En el mundo caritativo y social a veces estamos tan urgidos por las necesidades inmediatas, que corremos el riesgo de perder el horizonte y el sentido de la ayuda que prestamos. La acción caritativa no se puede realizar con luces cortas que solo nos dejan ver lo inmediato; son necesarias las largas que nos permiten ampliar la perspectiva y navegar con rumbo.
En Cáritas, estas luces vienen de la Doctrina Social de la Iglesia. Y aquí quiero recordar algunas de ellas que constituyen las coordenadas del rumbo en el que nos movemos:
1. Caridad de ojos abiertos y fantasía creadora
La realidad social es dinámica. Esto nos plantea el reto de abrir los ojos a las nuevas pobrezas y los oídos a los nuevos clamores de los pobres, como dicen nuestros obispos en ‘Iglesia, servidora de los pobres’. Hemos vivido los últimos años centrados en la crisis. Las cosas han cambiado. El papa Francisco afirma que “es el momento de dar paso a la fantasía de la misericordia” y de lanzarnos al encuentro de los que no tienen vivienda ni trabajo dignos, de los refugiados y de los desechados por esta sociedad más centrada en el crecimiento que en reconocer a Dios y defender los derechos.
2. Caridad en clave de comunidad y defensa de derechos
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3. Caridad transformadora
Podríamos aportar muchas referencias al magisterio de la Iglesia sobre la dimensión transformadora de la caridad. Nuestros obispos dicen: “La Iglesia nos llama al compromiso social. Un compromiso que sea transformador de las personas y de las causas de las pobrezas, que denuncie la injusticia, que alivie el sufrimiento y el dolor y sea capaz también de ofrecer propuestas concretas que ayuden a poner en práctica el mensaje transformador del Evangelio y asumir las implicaciones políticas de la fe y de la caridad”.
4. Caridad al servicio del desarrollo humano integral
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5. Caridad al servicio de una economía solidaria e inclusiva
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