Tribuna

‘Rema mar adentro’, el lema programático del nuevo arzobispo emeritense

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La situación real del mundo y de la Iglesia pasa por la dificultad, quizá como siempre, pero a nosotros nos toca vivirlo hoy y es aquí donde hemos de convertirnos para ser y testimoniar el evangelio de Jesús de Nazaret. Este ha sido el punto de partida del arzobispo de Mérida-Badajoz, fray José Rodríguez Carballo, en las eucaristías que ha celebrado en la catedral de Badajoz y en la concatedral de Mérida, junto a sacerdotes, religiosos y pueblo de Dios en general, la semana pasada, haciendo así sacramental el comienzo de su tarea ministerial como pastor de esta Iglesia.



En la celebración solemne de la catedral quiso escoger el texto lucano   de la pesca milagrosa (CFR. Lc 5,1-11) como clave de su inicio en el servicio episcopal diocesano. Entiende fray José que el texto da claves iluminadoras para lo que va a ser su quehacer y el de todos los agentes de pastoral que trabajan en esta Iglesia en esta nueva etapa. El marco general de sus intervenciones era una invitación a la conversión para vivir en la fe, entendida esta como obediencia y docilidad al Evangelio en la dificultad, incluso ante lo aparentemente imposible. Es el tiempo de la fe nos decía.

Dificultades actuales

Entre líneas y a la luz de la palabra evangélica podemos señalar lo que entiende este pastor que son dificultades actuales con las que hemos de contar tanto en la sociedad como en el seno de la Iglesia. La primera dificultad está en la dinámica cultural que organiza y dirige la vida de nuestras sociedades que no está centrada en valores trascendentes, que no tiene a la persona y la dignidad de la vida humana como centro, aunque también esté llena de riquezas y posibilidades. Este terreno se muestra pedregoso y la mar en tempestad para bregar y pescar en nombre del evangelio. La hora es difícil y los peligros para la Iglesia son claros y actuales:

  • Hemos de ponernos en guardia contra la tentación de sucumbir al desánimo y al desaliento.
  • Seamos conscientes de que una Iglesia que no atrae es porque está dormida, que no vive desde el evangelio ni quiere renunciar a ritos ni a costumbres, que perdió el primer impulso, la frescura de los orígenes.
  • No nos dejemos asfixiar por la realidad de que somos pocos, tal vez ancianos, y con achaques; de la realidad de desierto con la que nos encontramos en torno nuestro y con la convicción de que estamos solos y de que nuestra palabra cae en terreno pedregoso, entre abrojos o a la vera del camino (cf. Lc 8, 4ss).

Querer sembrar

Avisa el pastor que, aunque la situación sea dura, aunque todo esto puede que en parte sea verdad, como verdad es que los tiempos en que vivimos no son los más propicios para la pesca, nosotros hemos de leer creyentemente el momento para responder desde la fe. La verdadera respuesta, ante lo que pueda ser noche oscura, sentimientos de soledad, sensación de fracaso o frustración, no ha de ser acunar el cansancio y permanecer en él, sin querer sembrar porque no se puede esperar.

  • “No acunemos el cansancio. Es tiempo para caminar, decía Santa Teresa. No seamos profetas de desventuras diciendo: esto se acaba, pues “quedo yo solo”, como decía el profeta Eliseo. No sucumbamos a la fatiga del corazón o cuando llegue la “noche de la fe”, usando una expresión de san Juan de la Cruz. No acunemos la frustración: “Toda la noche bregando y no hemos pescado nada”. No digamos como los discípulos en relación con el pueblo de Samaría, bien conocido por su idolatría: no es tiempo para sembrar ni para recoger, de este pueblo no se puede esperar nada.”
El arzobispo de Mérida-Badajoz, José Rodríguez Carballo, en una parroquia

El arzobispo de Mérida-Badajoz, José Rodríguez Carballo, en una parroquia

Entiende el arzobispo que ante la realidad que vivimos, ahora es el tiempo de la fe, cuando Jesús como a Pedro y a sus compañeros, nos invita a ser pescadores de hombres, a vivir testimoniando el evangelio con la vida y si es necesario con el dolor y la entrega sacrificada. Remar mar adentro y echar las redes ha de ser la actitud propia del Pastor, así como de todo el pueblo de Dios. Hemos de hacerlo obedeciendo a su Palabra, sabiendo que este es el único motivo para esperar lo imposible que se nos ha prometido.

Comunión en la misión

Monseñor Carballo, desde la cuna del cristianismo junto a santa Eulalia, en el marco de la concatedral, invitaba a adentrarnos todos juntos en verdadera comunión en la misión, en esta etapa pastoral que da continuidad a nuestra historia de fe y de vida eclesial.  Nos decía que hemos de hacerlo a la luz de Cristo y del sentido martirial de la fe como clave de testimonio proponía la propio de la misión hoy de nuestra Iglesia: “Nuestra misión exige parresia, audacia, empuje evangelizador que deje una marca en este tiempo y en esta sociedad. En este momento, el Señor nos llama a crear espacios motivadores y sanadores; lugares donde regenerar nuestra fe en Jesús; lugares donde compartir las preguntas existenciales y las preocupaciones cotidianas de los hombres y mujeres de nuestro tiempo; lugares donde discernir en profundidad y con criterios evangélicos nuestro actuar, con la finalidad de orientar al bien común las propias elecciones individuales y sociales.

Una vez más, en sus alocuciones, el pastor invitaba a centrarnos en la Palabra de Dios, en la persona de Jesucristo, sólo en él podremos avanza y sentir la fuerza del espíritu que nos empuja y nos dice: “No tengáis miedo” (Mc 6, 50). “Yo estoy con vosotros todos los días” (Mt 28, 20). Es el momento de la fe.  Ahora toca remar mar adentro y echar las redes, sembrar y regar, confiando en la palabra del que prometa una pesca milagrosa y una cosecha abundante, no por nuestras fuerzas sino por nuestra fe sincera y coherente. Nos toca ser profetas de esperanza, aunque parezca que la hora no sea la más oportuna.

Plantemos juntos

En el horizonte del quehacer, el pastor diocesano, como a Jesús, le preocupa la unidad y ora por ella. Sólo en la comunión y en la sinodalidad se hacer verdadera la misión: “sembremos juntos, plantemos juntos, reguemos juntos, caminemos juntos, soñemos juntos, dejemos a un lado los protagonismos y los individualismos. Contad conmigo, como yo cuento con vosotros”.

El arzobispo de Mérida-Badajoz, José Rodríguez Carballo, con la presidenta de Extremadura, María Guardiola

El arzobispo de Mérida-Badajoz, José Rodríguez Carballo, con la presidenta de Extremadura, María Guardiola

Fiel al planteamiento evangélico del mar adentro, de las redes y de la misión compartida, en comunión con el espíritu sinodal que la Iglesia propone, el planteamiento pastoral de Jose Rodríguez, según anunció en Mérida, va a comenzar con la convocatoria en septiembre de cinco asambleas: jóvenes, laicos adultos, religiosos, sacerdotes y una general de agentes de pastoral. Un nuevo modo de comenzar y hacer Iglesia diocesana buscando el espíritu de lo nuevo y lo fecundo en la misión de evangelizar y llevar vida a todos los lugares.