revista Vanity Fair en el Metropolitan de New York, Heavenly Bodies. Fashion and the Catholic Imagination, sigue siendo hasta la fecha la más visitada de la historia del museo.
Melómano y amigo personal de algunos de los grandes directores y compositores contemporáneos, el cardenal Ravasi ha comprendido la importancia de la música en la vida litúrgica, de su renovación y de su cultivo. A raíz del aniversario de Musicam sacram, promovió la serie de encuentros sobre música sacra que van ya por la quinta edición, y los concursos de música sacra contemporánea, interrumpidos solo por la epidemia de Covid, tratando de estimular la creación de nuevas composiciones.
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